Chinguen a su madre los dos
Un día desobedecí a Dios; no quería, pero lo hice. Entonces vino el Diablo y lo ofendí también. Por eso la agarró conmigo, y por eso también Dios nunca vino a ayudarme. Pero qué culpa tenía Lucrecia, mi vaca. Por mí, los dos se pueden ir a la chingada. Me hicieron varias: se me secó… Leer más Chinguen a su madre los dos