“La paz es nuestra profesión”
“Dr. Insólito o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba”. Así se llamó en Latinoamérica la película dirigida por Stanley Kubrick en 1964 y protagonizada, tres veces, por Peter Sellers. ¿Y por qué Uk le echa un ojo a esta película tan vieja y anodina? Pues nada más y nada menos porque tu servilleta considera que esta obra entra en el subgénero de la ucronía dentro de la ciencia ficción. Y la pasaron hace poco en el canal 22.
Dícese que una ucronía es un género literario que parte de hechos históricos reales y los desarrolla planteándose la pregunta de “¿y qué hubiera pasado si…?”, así que el maestro Kubrick se pone a jugar con esta premisa en medio de una guerra fría haciendo uso de un humor negrísimo casi casi rayando en el absurdo. Y le sale genial.
A Kubrick alguna vez lo visitamos en su obra de ciencia ficción por antonomasia: 2001 Odisea del espacio. Hoy nos asomamos a esta obra anterior en su filmografía pero que resulta tan pertinente en este mundo que está al borde de agarrarse a bombazos… otra vez.
La premisa es simple e incluso hilarante: ¿Qué pasaría si alguien dentro del aparato militar más poderoso del planeta se vuelve loco y con la iniciativa de defender a su país sobre cualquier orden burocrática? La obra te lo cuenta en medio de lo deschavetado del guion.
Trataré de hacer un análisis, que con el cine del genio nunca es fácil, de la película en cuestión ya que para mí tiene múltiples lecturas.
Partamos de lo fácil: la parodia. El director hace mofa de mil cosas en su obra: la guerra fría, el belicismo gringo, los clicehés en el cine, los personajes esterotipados, el machismo militar, o el machismo a secas si prefieres, la burocracia gubernamental, tú eliges.
Punto y aparte merece la, las, actuaciones de Peter Sellers que encarna a tres personajes: Lionel Mandrake, el “militar inglés de intercambio”, podría decirse que el único personaje cuerdo que intenta detener la guerra; el presidente Merkin Muffley que dentro de sus burocráticas formas trata de hacer lo mismo; y el oscuro y siniestro Dr. Strangelove que disfruta, como si hubiera nacido para ello, el ambiente bélico y cuasiapocalíptico de las circunstancias.
Si subimos de nivel, la lectura se torna una crítica severa al aparato militarista que domina el mundo. Haciendo analogías sutiles, y no tanto, Basta echarle un ojo a las tomas de entrada donde vemos aviones copulando entre música romántica en el cielo americano, entre el poderío bélico y el falocentrismo, inherentemente machista, que domina el mundo. En ese mundo las mujeres son trofeos, ya como secretarias que te llevas a la cama, ya como repartición por el bien de la especie donde te tocan diez mujeres sólo por el hecho de haber nacido con pene… y sobrevivir al holocausto nuclear. Y si lo piensas bien no podría ser de otra manera, a final de cuentas el equilibrio de poderes militares se reduce a saber quién la tiene más grande. El arma, la bomba, la estrategia, u lo que quieras pensar.
“La defensa civil es tu problema”
Y si continuamos con la crítica, esta también roza el burocratismo y todo lo que ello implica: desde no poder tomar decisiones con rapidez, hasta llegar al extremo contrario: hacer que las decisiones se tomen en automático tratando de evitar la intervención humana. Aunque ello nos arrastre a la activación automática del “Dispositivo del fin del mundo” que ambas potencias tienen, en secreto, y que no se puede desactivar una vez activado ya que, según la lógica del mecanismo, un aparato que puedes detener no será lo suficientemente disuasivo si existe la posibilidad de desactivarlo. Claro que eso sinsentido tiene mucho sentido.
Dentro de la trama, el sinsentido que raya en el absurdo juega una parte deliciosa en la película porque deja al guionista, que se basó en una novela escrita por Peter George intitulada “Red alert”, hacer una infinidad de chistes, juegos de palabras e incluso gags inolvidables por irónicos y acertados: El embajador ruso se lía a golpes con el general Turgidson y el presidente los reprende diciéndoles que no se pueden pelear ahí ya que están en… el cuarto de guerra. O bien la comunicación por el “teléfono rojo” entre los presidentes de las potencias tratando de frenar la casi eminente guerra pero, amén de lo perdido en las traducciones, el presidente ruso anda de juerga y medio ebrio.
Un detalle genial del director es la filmación de las escenas del asalto al cuartel, donde pareciera que estás viendo un documental con el camarógrafo pecho a tierra, tal vez para recordarnos que sabe filmar cine bélico y es muy bueno para ello. También.
Leyendo a los personajes no nos libramos de criticar a la guerra, se considera que esta película es parte de la trilogía antibélica de Kubrick, Senderos de gloria y Full metal Jacket sería las que complementan a la obra en cuestión. Por ejemplo, quien denota todo el enredo es el general Ripper, un juegito de palabras lo convierte en Jack el destripador, un personaje orate que vive para la guerra y tiene la iniciativa de seguir sus alucinantes ideas y prejuicios. El general Turgidson será el paranoico del grupo que siempre piensa que el enemigo se va a adelantar a hacerle daño por lo que debe tomar ventaja y atacar primero, así sea dentro de cien años al salir del hipotético refugio nuclear. Presidente y embajador ruso representan a la burocracia que pretende tener las correas de los perros de la guerra pero que fácilmente ceden a sus jaloneos y paranoias. La tripulación del avión que ejercen su empleo como quien va a la oficina y tramita ordenes burocráticas, con el lejano consuelo de llevarse tal vez alguna medalla cuando todo acabe.
Y, no podía ser de otra manera, el Dr. Strangelove, quien es el asesor científico exnazi del presidente, se lleva el final de la película con la simpatía de Sellers como actor: durante la resolución del conflicto y buscando la mejor manera de salir librados de este, el Dr. desarrolla sus sugerencias luchando contra su cuerpo que “involuntariamente” le hace levantar su brazo con el consabido saludo al Fürer. Ya lo sabes, cuando todo se ponga feo seguramente se podrá poner peor con la llegada del inefable fascismo.
Aunque es una película bastante vieja, creo que vale la pena dedicarle una visita a esta obra de arte de uno de los mejores cineastas que ha dado este mundo preapocalíptico.
Un punto que a mí me pareció curioso fue su banda sonora, ya que la tonadita de su tema principal: Bumb run, la había escuchado en otra película antes, y no, no te lo voy a dejar de tarea, aparece en la de Duro de Matar 3. Bastante ad hoc.
Si la quieres ver (gratis) la pelí del Dr. Insólito, te dejo el enlace mientras dure en una página de feizbuk : https://www.facebook.com/watch/?v=696071181074903
Samuel Carvajal.