Los Borgia de Jodorowsky y Manara: El guion que en otro tiempo debió escribir Nicolás Maquiavelo – Parte 3 de 4

La siguiente entrega de la novela gráfica de “Los Borgia” comienza un domingo de pascua de 1494, en donde para celebrar la resurrección de Jesucristo el Papa Alejandro VI organizó una fiesta de disfraces con muchos elementos de carnaval. Prohibido hablar y quitarse la máscara, único medio de comunicación son las caricias.
De nuevo la composición de estas viñetas el ya conocido estilo de Manara. Lo que sí es obligatorio es beber un ponche donde se mezcla un elixir afrodisiaco con alcohol que incluso contiene cuerno de rinoceronte. Entre la multitud un hombre con una máscara de rey encuentra a una joven con antifaz de reina, la atracción es inmediata, la lleva a un altar dentro de una capilla en donde luego de derribar una vela e imagen de virgen, él desnuda a la mujer y comienza a penetrarla hasta que inevitablemente se reconocen como padre e hija, Rodrigo y Lucrecia. Ella le confiesa que nunca había sentido un placer tan grande. Ante la negativa del Pontífice de seguir con ese incesto, ella le recomienda tomar a su prima Julia por amante, en una viñeta de primer plano Lucrecia aparece totalmente con el rostro de “Miel”, uno de los personajes más icónicos del dibujante. En las siguientes secuencias hay una caravana rumbo a San Sixto. Al llegar hay una negativa de dejar entrar incluso al Papa, pues para que entre un hombre se debe pedir una petición con un año de anticipación como lo hizo Maquiavelo, pero eso no es problema para un Borgia al instante sus soldados toman la estatua de la virgen de a un lado y lo utilizan como ariete. Al entrar las monjas sostienen sus cruces y revelan que Julia está en el cuarto de meditación o mejor dicho, de tortura y de hecho la encontraron atada y sentada sobre un mueble de dos aguas, el Pontífice le comenta a Micheletto que es arduamente bella, al descubrir sus azotes a causa de los castigos de la Madre Superiora el fiel guardaespaldas Borgia le corta la mano y la lleva a tirar a las letrinas, se le entrega un látigo a Julia y comienza a flagelar a las monjas que tantas veces la torturaron, de regreso la joven bebe un elixir afrodisiaco que exige caricias y penetración, el Pontífice le hace el amor, de hecho es su hija la que acomoda el miembro de su padre en la vagina de su prima, él comenta que invalidará su matrimonio con el tuerto Orso y que ella será suya para siempre. Por lo que en las siguientes secuencias Nicolás Maquiavelo camina junto con el tuerto por el interior del Vaticano con la ilusión de que el Papa lo quiere como a un hijo por ser su ahijado y que esa noche de seguro lo casará con Julia, al entrar le ruega que le dé los dos ojos con un milagro, pues está traumado con su evidente maldad. Así que tomando la gran cruz que le colgaba del cuello se la clavó en el ojo bueno, fue por su ceguera que ya no era digno y por lo tanto el matrimonio quedó anulado, llamó a los guardias y pidió que lo encerraran en su castillo de Monticelli hasta su muerte. De ahí aparece de nuevo el monje Savonarolla frente al Palazzo Vecchio en Florencia, alimentando la hoguera de las vanidades y poniendo a todos en contra de los Borgia, quemando cuadros delante de su autor Botticelli, que presentó su obra antes de ser destruida, en específico a tres ninfas tratando de despertar a Eros, el pintor estaba ya de parte del monje sintiéndose redimido. Volviendo al Vaticano en donde Rovere ya conspira en contra de los Borgia, justo en el momento en que César es ordenado Cardenal por su padre. Desde ese momento ya se hablaba de los fraudes del rostro de Jesús en el velo de Verónica y la lanza que penetró su costado, de hecho, Alejandro VI asesinó al orfebre. Desde un inicio secuencial ya se quejaban de las moscas y la pestilencia; pero todos se alborotaron cuando comenzaron a vomitar en serie interpretándose como la peste. El Papa y su familia escaparon por un pasadizo secreto mientras todos se atacaban entre sí, Rovere escapó en una diligencia clamando que su rival debía ser destronado y se marchó a pedir ayuda al rey de Francia. Mientras tanto, los Borgia eran guiados por Rodrigo diciéndole que no dejaran de taparse la boca y las narices pues el aire está envenenado, sólo faltaban Juan, casado con la prima de Fernando de Aragón Rey de España y Jofre, con la hija de Fernando I en Nápoles. Luego de proteger a Vanozza y decirle a Julia que lo acompañaría en sus peregrinaciones, César también ira a Nápoles y sale a relucir que Lucrecia está encinta de dos meses, ya sea por su hermano o por su padre. Sin embargo, se le atribuirá a su maricón esposo, de ahí se separan con la promesa de volver a reunirse cuando cese la peste.

El siguiente plano general tiene un fondo que no difiere de algún posible cómic de espada y brujería, salvo por la diligencia que conducen Pentasilea y Catarinella, su ama les pide que esperen en lo que ella sube a lo que bien puede ser cabaña de una bruja y de hecho, lo es. Lucrecia le pide abortar y envenenar a un sapo, el interior es muy propio de una bruja celta, con clichés como el búho y los murciélagos disecados junto con recipientes propios de la Alquimia que irónicamente evolucionaron para utilizarse en la Química actual. Aunque tampoco es tan ajeno al mundo de la brujería que Jodorowsky analizó en el Mercado de Sonora de la Ciudad de México. Siempre fue un asiduo lector de “Hermelinda Linda” y la fealdad de dicha bruja no difiere mucho de la que aquí aparece, le pide a Lucrecia mascar unas bayas y orinar en una cacerola. La preparación del veneno, aunque verosímil tiene muchas referencias de las ridículas tareas de sanación de la psicomagia, método terapéutico creado por el guionista y una vez que tiene el veneno no le pesa ir a Pesaro.

Tres meses después cuando cesa la peste, Alejandro VI regresa a Roma y es interrumpido por un ultimátum de Duarte, el rey de Francia se prepara para invadir Roma, Dellarovere le ha prometido la bendición divina si despoja de la tiara al Borgia. Para convencer al monarca le fue enviado un astrólogo que le hizo creer quien es el verdadero pontífice, por lo que pide averiguar en donde vive ese mencionado vidente. Las secuencias ahora se trasladan a las cercanías de Paris, en el bosque de Vincennes, Micheletto se acerca y hay perros guardianes a los que les arroja un enorme trozo de carne para que luchen por ella y matarlos con dardos de cerbatana. Sigilosamente se acerca a la mesa de los guardias que jugaban a las cartas y los fue matando uno a uno, llegó a la ventana en donde el mencionado cosmólogo tenía relaciones con una prostituta, hizo un hoyo en el vidrio con el diamante de su anillo y mientras le hacía sexo oral a la mujer, él la decapitó y amenaza con su daga para llamar a Duarte con un silbato. Le ofrecen cincuenta mil ducados y su vida a cambio de que rebele al rey de Francia que Alejandro VI es el elegido de Dios, no destruir Roma y expulsar de Francia a Julien Della Rovere, el astrólogo aceptó las dos primeras peticiones, pero pidió otros diez mil por pedir que expulsaran al mencionado cardenal de las Galias, hasta que Micheletto amenazó con castrarlo y finalmente accedió, ya que el letal guardaespaldas juró vigilarlo constantemente. Un mes después en Marsella en un cuadro general de un muelle con las típicas gaviotas que Manara heredó de su maestro Hugo Pratt, el cardenal Della Rovere es obligado a subir en una barca pesquera para regresar a Italia, pues el rey se dio cuenta por medio de los astros que le puede traer mala suerte, en el interior del barco dicho clérigo ni siguiera podía tener sus relaciones homosexuales con tranquilidad. Mientras tanto, el deforme rey de Francia atraviesa las montañas para conquistar el reino de Nápoles era guiado por el Cosmólogo Maese Agrippa. Ante el avance Alejandro VI concluye que creará un ejército de putas y lo hace, en el campo de Fiori logrando retrasar a los soldados. Sin embargo, el jorobado monarca logra llegar a Roma en donde Rodrigo, César y Duarte lo esperaban. Finalmente reconoce a Alejandro VI como el verdadero Papa y éste concede tres favores; al principio todo iba bien y le presentó al observador de los astros que lo convenció de ponerse de su lado; pero finalmente le pidió tres mil ducados por el rescate de Julia. La muestra encerrada en una jaula y el pontífice accede a pagar, pero Carlos VIII pide a otro rehén para protegerse de cualquier traición y se le pide a César que entré en la jaula, está dispuesto a inmolarse antes de eso, finalmente accedió a seguir al rey teniendo los privilegios de un Borgia, al ver su coraje el enano lo invitó a entrenarlo, eso después de recibir su dinero. Al día siguiente el rey mostraba a César como sometía a un pueblo con disparos de arcabuz y éste se declaro como su alumno, esa noche se detuvieron en una posada para descansar y el joven Borgia se retiró temprano. Por lo que su nuevo maestro lo buscó en su tienda y descubrió que había huido disfrazado con la ropa de su mozo de cuadra al abrir los cofres descubrieron que no había oro sino piedras, por lo que el deforme Carlos VIII terminó este capítulo maldiciendo a la familia Borgia.

(Continuar’a)

Gerardo Martínez Acevedo

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