VI

(Entra Scarlett intentando salir sin decir nada, Félix la espera en la barra y cuando la ve le llama
la atención)
FÉLIX: Oye, un momento, no salgas todavía.
SCARLETT: Ya me voy, gracias por prestarme su baño, no quiero ser un inconveniente.
FÉLIX: Ya sé porqué estás aquí.
SCARLETT: ¿En serio?
FÉLIX: Terminaste involucrada en lo que paso allá afuera ¿cierto? Si sólo necesitabas un lugar
seguro, pudiste pedirlo sin problemas.
SCARLETT: Ah, sí… Gracias, y perdón, no estoy acostumbrada a tratar con extraños.
FÉLIX: Toma asiento, invito yo. Puedes pedir lo que sea. (Le cede un aparato con pantalla.)
SCARLETT: Muy bien… No conozco ninguna de estas bebidas ¿Cuál es esta? Cardenal Ocaso.
FÉLIX: Es una sangría única que yo mismo cree, ¿te preparo uno?
SCARLETT: Por favor, se oye interesante ¿cómo se te ocurrió ese nombre?
FÉLIX: Es un nombre ridículo que le puse, la bebida es roja como un cardenal y brilla como el
ocaso, no tiene ciencia.
SCARLETT: Aun así, pudiste sólo ponerle Sangría, y quisiste ponerle tu propio nombre.
FÉLIX: No eres de por aquí ¿verdad?
SCARLETT: No, yo soy del norte de la ciudad, pasaba porque… sólo pasaba.
FÉLIX: Nunca he visto a nadie viajar por gusto.
SCARLETT: Tampoco lo hago por gusto, hay algo que tengo que hacer aquí, sólo que ahora las
calles no son seguras.
FÉLIX: ¿Qué es tan importante para arriesgarte a venir? ¿Quién eres?
SCARLETT: … ¿Cuál es tú nombre?
FÉLIX: Félix…
SCARLETT: Dime, Félix, ¿puedes guardar un secreto? (Félix asiente) Bien, porque estoy cansada de hacer esto sola. Tengo que salir de la ciudad, entre más lejos, mejor ¿sabes cómo puedo hacerlo?
FÉLIX: No, apenas puedo quedarme en esta parte de la ciudad ¿para qué quieres…
(Suena la puerta con una firmeza y fuerza considerables)
SCARLETT: Son ellos, por favor, tienes que esconderme.
FÉLIX: ¿Qué hiciste? ¿Por qué te buscan?
SCARLETT: Dijiste que puedes guardar un secreto, pues tengo uno de esos
FÉLIX: ¿De esos? Te refieres…
SCARLETT: Sí, tengo un libro conmigo, así que rápido, aléjalos de aquí. Por favor, te le pido.
FÉLIX: (Duda unos segundos) Está bien, ven aquí.
(Salen y después entra Alondra)
ALONDRA: ¡Félix! Están tocando desde hace rato. (Se acerca a abrir) Juro que si es otra extraña me voy a enfurecer.
(Abre y entra Igor con un gesto expectante)
IGOR: Disculpe la molestia, necesito checar su… local.
ALONDRA: Ah, no, no es molestia, pero no creo que vaya a encontrar nada de interés.
IGOR: ¿No? Eso lo quiero comprobar yo. ¿Qué tipo de lugar es este?
ALONDRA: Es un bar, vendemos bebidas por si quiere alguna.
IGOR: No me imagino nada que supere un buen vino en casa. Tomar aquí, uno ha de sentirse muy expuesto ¿no le parece? Pero yo sé que las personas aquí tienen otras costumbres así que no me entrometeré mucho en ello.
ALONDRA: Como diga, ¿qué busca? Estamos cerrando y ya no podemos quedarnos más tiempo aquí.
IGOR: De pura casualidad ¿no vio usted a una mujer joven pasando por aquí?
ALONDRA: Bueno, esa es una descripción algo ambigua, no sabría decirle.
IGOR: No tengo el dato de su apariencia, sólo conozco su nombre, Scarlett Vital. Necesito
encontrarla antes de que involucre a personas innecesarias.
ALONDRA: Esa mujer…
(Entra Félix interrumpiendo.)
FÉLIX: Esa mujer pasó por aquí.
IGOR: ¿Quién es usted?
ALONDRA: Es mi empleado, trabaja aquí en la barra.
IGOR: Dice que esa mujer estaba aquí ¿dónde está?
FÉLIX: Llegó hace rato, pero ya se fue, no duró mucho tiempo.
IGOR: Ya veo, es buena escapando, le seguiré la pista, tan pronto como terminen aquí quiero que se vayan a sus casas. (Sale)
FÉLIX: Vete a casa Alondra, yo voy a cerrar aquí.
ALONDRA: ¿Qué estas pensando? Mentirle a un bombero es muy peligroso, sobre todo para gente como nosotros.
FÉLIX: Creo que lo encontré.
ALONDRA: ¿Qué cosa?
FÉLIX: Lo que me falta.
(Oscuro)

VII

(Un sueño, las propiedades del espacio pueden ser caprichosas respecto a lo que hay en uno, pero siempre siguen las reglas que todos los sueños poseen.)
F: Ser joven era todo un lujo, una gran dicha que se les escapaba a las personas mayores, quienes vivían como si su razón de ser se apagara tras comenzar a laborar cotidianamente. No tenían preocupaciones en la cabeza, hasta creo que su cabeza estaba vacía, no miraban a ningún futuro y no se permitían ver a su pasado. Eran aburridos, sentados ahí con los ojos pegados en los monitores, en su entretenimiento o en su trabajo. Actúan como se supone sólo ellos pueden actuar, como si nadie más tuviera sus problemas. Dirigen como si nadie más pudiera dirigir, y mueren como si nadie más pudiera morir.
Ser joven era asombroso, con la vida en riesgo a punto de acabar con ella, cualquiera de nosotros podía encontrar mayor significado a las altas velocidades de los autos, accidentarnos, matarnos y darlo por hecho. Como una tarea entregada a fuerza, en el límite de tiempo. No tengo mucho de ser joven, antes vivía encerrado en la prisión que es la escuela, con un montón de información que no entendía siendo suministrada directamente a mi cerebro con un aparato que hace más fácil el trabajo de los maestros. No éramos jóvenes, éramos una aberración humana que asentía con la cabeza las veinticuatro horas del día. Somos el resultado de lo que ellos querían. No llevo mucho de ser joven, pero sé que hay algo que todos comparten, queremos que nuestras vidas importen, por eso las resaltamos con marca-textos de diferentes colores. No importa cómo, los mayores voltearan y mostraran caras ridículas cuando vean lo equivocados que estaban.
Ser joven era cansado, todos mis amigos murieron en el mismo accidente, sus padres acapararon toda la atención que justamente habían ganado con sus vidas, ellos de repente eran las víctimas de tal atrocidad. Ni siquiera sabían sus nombres, sólo se acordaban de los nombres que ellos querían.
Ser joven era fugaz, ya nada me puede importar demasiado, mi orgullo está tan lastimado que
podría ahogarme en sangre, me escondí en dos centímetros de grosor en mentiras. Ahora soy
alguien diferente, digo mientras todo se vuelve mundano, mi vida perdió su momento, cuando era joven tal vez pude intentar algo distinto, ahora me parece que acabaré como una persona mayor.
Con un plan cotidiano en el trabajo, intentando ahogar mi desesperación en programas de
entretenimiento absurdos y aburridos, pero será lo único que le dé sentido a mi vida, tal vez quiera tener hijos. Para qué, serán jóvenes y después no serán. Tal vez para torturarlos con eso.
Ser joven era mi plan de vida, algo siempre vibra dentro de una persona joven, algo que no se cansa de mover, los adultos mayores tienen que apagarlo porque si no, se mueren. Si puedo seguir siendo joven para mí no es un problema, problema el hecho de poder hacer algo con esta emoción. No sé qué es, no la entiendo, qué nombre tiene, para qué sirve.

VIII

ALONDRA: Félix, te estás metiendo en un problema muy grande, si hay un bombero buscándola es por una sola cosa, es una lunática que arriesga su vida por un montón de libros viejos.
FÉLIX:Tienes razón, está arriesgando su vida, así que no tienes que entrometerte. Voy a ayudar a Scarlett, ella es la oportunidad que estaba esperando tanto tiempo.
ALONDRA: Félix, no hagas esto, es una idiotez, lo digo porque me preocupa lo que pueda pasarle al local. No me hagas esto, no nos hagas esto.
FÉLIX: Vete, Alondra, llama a quien tengas que llamar, cuídate. (Empuja a Alondra hasta la
entrada)
ALONDRA: Eres un maldito traidor, por mí te puede morir quemado en este lugar junto a esa puta y esos malditos libros. (Sale)
FÉLIX: Ya se fue…
(Entra Scarlett con cautela)
SCARLETT: ¿Estás seguro de lo que haces?
FÉLIX: No, nunca lo he estado, pero dime ¿quién lo está?
SCARLETT: Puedes perder más que tu empleo por mi culpa.
FÉLIX: Eres mejor de lo que piensas en cuanto a tratar con extraños. Tal vez es eso lo que me
llamó la atención de ti.
SCARLETT: ¿Qué es este lugar? ¿Por qué la gente se comporta tan diferente?
FÉLIX: En realidad son ustedes los que suelen ser indiferentes. La gente del norte nunca llega a ver cómo viven los del sur, aquí suelen vivir los marginados y perseguidos, no tenemos los mismos lujos que ustedes, pero al menos tenemos un lugar. Eso a mí nunca se me hizo suficiente en todo caso. Ahora tú, ¿Qué es lo que te provocó agarrar un libro y salir a explorar mundo?
SCARLETT: Trabajaba tranquilamente en un banco, como dices, vivía una vida indiferente a todo, incluso a mí misma. Entonces un día pasaba por una casa en llamas, mientras los bomberos le prendían fuego, me quedé viendo la escena, por primera vez me puse a observar algo, y cruce miradas con una extraña mujer, se me acerca y me da el libro. El resto es historia, los poemas que vienen en este libro me daban fuerzas de manera extraña, me hacían sentir bien, a veces mal.
FÉLIX: Los libros tienen esa capacidad.
SCARLETT: ¿Por qué me ayudas?
FÉLIX: Tal vez porque le puede dar un sentido a mis sueños, a cada noche de mi vida, o tal vez
porque quiero hacerlo, puedo hacerlo, no hay más razón que eso.
(Oscuro)

IX

(Un sueño, las propiedades del espacio pueden ser caprichosas respecto a lo que hay en uno, pero siempre siguen las reglas que todos los sueños poseen.)
FÉLIX:Solía levantarme temprano para escuchar a mi padre leer, solía leer dos, tres veces al día.
Nunca había nada en específico, sólo me pedía que escuchara con mucha atención y aprendiera todo lo que decían los libros, día y noche, me convertía en una máquina capaz de almacenar docenas de libros. Quería a mi padre, y decidí complacerlo como pude, pero al final solo me pedía que memorizara los libros.
Cuando lo perdí en el incendio, pensé que podría llegar a olvidarlo, pero los libros seguían en mi cabeza, el fuego seguía en mi cabeza, las brujas seguían en mi cabeza, los eruditos y sus edificios seguían en mi cabeza, el arte seguía en mi cabeza y los horrores que provocaba el fuego. Lo cierto, lo falso, lo útil, lo inútil, todo se acumuló en la máquina que era yo.
Si tuviera que describirlo sería como un Fénix, que por más veces que muera, vuelva a renacer con más brillo que antes, y eso era lo que me aterraba, volverme cenizas, quemarme, morir y no volver a renacer.

X

(Félix se encuentra solo en el bar, entonces alguien abre la puerta con fuerza, entra Igor.)
FÉLIX: Lo siento, ya cerramos.
IGOR: No se haga el gracioso señor Salaman, ese es su nombre ¿no? Félix Salaman. Sabemos que la mujer que busco sigue aquí, la dueña ya nos llamó.
FÉLIX: Incluso si fuera verdad, ella ya pudo haberse ido, así que pierde su tiempo.
IGOR: Se lo advierto, no juegue conmigo, o puedo abandonarlo en este sitio mientras humea.
FÉLIX: (Se acerca a él) No estoy jugando, no hay nadie aquí más que usted y yo. Una pena
señor…
IGOR: Igor. Deje que le pregunte algo, ¿en serio cree que el contenido de un libro tiene relevancia?
Alguien escribe sus opiniones en uno, otros lo leen y lo toman como verdadero ¿por qué? ¿Por qué viene en un montón de hojas? ¿Estás dispuesto a romper la estabilidad de la gente por un montón de dudas y palabras?
FÉLIX: Estoy dispuesto a encontrar mi propia estabilidad.
IGOR: Ese egoísmo es lo que lleva al mundo a la ruina, es lo que destruye a las personas, las vuelve enemigas entre ellas.
FÉLIX: Se equivoca, encontrarse a sí mismos es lo que los ayuda a entender a los demás.
IGOR: Veo que es duro de mollera, no me deja más opciones señor Salaman. (A su radio.) Hay
libros adentro, comiencen a incendiar el edificio completo.
FÉLIX: ¿Qué hace?
IGOR: ¿Contento? Ahora salga y veamos si es cierto que Scarlett Vital no está en este lugar.
(Félix se lanza contra Igor, tumbándolo al suelo, después comienza a golpearlo varias veces hasta que se desmaya)
FÉLIX: ¡Scarlett! Rápido.
(Las llamas comienzan a rodear el edificio, Félix sufre un ataque de pánico. Entra Scarlett)
SCARLETT: ¡Félix! Ven, mírame, mírame. Salgamos de aquí, salgamos.
FÉLIX:¿A dónde?
SCARLETT: Ya te dije, entre más lejos mejor.
(Salen, las llamas bailan sobre el bar entre gritos y risas. Oscuro)

Sergio Escobar