Los Borgia de Jodorowsky y Manara: El guion que en otro tiempo debió escribir Nicolás Maquiavelo – Parte 4 de 4

El último capítulo de la novela gráfica de “Los Borgia”, comienza en Pesaro; en donde el maricón esposo de Lucrecia se burla de ella por estar embarazada de su hermano o su padre; se siente fuerte pues está borracho y en compañía de sus sementales, por lo que pide más vino que es servido por Pentasilea, se lo da a uno de sus amantes que al instante muere envenenado, por lo que se lanza cuchillo en mano a matar a Lucrecia que no parece asustarse, la sirvienta de ébano con dos garrotes ocultos en el instrumento de Catarinella, desarma al gordo y noquea al otro homosexual que no por coincidencia se parece Ninetto Davoli, pareja gay del tan llorado Pier Paolo Pasolini. La negra los deja fuera de combate y Lucrecia termina orinando en la cara de su esposo con la amenaza de que la próxima vez Pentasilea lo degollará a él y a su amante.
Esa noche escapa a caballo para ocultarse en el castillo de su tío en compañía de este homenaje al actor predilecto del ya mencionado cineasta italiano. Posteriormente el rey de Francia entra triunfante a Nápoles junto a su astrólogo que tal como le profetizó, la ciudad cayó sin poner resistencia.
El monarca quiso festejar su triunfo subiendo al volcán Vesubio en compañía de su vidente y la mejor sexoservidora que encontró en su camino. Desde ahí observó toda la comarca y ya se sentía el nuevo rey de Italia, comenzó a penetrar a la mujer sin importarle que el volcán hiciera erupción, el cosmólogo logró salvarse subiendo a un árbol mientras el desafortunado enano muere calcinado.

De ahí las acciones pasan precisamente a la residencia de Nicolás Maquiavelo en Florencia, en donde César Borgia vivía oculto hasta que el filósofo le da la buena nueva de la muerte del jorobado monarca y siguiendo su ya mencionada teoría, le hace creer que podrá ser el futuro Papa acelerando la muerte de su padre. Tal cual comentó que su conocimiento de los hombres le indica que es el modelo del Príncipe perfecto, por lo que le recomendó conquistar los principados y ducados que están en manos de sus enemigos los Colonna, los Orsini, los Sforza, tal como aparece en la lectura de “El Príncipe”. Por ello partió con su padre para que le otorgara el mando de los ejércitos y terminadas sus conquistas le arrebataría el trono, llevando a cabo una acción totalmente maquiavélica. A su llegada le pide al pontífice que le quite la sotana y le ponga la armadura, él lo niega y su hermano Juan, que ha llegado de España, será el encargado de las conquistas; César se enfurece y no deja de llamar maricón a su hermano, hasta que finalmente su padre le confiesa que no es su hijo legítimo, sino que su madre lo engendró con un criado, por lo que por fin descubre porqué siempre lo ha preferido y sale de ahí maldiciendo a los dos.

Esa noche en el río Tiber un hombre con capa y capucha solicita los servicios de un sexo servidor y al instante fue apuñalado, los guardias recogieron su cuerpo y descubrieron que ese desdichado muerto es Juan Borgia. Por lo que Rodrigo ya muy avejentado le llora arduamente al hijo varón que más amó, evidentemente el asesino fue su medio hermano, al instante llegó a reclamarle a su padrastro el que le haya hecho clérigo en lugar de militar, él le cortó la mano a Juan en donde su padre le puso la sortija papal, por lo que César le propina una fuerte golpiza a Alejandro VI por todo lo que le ha hecho sufrir. Sin embargo, hay una reconciliación pues en definitiva ya no le queda nadie más para conquistar el mundo.
Jofre es un débil mental que se ha recluido en un monasterio por lo que termina poniéndole el anillo y lo llama hijo, liberándolo de ser cardenal para convertirlo en líder militar de sus soldados.

En otro lugar no específico la bruja en que Lucrecia confía es llevada ante ella que está por parir y tendrán que hacerle cesaria. Ya que no pudo abortar le pidió a su hijo que naciera, pero al nacer tenía dos cabezas sin duda producto del incesto, por lo que la bruja lo mató después de llegar brevemente al mundo y su madre no pudo sobrevivir al parto.
Aunque estos seres deformes son muy recurrentes en la narrativa de Jodorowsky, históricamente se dice que Lucrecia sí parió un hijo deforme a causa de sus relaciones sexuales de incesto.

Luego viene la parte más inverosímil de esta novela gráfica, César por fin despojado de la sotana se prueba su nueva armadura y recibe al legendario Leonardo Da Vinci en su dormitorio, le pidió que utilice su genio para crearle armas que destrozarán al resto de los reinos de Italia, como bien se sabe, él detestaba la guerra y se negó, pero en este caso el Borgia le ofreció su cuerpo haciendo relucir su especulativa pero no comprobada homosexualidad. En la realidad, esta teoría se atribuía al estudio detenido del cuerpo masculino, no sólo en las cuestiones de plantear las siete cabezas y media en “El Hombre de Vitruvio”, sino que como médico que también era, dedicaba mucho tiempo a destazar cuerpos humanos de su mismo sexo.
En la realidad, al meterse en el mundo de la medicina, esto último es muy recurrente y no equivale necesariamente a una preferencia homosexual, muy diferente a la sí comprobada de su rival Miguel Ángel.
Al menos sí se respetó la zurdera con la que escribía y dibujaba el buen Leonardo, a la par de una reproducción de sus famosos dibujos; en donde se dice que con dichos inventos: arcabuces, carros de batalla y máquinas voladoras, César Borgia se estaba convirtiendo en el nuevo Julio César. Pero en la realidad, aunque dichos bocetos fueron un fundamento para muchos de los inventos posteriores que ahí se plantearon, nunca pasaron de ser sólo planos y posteriormente se comprobó que al menos los que pretendían volar no hubieran logrado su objetivo y mucho menos levantarse con el peso de un humano que los piloteara, por lo que aun con una narrativa lógica, estas escenas son totalmente inverosímiles. De hecho, la participación de Da Vinci fue un tanto forzada, con todo y que en vida nunca simpatizó con Maquiavelo ni con los Borgia. Al parecer, su papel en esta saga pudo ser más interesante, ya que no hay que olvidar que fue pintor, escultor, arquitecto, ingeniero, médico, botánico, cartógrafo, precursor literario de los actuales aforismos, cocinero y otras cosas más. No por nada se le ha llamado, “El Último Genio”.

Ahora viene lo que en un concepto aristotélico será la conclusión o desenlace narrativo. Pasan tres años después de las mencionadas victorias de César Borgia y vemos al letal Micheletto llegar con su anciana madre en Calabria. Como lleva medio año sin recibir el dinero que le enviaba su hijo, sólo le queda un pan, un queso y una botella de vino, el letal guardia se sienta a comer y le confiesa que los Borgia han fracasado, si la muerte de Lucrecia les afectó no lo mostraron, vencer a sus rivales ocupó todo su tiempo.
César no pudo ocultar las pústulas que deformaron su cara, por lo que comenzó a usar una máscara en conjunto con las armaduras de lujo que se mandó confeccionar. Fue conquistando todos los principados de Italia, volvió a Roma triunfante con un carro que llevaba al monje Savonarola enjaulado. Al ser recibido por su padre, éste con mucho placer mató al fanático religioso acostándolo boca abajo en una cama con picos y aun así se puso sobre él haciéndole una penetración anal. Posteriormente su cadáver fue llevado a Florencia para ser quemado en el mismo lugar en donde hacía sus predicaciones y sus hogueras.

Todos los cardenales reconocieron entonces a Rodrigo Borgia como el amo supremo, incluso su archienemigo Julien Della Rovere, quien lo invitó a una misa privada a la que Duarte le pidió no asistir pues le ofrecería un vino envenenado, Alejandro VI dijo que asistiría sin miedo, pues lo haría beber primero de todo cuanto le ofreciera y así lo hizo, por lo que después de que su enemigo terminara toda la copa se animó a beber sin miedo alguno. Pero al instante el pontífice cayó muerto y todos, incluyendo a su hijo, creyeron que murió de un ataque al corazón, todos menos Micheletto, quien robó la jarra que su adversario le sirvió a su amo, mientras él dormía con sus dos parejas homosexuales, ahí descubrió que tenía dos compartimientos ocultos uno para servir vino bueno y otro para el veneno.
Al morir su padre, los soldados de César dejaron de obedecerle, los Príncipes de cada uno de sus reinos fueron regresando a sus capitales y eran bien recibidos por su pueblo. El maricón de Della Rovere convertido en Julio II, confiscó sus bienes y ordenó apresarlo.
Fue Maquiavelo el que le aconsejó huir a España a pedir apoyo del Rey de Navarra, fue llevado oculto en un ataúd con el cuento de que había muerto a causa de la peste y como de costumbre Micheletto lo acompañó como su guardaespaldas.
Al llegar a Hispania César renació con el ideal de vengarse del nuevo Papa. Eran esperados por soldados de su nueva armada; pero apenas pusieron un pie en el muelle fueron atacados, el rey de Navarra los había traicionado.

En una genial viñeta, César fue traspasado por siete lanzas en un vivo homenaje a San Sebastián. Micheletto con su ardua ferocidad retuvo a sus atacantes, robó un caballo y logró huir.

Aquí termina su narración y la escena vuelve al momento en que está frente a frente con su anciana madre. Nada les queda ya y no están dispuestos a mendigar, así que ambos deciden ahorcarse y morir juntos. En la última viñeta reza los siguiente: “Vanitas Vanitatum Et Ommia de Vanidades”, “Todo es Vanidad”.

Para concluir es necesario hacer la siguiente crítica, en definitiva, es una excelente obra tanto gráfica como literaria, en este caso ambos maestros de las viñetas del viejo continente nos regalaron una de las mejores obras que hayan realizado. Pero pese al estilo ya tan conocido de Jodorowsky en el guión, exageró demasiado en la cuestión de mostrar la perversión, sobra decir que todos los Borgia con excepción de Vanozza y Jofre, tuvieron algún desliz homosexual a lo largo de la historia, cuando se supone que ésta iba a ser una característica propia de Juan. Y estamos hablando en todo momento al universo posible aquí presentado en ficción, que en definitiva no tiene ninguna exactitud histórica. Sin embargo, dicha exageración se convirtió en homenaje de otras obras, como la película de “Saló o los 120 Días de Sodoma” del ya mencionado Pier Paolo Pasolini. La cual, al mostrar sólo sexo, violencia, tortura y escenas asquerosas, llega a perder por completo su ritmo narrativo, pues no respeta el ya mencionado aspecto aristotélico que hace narrar verdaderamente una historia.

Esta es la riqueza de este texto, pues pese a todo, Jodorowsky aquí nunca pierde el hilo de la narración y justifica todo lo que ocurre, aunque en ocasiones muy a los extremos. Sólo por ello y sumado al buen arte de Milo Manara, que en su caso particular, sí requiere forzosamente de un escritor. Por lo que se puede concluir que esta es una de las mejores obras que el cómic europeo nos ha regalado a lo largo de las dos primeras décadas del Siglo XXI. De hecho, en la actualidad, cuando la explotación del cómic estadounidense se fundamenta en el celuloide y la historieta japonesa es más famosa por sus animaciones que por sus viñetas como tal. Es muy gratificante que estos dos veteranos sigan produciendo y mantengan la esencia adulta que han hecho de la historieta europea, la mejor del mundo al punto de vista de los académicos. Todo en un guion que sólo hubiera quedado si en su tiempo lo hubiese escrito el mismísimo Nicolás Maquiavelo e ilustrado por Sandro Botticelli, pintor renacentista que emana ese erotismo tan parecido al que para muchos es el mejor dibujante de cómic erótico en todo el mundo, el también italiano Milo Manara.

Gerardo Martínez Acevedo

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