Cuando la piel boga y va indecisa
al mar de caricias de las manos,
la espuma sale del mar, sin prisa,
condensa de suspiros los vientos lejanos.
Va el cuerpo come barco e invita
la fuerza de tus labios como brama,
hace ventosa fiesta en la cama,
despierta entre orgasmos y se agita.
Los deseos surgidos, son casi una amalgama
de lenguas anudadas como trepadoras,
de una vez sola, donan linfa con arrebato.
El cuerpo sobre el cuerpo se siente beato.
Cascadas de fuegos bañan las auroras,
el amor inflamado de caricias incita la llama.
Yuli Cruz Lezcano