¿Solarpunk Mexicano?

La literatura mexicana de la última década del siglo XX estuvo marcada por un estilo muy específico en su narrativa: “La Perversión Sexual”. Fue curioso como en los talleres de finales de los noventas, la única obsesión era narrar un acto sexual ya sea entre hombre y mujer, de temática gay, pederastia, transexualidad o violación. El único género que muy débilmente sobrevivía era el histórico, por lo que hablar de Ciencia Ficción era degradado a un público infantil, con todo y que en esas fechas, un antecedente notable fue la publicación de “Xanto, Novelucha Libre”, una de las primeras versiones de Ciencia Ficción contemporánea a cargo del poblano José Luis Zárate, de esta novela se ha dicho que fue una innovación al no narrar sólo un acto de penetración y utilizar un género que había sido casi olvidado. Al respecto y dentro de la historieta mexicana, “Los Supersabios” se considera ya una obra de dicho género en toda la extensión de la palabra, para muchos se trata de la mejor obra de narrativa gráfica mexicana y recientemente se ha recuperado en una edición integra a cargo de Luis Gantus, siendo aún más antigua que “La Familia Burrón”. Sobra decir que otro antecedente fue la revista “Karmatrón”, única publicación independiente mexicana en sostenerse comercialmente en el mercado durante los años ochenta, logrando editar más de 200 ejemplares. Mucho se ha dicho de Oscar González Loyo su creador, sin entrar en las tremendas críticas y comentarios que se le atribuyen, basta mencionarlo como una referencia irrevocable.

Ahí queda en evidencia ciertos aspectos de la ignorancia del mexicano, haber generalizado que géneros que irónicamente ahora están en boga como la mencionada Ciencia Ficción o la Fantasía están destinados sólo a un público infantil o juvenil, ¡Tremenda falacia! Casi tan tremenda como la de también afirmar que la historieta es exclusiva para dicho público, analizando su historia es definitivo que afirmar eso es una notable muestra de la tremenda ignorancia y la mediocridad del mexicano. Sobre todo en la maduración que tuvo a una temática adulta con las reformas que dicho arte experimentó en los años sesentas y setentas en Europa y Estados Unidos. Curiosamente, dicho período estuvo bastante ligado precisamente a la fantasía y a la Ciencia Ficción, estando también plagada de erotismo, con un fuerte lazo entre ambas. Ya mucho se ha hablado de los italianos Milo Manara y Guido Crepax, pero al respecto también es de mención cronológica posterior el español Alfonso Azpiri y su personaje “Lorna”, una rubia que viaja por el espacio y tiene relaciones sexuales con todo humano, mutante, alienígena, cyborg o incluso robot equipado con genitales y una programación erótica. Así como el clásico personaje francés de “Barbarella” creación de Jean Claude Forrest, que sí perteneció a las reformas de los años setentas. Estas ediciones tuvieron mucha presencia y alcanzaron una ardua madurez en la revista francesa “Metal Hurbant”, que posteriormente tuvo su representación norteamericana en “Heavy Metal”, edición en la que muchos de los autores que se reseñaran también han publicado. Y al respecto, en la actualidad la literatura mexicana vive una serie de cambios muy inesperados al estar repleta de temáticas policíacas, históricas, de Ciencia Ficción y fantasía, cuyos consumidores en un 90% son adultos y su enfoque es propio de una temática no apta para adolescentes ni niños, dejando muy atrás la decadencia que tuvo con la “Perversión Sexual”.

Actualmente muchos de los escritores actuales están muy relacionadas con la narrativa gráfica, un caso muy particular es el de Bernardo Fernandez “Bef”, famoso por sus antologías narrativas tanto en prosa como gráficas, invitando a diversos autores que le han otorgado un sitio muy especial tanto a nuestras letras como a nuestras viñetas. De igual forma y con el boom de la novela gráfica, que se consigue ya no en puestos de revistas; sino en librerías, se vive una nueva valoración de dicho género con un estilo propio, luego de una notable influencia del “Súper Héroe Americano” y el “Manga”, por lo que en conclusión, el país vive una etapa crucial para su trascendencia en esta representación artística tan ligada a la Literatura como tal.

Y entre todos los referentes que se han mencionado, fue curioso el caso provinciano de la ciudad de Tampico, Tamaulipas, donde surgió una editorial independiente que se denomina “Ruptura Cómics”. De ahí sobresale la trayectoria de los guionistas RG Llarena y Abraham Martínez, que han fomentado arduamente la historieta mexicana de Ciencia Ficción en ediciones anteriores como “Horizonte Cero” o “Guerreros del Ocaso”. Ahora, Abraham Martínez, también conocido como “Cuervoscuro”, incursiona en un subgénero poco conocido: el “Solarpunk”. Que en cierta forma rompe con muchos clichés clásicos que nos muestran mundos devastados, sin esperanza o donde la tecnología ha reemplazado a la humanidad. Mientras que el Solarpunk nos muestra una utopía realizada en donde el ser humano logró superar los daños al planeta y vivir en armonía dentro de él, cumpliendo con toda la definición propia de la palabra Utopía, tal como la definió Tomás Moro.

La primera historia escrita precisamente por Martínez e ilustrada por el tapatío Carlo Chable, titulada “La Perdida”. Al principio nos presenta una imagen muy arquetípica de la Refinería de Salamanca, Guanajuato, posteriormente hay un cambio topográfico al presentar una entrevista con el escudo del Municipio de Zapopan, Jalisco. Ahí nos damos cuenta que una especie de esposa del futuro, ha dejado a un hombre maduro de apellido Ramírez, cuando se supone que no puede hacerlo, no a causa de una ley, sino que el mundo ha evolucionado tanto que ante cualquier maltrato la mujer denuncia inmediatamente al hombre, por lo que es evidente que el tipo no la maltrataba ni había ningún motivo lógico y regulado por la humanidad sintética que diera alguna razón para haberlo dejado. Por lo que dos detectives del futuro, por llamarlos así, emprendieron la búsqueda con todo y que no era una obligación de María la mencionada acompañante el permanecer al lado del hombre. La investigación los llevó a una zona que para los tapatíos es ya muy conocida, la isla de Mezcala, en donde ha desaparecido la contaminación y hay una unidad comunitaria de biotecnología, en donde fue uno de los últimos lugares donde vieron a la joven y tuvo una entrevista con una anciana que vivió el desligamiento con el petróleo. En estas viñetas conocemos a la joven que es arduamente bella y mucho menor que Ramírez. Ambos detectives reflexionan y continúan su búsqueda en la ciudad de Salamanca. Ahí el detective varón hace contacto con ella y obtiene su ubicación por medio de tecnología de carácter cibernético, finalmente la encuentran y es evidente que se trata de una mujer tremendamente hermosa que decidió huir de Ramírez al notar que él estaba dependiente de ella a manera de enfermedad, una clara metáfora de la codependencia de unas personas hacía otras que hoy se trata como un caso psicológico-terapéutico. El desenlace de la historia fue que dicho esposo decidió ir a servicio sociales para superar su apego y ella por su parte sería estudiada por la comunidad. El universo posible nos presenta a la inteligencia artificial como parte de la vida diaria y la capacidad para encontrar una razón a dicha conducta, con la moraleja que el cambio empieza por uno mismo en una sociedad perfecta, donde todo se ha solucionado y la tierra se empieza a recuperar del daño que a todas luces le estamos haciendo en este momento. Al respecto de esta historia, sobra decir que Chable sabe ilustrar rasgos meramente mexicanos con una estética arduamente propia, tanto en lo cotidiano, como en resaltar aspectos de la belleza de la mujer azteca y su forma de vestir. Además de que esta historia rompe un fuerte cliché de tiempos anteriores que definían como inverosímil hacer relatos de ciencia ficción situados en la provincia.

La siguiente historia nos muestra un notable avance en el arte del chihuahuense Alex Sarabia, que se ha mostrado arduamente en sus últimos proyectos: cronológicamente nos referimos a  “Guadalajara 2040” (que ya está próxima a publicarse en la revista argentina “Spiral”) y “Escuadrón 2.01”, publicada en “Dictadura de Vapor”. Aquí se nos presenta un universo futurista donde a manera de planteamiento narrativo conocemos a una muchacha que se despide de sus padres y nos muestra un universo donde se ha construido una especie de submarino orgánico en forma de ballena que deglute plásticos y hace que su conductor en lugar de operar controles simplemente nada y siente un placer similar al de la comida al limpiar nuestros ya contaminados océanos, a la vez entiende y escucha el canto de las ballenas, evidentemente que la conductora de dicha máquina cetácea no es otra que la joven que conocimos al inicio. De ahí viene el salto temporal a una casa normal donde la joven llega con su padres y presenta a su nuevo novio, que tiene ciertas manchas en el rostro, en base a su dieta, es evidente que el padre como un cliché de la sociedad mexicana, no está del todo de acuerdo en la relación, pues sabe que su hija también presentará dichas manchas, en relación no a una moda de tatuaje, sino a la ingesta de vegetales, y ella misma lo dice: “mis abuelos contaminaron el océano, tu generación detuvo el proceso de calentamiento y nos corresponde a nosotros limpiar el planeta”. De ahí la hija lanza a una cruzada en pro de devolverle su pureza al mar. Un excelente mensaje para la juventud actual, sin ideales y que no les ha caído el veinte de que en un futuro tendrán la responsabilidad de muchas cosas, como toda generación sucesiva. El guión también corre de puño y letra de Abraham Martínez.

La última historia también escrita por Abraham e ilustrada por Juan Fleites, no por nada titulado como “Marcianos”, plantea el sueño humano de la colonización de Marte, una sociedad quizás no de humanos, pero sí de androides creados por los mismos que viven en el planeta rojo y la llegada del Aleph, el primer ser humano diseñado para sobrevivir en suelo marciano, siendo oriundo de la tierra. Intento frustrado de nuevo por la adquisición de cáncer, con una muerte irremediable y la esperanza de que en un futuro la raza humana lo logrará de la misma forma en que lograron detener el cambio climático y dejar de quemar petróleo, toda una utopía lograda y una profecía auto cumplidora disfrazada de tragedia. A manera de conclusión de todas estas historias es curioso como precisamente sin dar un panorama panfletario u optimista con el típico final feliz de Hollywood, llevan a una reflexión sobre una remota posibilidad de salvar nuestro planeta de los tremendos cambios por los que está pasando en estos momentos a causa de la típica estupidez de los seres humanos de la que tanto han hablado los filósofos. Todo en una propuesta adulta y con un género que verdaderamente es una aportación a nuestras letras como lo es la Ciencia Ficción, utilizando una situación verosímil pero difícil de plantear donde mucho ha influido la formación de Abraham Martínez como Ingeniero Químico. Y se refleja en un lenguaje meramente científico, pero no alejado del entendimiento del lector promedio.

Finalmente se puede estar completamente seguro que el género de Ciencia Ficción en la categoría del “Solarpunk” y representado a través del noveno arte de la historieta, es una auténtica prueba de la buena salud de la literatura mexicana actual y aporta mucho más que narraciones en las que lo único que se contaba como tal, era que un hombre llenara de esperma el culo de otro hombre. Por lo tanto, las letras aztecas deberían de recuperar un género que a todas luces es indispensable para su trascendencia y ese género es la historieta, el Pepín, la narrativa gráfica o como se le quiera nombrar en México, en pocas palabras en este país hacen falta nuevos “tlacuinos”.

 

Sobre el autor: Gerardo Martínez Acevedo, “Efrén Bantú” (Matehuala, SLP, 1980) – Ha sido actor de teatro, locutor de radio y actualmente es feliz como profesor de bachillerato y dando talleres de historieta para niños, fue fundador de la revista P.U.T.A, primera publicación de cómic underground de Jalisco. Ha colaborado en las revistas «Matices» de Alemania, «Characato Cómics» de Perú y escribió el guión del cómic “Guadalajara 2040”. 

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