Nada qué perder
Por dentro era la misma de siempre, pero la constancia del afuera es más complicada. Y es que el cansancio acumulado, la maternidad y las decepciones dejan rastros en la cara y el cuerpo. Son como un suvenir, como esos imanes feos que trae la gente de regalo cuando vuelve de vacaciones, y el “agasajado”… Leer más Nada qué perder