Versus – «La historia interminable» de Wolfgang Petersen

Con los pretextos de que: es el mes del niño, que Uk publica fantasía, que acaba de pasar el día internacional del libro y que ya traía ganas de reseñar esta película, en el versus de abril va la pelí de Wolfgang Petersen basada en el libro de Michael Enden, reseñado por Paloma Santaella en esta misma sección.

Como siempre debemos de partir en nuestros versus: aclarando que son dos productos diferentes dado que nacen para medios diferentes, hay que obviar esas diferencias y concentrarnos en la obra, en este caso la película, como un ente total e independiente. Así que no se aceptan reclamos como en las películas de superhéroes y sus respectivos cómics.

Era 1984 cuando siendo adolescente apenas le agarraba el gusto a las muestras de cine que nacían en este rancho grande. No tengo idea de cómo fui a dar al extinto cinema del Valle, en el centrito de San Pedro ya que eran tierras ignotas para mí, di solito a ese cine a ver esa película. Me llamó la atención el poster que era lo único que tenía como antecedente de esa obra. Desconocía que se basara en un libro. Muy cinéfilo pero pobre lector.

Quedé maravillado, es todo lo que te puedo adelantar.

Ya era fanático de los efectos especiales, escuchaba a Limahl interpretar el tema de la pelí y esa música y esas imágenes me metieron a la historia.

Como película tiene aciertos grandes aunque al Enden no le hubiera gustado el resultado. Por partes.

Es un homenaje a los lectores. El protagonista «real» es un niño que devora libros pero que tiene un padre que le exige que deje de soñar y se enfrente a su realidad. Una realidad cruda y cruel. Acaba de quedar huérfano, sufre bulling en la escuela y tiene un padre ausente.
Lo sé, aquí la lectura sirve como escape a esa realidad y más de un lector por ello lee.

Seguimos a Bastián mientras escapa de sus compañeritos abusadores escondiéndose, claro, en una librería. Aquí él demuestra que ha leído mencionando novelas clásicas al dueño del negocio que lo tomó como un niñito típico que se envuelve en las maquinitas que hacen bipbipbip, sí, sí, búrlate, mileniali, sólo había nacido Atari y sus poquitos bits. Y, lo mejor de lo mejor, si eres lector te identificarás de inmediato con el protagonista: Le dicen que un libro no lo puede leer y eso espolea su curiosidad por leerlo. Entonces vemos al Aurín en la portada y escuchamos esos misteriosos acordes que nos anuncian un buen viaje. Y bueno, quien esté libre de pecado que arroje el primer libro, Bastián se roba la obra prohibida. Esos son lectores y no pedazos. Sí me identifico.

Llegamos a la escuela y seguimos con la perra realidad: Un examen de matemáticas que no quiere hacer. Y no lo hace por lo que decide esconderse en el ático a leer su tesoro.

Otro homenaje: A las historias de acción, aventuras y fantasía. Bastián ya mencionó algunas de ellas, ahora disfruta una más. Inicia la lectura y nos vamos adentrando al mundo de Fantasía, así con mayúscula. Conocemos infinidad de personajes (El comerrocas, el duende nocturno, el caracol veloz, la emperatriz, Atreyu, Ártarx, Morlac, Gomorc), infinidad de lugares (el pantano de la tristeza, las montañas muertas, la torre de marfil) y conocemos de qué va la historia: La Nada amenaza la existencia de Fantasía y la salud de la emperatriz. Se requiere de un héroe, Atreyu, para que salve al mundo. Es fácil que los niños se identifiquen con el personaje ya que es un niño menospreciado por los adultos simplemente por ser eso: un niño. Emprendemos el viaje portando el Auryn.

Ahora una palabra elegante: Metaficción. La película juega a eso. Es un trastoque entre las fronteras de la ficción y la realidad. Iniciando con el ya mencionando Auryn, este es invocado en la historia y está presente en el libro que está leyendo Bastián. Ese es sólo un indicio. Conforme transcurre la trama la metaficción se va haciendo mágicamente parte de la historia e incidentalmente es un requisito para el desarrollo de la misma. Muy fregón el recurso. Saludos, Calvino.

Aunque la película juega con metáforas y hace guiños a situaciones reales, a la distancia y vista con ojos de adulto en este nuevo siglo, la historia me parece una alusión, esto sólo es idea mía, al cambio climático y cómo amenaza con destruir este hermoso mundo, y como la historia necesita de héroes para detener la destrucción. Moraleja no pagada.

La película es dura, casi podría decir que cruel. Hay una escena en la que Atreyu sufre una gran pérdida, justamente en el pantano de la tristeza, metáforas por todos lados, y todo es desolación y sufrimiento. Incluso vemos el llanto del lectorcito que no puede abstraerse de compartir lo leído (¿vivido?) junto a sus personajes. Y te apuesto que más de un espectador de la película lo sufrió igual. Snif, snif. Claro, no todo puede ser llanto, también existen los golpes (y dragones) de la suerte. Conocido en la pelí como Falcor, este es uno de los personajes más inolvidables de la historia del cine y hace que la historia avance. ¿Quién no soñó con volar en su lomo?

Seguimos el viaje del héroe que se topa con más personajes, retos y dificultades. La lectura avanza y el tiempo también. Bastián tan absorto en su lectura se da cuenta que la campana del colegio ha anunciado la salida. Toma una decisión un tanto extraña: decide continuar la lectura en la escuela vacía. Aquí empieza, para este tu reseñador, la crueldad del film.

Las aventuras siguen a Atreyu, sortea a los oráculos, sabe de qué se trata y a dónde debe ir, para finalmente enfrentarse a su enemigo. La Nada está barriendo el mundo de Fantasía. Una vez más vemos cosas tristes en la pantalla, el gigantesco Comerrocas llora porque no puedo salvar a sus amiguitos. Una genial recreación pictórica en unas ruinas, le cuentan a Atreyu su historia que él ya vivió. Y lo coloca en el presente que está por enfrentar. Su némesis lo enfrenta pero Gomorc falla, Atreyu nuevamente corre con suerte y vuela con su dragón. El clímax de la película es justo ese forzosamente necesario cruce de realidades. El héroe no es el cazador de búfalos, es el lectorcito que no se cree la importancia que tiene en ese mundo. Los lectores cómplices diría Cortázar.

Finalmente Fantasía sobrevive en un grano de arena en la mano de la emperatriz. Hay que hacerlo crecer y la receta es que Bastián pida deseos para agrandarlo cada vez más. Una vez más, la metaficción cruza en sentido inverso: Ahora el mundo del protagonista es invadido por un ser de Fantasía. ¿Su siguiente deseo? Darles su merecido a sus amiguitos bullings. Y la historia sin fin nos mintió porque, justo aquí, la historia llega a su fin.

Tan tan.

Addendum: El siguiente párrafo es una lectura perversamente personal de la película vista ahora con ojos de adulto (perverso).
Si no te gusta que te revienten burbujas y que te echen a perder las obras de tu infancia, no la leas. (Aprendo rápido).

Allá arriba escribí que la obra es muy cruel. Lo sostengo.
Bastián es un niño abandonado. Él se pasa la noche fuera de casa, ok, tú también, pero el tiene diez u once años, no inventes, decía, se pasa la noche fuera de casa y no hay padre que lo busque. Incluso amanece y sigue sin haber señales de alarma por parte del padre. Inclusive ni por parte de la escuela se ve alarma ya que el día anterior faltó a clases. Sin llorar.

¿Otro punto cruel? Con gusto. Aunque la literatura le sirve a Bastián como escapismo, parte de su fantasía es una palabra muy fea: Venganza. Una vez que el dragón le pregunta «¿Cuál es tu siguiente deseo?» Lo vemos corretear a sus amiguitos los gandallas hasta hacerles lo mismo que le hicieron a él. Venganza pura.

¿Más? Si continuamos con las metáforas, la literatura para Bastián es como una droga, es su escape. Una vez drogado quiere venganza. Va a la escuela y… podríamos entonces ir a ver una película del bueno de Gus Van Sant.

Feliz día del niño.

Pop.

Samuel Carvajal

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