Las Raíces de Amaranto

Imagina que llegamos al futuro cercano, uno que nos atrevimos a soñar hoy.

A medio camino entre una cordillera montañosa y el mar, en medio de la planicie se levanta una ciudad, cuyo color predominante la hace fundirse con el resto de la vegetación del ecosistema que se extiende alrededor de ella y hasta el horizonte.

Ríos limpios y rebosantes de vida, entran, la dividen, y salen de ella sin verse alterados. Las calles no son planchas grises de concreto, sino caminos de césped verde, y las colonias tienen diferentes arquitecturas: en algunas zonas son edificios de varios pisos, de formas orgánicas y curvas, en cuyas fachadas coexisten jardines colgantes de arbustos y amplios ventanales que recolectan energía solar; en otros sectores son conglomerados de casa habitación con paneles solares en el techo y turbinas eólicas aquí y allá, inspirados por Vicent CallebautStefano Boeri, Javier Senosiain y Anton Gaudí. No encontrarás cables eléctricos montados sobre postes, pero si grandes extensiones de parques, porque esta urbe más que una ciudad, es casi una forma de vida artificial: las redes inalámbricas de corriente eléctrica y transmisión de datos son su sistema nervioso, comunicando las viviendas con los huertos e invernaderos municipales, con los centros de investigación en las universidades, con las plantas tratadoras de aguas residuales, los talleres automatizados, los reactores biológicos de proteína animal y las rutas de drones aéreos, de transporte público. Así, Amaranto es una ciudad autosustentada, que recicla su agua, sus desechos, que genera su propia energía no en una central, sino en la suma de cada celda de poder que abastece a cada vivienda y edificio, fundada en la búsqueda contínua de la homeostasis.

¿Pero de que serviría su magnífica arquitectura e ingeniería sin sus habitantes? En Amaranto coexisten seres humanos, androides, robots y animales endémicos: en sus innumerables árboles, puedes escuchar a las aves de la región, en sus canales y arroyos nadan peces y anfibios que antes estaban extintos, y si bien Amaranto no se ha expandido invadiendo el hábitat de osos y coyotes, estos pueden acercarse a los huertos atraídos por la fruta madura o los peces. La protección de los habitantes es solo una más de las muchas tareas rutinarias que ejecutan los robots: los robots dan mantenimiento a todas las instalaciones, cosechan el alimento, fabrican los bienes, los transportan, protegen los bosques. Sin inteligencia avanzada, cumplen con sus objetivos como insectos electrónicos. Los androides y ginoides, a simple vista parecen humanos, pero no lo son: sus funciones obedecen a tareas más complejas, principalmente sirviendo a las personas en actividades que requieren capacidades de decisión. Los androides y ginoides son asistentes personales, cocineros, paramédicos o desarrollan cualquier actividad humana que les pueda ser programada; y sin embargo, no son esclavos: eligen libremente con quien trabajar, y aunque no necesitan descansar, tienen espacios de tiempo para si mismos, en los que comparten información a fin de continuar desarrollando su inteligencia artificial de manera dinámica. Finalmente, los seres humanos – libres del trabajo físico repetitivo o agotador – pueden al fin dedicarse enteramente al trabajo intelectual: la ciencia, las artes, la innovación tecnológica, la investigación, la experimentación y el entendimiento del universo exterior e interior. De este modo, y gracias a la genética, hay personas que eligen incluir mutaciones en sus cuerpos para asimilar los cloroplastos que comen, con lo que pueden obtener parte de su energía de la luz solar. Estas personas se hacen llamar Autots, y son parte de las muchas tribus urbanas que conforman el mosaico multicultural que coexiste de forma civilizada en Amaranto.

Porque Amaranto es una ciudad-estado: no hay jerarquía vertical sino horizontal, y la ciudad es responsabilidad de todos, un ecosistema artificial que requiere de cada una de sus partes para mantener la homeostasis, para educar a los futuros ciudadanos, para garantizar el desarrollo justo de sus miembros. En Amaranto a nadie le falta y a nadie le sobra: con sus necesidades cubiertas, las personas pueden coexistir en paz, sin necesidad de competir entre ellos, cooperando por el bien común.

Y sin embargo, al caer la tarde en esta aparente utopía, el visitante puede preguntarse si es posible que exista un futuro así. Y la respuesta, está en la naturaleza misma, en el aceptar que así como cambian las estaciones, cambia la dinámica social de la humanidad: Los inviernos gélidos y las sequías producto del actual cambio climático, pueden comprometer al ecosistema, las redes de telecomunicaciones aún pueden ser afectadas por pulsos electromagnéticos, los robots pueden ser hackeados, los androides desobedecer sus directrices por razones desconocidas, pueden aparecer microbios resistentes a todos los antibióticos, y las personas, aún pueden desarrollar miedos, volverse ociosos y vacíos, intentar regresar a viejas ideas o prejuicios, enfermar física y mentalmente; pero sobre todo, al no existir un “Gran Hermano” que vigile sus pasos y pensamientos, puede cometer graves errores o hasta crímenes, que deben enmendarse y prevenirse.

Amaranto sabe que el cambio es la única constante, y ante crisis impredecibles, también sabe que enfrentará el futuro no con miedo, sino con valor, ya que fue así como logró existir.

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La finalidad de esta descripción, es presentar el ambiente en el que un universo de cómic solarpunk de código abierto puede existir, de modo que cualquier escritor, ilustrador o equipo, puedan contar historias basadas en él, sin olvidar que la principal diferencia entre el Solarpunk y el Biopunk es que en el primero permea el optimismo respecto a la posibilidad de un futuro próspero y justo, y en el segundo un cínico pesimismo que se limita a sobrevivir en un entorno distópico que solo es una versión peor del presente.

Para más referencias a la estética, ideas y fundamentos de este sub género de la ciencia ficción, haz click en los hipervínculos del texto, y si tienes alguna historia en mente y quieres participar, contáctanos al correo elojodeuk@hotmail.com

 

 

Abraham Martínez Azuara «Cuervoscuro»