Sobre el puente la muchacha

Sobre el puente la muchacha
suele ser frágil
y escribir esas marcas que no desfiguran a nadie
los versos que le dicta la ciudad.

Solo con alzar la voz
aflora como bestia silvestre tierna
como bella bestia humana que sabe andar…

Así muestra la bruma de los ojos
cuando a través de las luces que le abren la carne
rompe el mito
y ese extraño cielo que se teje con palabras
se hace del iris fecundo de las flores…

Entonces arde la hojarasca
y se muere la tarde.

La demasiada luz que la alcanza
no deja de contagiar el aire
para ser grito armónico
que alegra todo suavemente.

Y ella mirando los autos que pasan
(en esa soledad)
se va haciendo suspiro
llega a todas partes…

Como quién se sabe a unos metros del mar
cuestiona las olas
y besa las sombras que habitan en el agua
esos pequeños destierros que se hacen…

Quizás el tiempo no la escucha
o quiere besar el rostro que ha de ser frágil.

Ella lo sabe
con esa forma tierna de escaparse
advierte como suelen ser las luces
y mira lentamente como la noche acaricia la ciudad
y el puente
y ella
y el tiempo
hablan en un idioma distinto hablan
que es extraño cerrar los ojos
y escuchar las siluetas
y disolverse en el agua que arrastra la simiente.

¿Quién sabe cómo y por qué suele ser algo frágil?
si aún la noche no ha besado su rostro
y sus pasos se escuchan
y los epitafios
y los pequeños destierros
se anuncian violentamente se anuncian.

En algún sitio le pesan los recuerdos
y el puente engaña a todos los que pasan.

Solo para frotar la luz ella sigue siendo frágil …

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Yans González García

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