Mortis Reversa (Parte I)

Personajes:

Doctora

Sandra

Dr. Garza

Samuel

Escena I


DOCTORA: ¡Sandra!… ¡Sandra, venga rápido por favor!

Entra Sandra.

SANDRA: Dígame, doctora. Discúlpeme es que justo llamó una paciente.

DOCTORA: (Alterada) ¿Dónde está el post-it?, ¿lo quitaste?

SANDRA: ¡No, Doctora! ¿cómo cree? Debieron ser los de limpieza. Cuando llegué ya
habían pasado por aquí. A lo mejor creyeron que era basura.

DOCTORA: (Muy molesta) ¡Cómo va a ser basura un papel que está pegado en la pantalla!
No digas tonterías.

SANDRA: Disculpe, Doctora, no quise decir eso. Lo que quise decir es que quizá se cayó
en la noche y los de limpieza lo vieron en el suelo.

DOCTORA: ¡Ellos saben que deben tener cuidado!

SANDRA: Lo sé, Doctora, pero ya ve que a cada rato los actualizan. De nada sirve darles
los comandos.

DOCTORA: (Lanza un resoplido) Bueno ya, a trabajar. ¿Me dijiste que había llamado una
paciente?

SANDRA: Sí, la señora Rosario, habló para cancelar la cita de hoy.

DOCTORA: ¡¿Cómo?!, ¿otra vez?

SANDRA: Dijo que su nieta se puso muy inquieta y de plano no se quiso quedar con la
señora que le ayuda a cuidarla; que igual y de todos modos no había podido soñar nada, que
la disculpara.

DOCTORA: ¡Chingado, Sandra! Por eso es bien difícil trabajar con esas gentes; no
entienden la importancia de lo que estamos haciendo aquí. (Silencio) ¿A quién más tenemos
agendado?

SANDRA: Al joven Samuel ahorita a las once y al señor Armando a las tres, después de la
comida.

DOCTORA: Muy bien, y ellos no han llamado, ¿verdad?

SANDRA: No, hasta ahorita no.

DOCTORA: ¿Me podrías hacer otro post-it, por favor?

SANDRA: ¡Por supuesto, doctora! No me lo tiene que pedir.

DOCTORA: Muchas gracias, Sandra. Cualquier cosa me avisas inmediatamente… Mientras
voy a tratar de contactar al Dr. Garza.

Sandra asiente con la cabeza y sale.
La Doctora saca una especie de diadema electrónica de uno de sus cajones, la enciende, se
la coloca en la cabeza y se sienta en su silla, recostando la cabeza en el respaldo.

DOCTORA: Hola, Lalo, ¿cómo estás?

El Dr. Garza entra como voz en off.

DR. GARZA: Hola, ¿qué tal? Muy bien, gracias. Justo voy llegando al laboratorio. (Pausa)
Me imagino que quieres saber los avances.

DOCTORA: Ay sí, manito. Lo que pasa es que me urge un poco. Los pacientes me han
estado cancelando mucho y siento que necesito avanzar ya.

DR. GARZA: Sí, mira, nosotros vamos bien, vamos en tiempo. La semana pasada
estábamos configurando las conexiones de las piernas y con un poco de carga logramos que
caminara tres metros, que es bastante. Ayer nos llegaron los brazos y hoy comenzaremos a
ensamblarlos. ¿Quieres verlos?

DOCTORA: ¡Sí, no sabes lo feliz que me haría!

DR. GARZA: A ver, espérame un momento. Déjame voy al taller.

DOCTORA: Oye, ¿entonces ya podemos decir que está caminando?

DR. GARZA: Pues mira, es un avance. Con la carga que usamos para alimentarlo sí lo
hemos hecho andar. Pero aún hay ajustes qué hacer, y pues el otro paso lo daremos ya
cuando lo tengamos todo listo, lo pongamos en pie y que sólo con el procesador pueda
ejecutar todas las acciones. Es muy temprano todavía, pero como te digo, vamos en tiempo.
No te estreses.

DOCTORA: Ay, Lalo, no me digas eso. Sabes que lo odio.

DR. GARZA: Perdón, perdón. Sólo quería que te relajaras. (Pausa) Mira, aquí están.

DOCTORA: ¡Órale, están brutos! (Pausa) Oye, pero todavía les van a dar más retoques,
¿verdad?

DR. GARZA: ¡Ah, sí, claro! Jaja ¿cómo crees que los vamos a dejar así?, si el chiste es que
no se note. Sí, todavía falta el tejido. De hecho yo creo que en la siguiente semana te marco
para enseñarte los tonos y me digas el más adecuado.

DOCTORA: Muy bien, como sea mantenme al tanto, ¿sí?

DR. GARZA: Claro. Te mando mensaje para decirte cómo nos fue ya con los brazos
ensamblados.

DOCTORA: Muchas gracias, Lalo. Por favor no le aflojen. Te veo, bye.

La Doctora se retira la diadema, la apaga y la guarda nuevamente en su cajón. Se queda
mirando por un momento la pantalla de su computadora. Comienza a buscar algo en su
escritorio cada vez un poco más desesperada. Maldice para sí misma.
Entra Sandra.

DOCTORA: ¡Sandra, qué bueno que vienes! (Molesta) ¿Dónde está el post-it?

SANDRA: (Con el nuevo post-it en la mano) Aquí se lo traigo, Doctora.

Pausa. Se miran por un momento.

DOCTORA: (Recordando) ¡Ay, claro!… ¡Qué bruta! Discúlpame. ¡Muchas gracias!
Toma el post-it y lo pega en la pantalla de su computadora. Lo lee en silencio y hace gestos
como tratando de memorizarlo.

DOCTORA: Entonces, el siguiente en la lista es Samuel, ¿verdad?

SANDRA: Sí, Doctora, ya está en la sala esperando.

DOCTORA: ¡Achis! Pero su cita es a las once.

Pausa.

SANDRA: Son las once diez, Doctora.

DOCTORA: (Sorprendida hace una pequeña pausa) ¡Cómo vuela el tiempo cuando una se
divierte! ¿no?

SANDRA: Jajaja, ay, Doctora… ¿Paso al joven?

DOCTORA: Dame cinco minutos y entonces lo recibo.

Continuará

Gerardo Rivera


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