Freak Antishow – Parte 2 de 2

SEGUNDO ACTO

PRIMERA ESCENA

Entra Lucía Samperio. Acomoda una especie de pizarrón y está a punto de dar una especie de clase, lo interesante es que trae un par de remos.

Lucía Samperio: Antes de continuar con esta os obra he de dar una pequeña clase con la que he de presentarme. Y este remo es para iniciar el viaje por el río de la Filosofía. Todo a partir de quizás no el primer pre socrático, pues ése fue Tales de Mileto, pero sí el que estableció de lo que voy a partir y de lo que en sí, se quiere transmitir en esta puesta en escena: Heráclito de Éfeso.  Su forma de escribir lo acercaba más a la poesía que a lo científico, por algo le decían, “El Oscuro”.

Comienza a hacer malabares con los remos. Luego de terminar escribe una frase en el pizarrón: “Todo fluye, nada permanece”.

“Todo fluye, nada permanece”, “Todo fluye, todo cambia”. Todo se basa en el devenir, es decir en el cambio. Ni Bernardo, ni Iñaki son los mismos de la obra anterior, pero seguí siendo ellos con la misma identidad incluso más reforzada.

De nuevo escribe en el pizarrón y ahora pone lo siguiente: “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”.

Si del río son sus aguas, entonces las aguas mutan todo el tiempo, eso es lo que les ha pasado a nuestros protagonistas. El río es y no es el mismo, siguen cambiando, eso es lo que les va a ocurrir. Puede que sean los mismos, pero vos Bernardo vas a cambiar. ¡Son y no son! De eso me he de encargar yo.

Entra Bernardo Rivera.

Bernardo Rivera: Gracias de nuevo, Lucía, por ayudarme con la clase de hoy. Ahora me agradaría hablar sobre la cuestión lúdica de este curso. Pues hay que llevarlo a extra aulas, pero no sé cuál será el sitio adecuado y relacionado con alguno de los temas que estamos teniendo.

Lucía Samperio: Eso quería hablar con vos. Sugiero la exposición de “Le Bande Dessinée” del “Museo Casa Musa”. De ahí es céntrico y cada quien pode moverse a su casa. ¿De ahí podes vos ir por un mate conmigo? ¡Por favor!

Bernardo Rivera: Es que se ve mal que acepte la invitación de una alumna. Así seas adulta, profesionista y también docente. Sólo si mi colega Iñaki nos acompaña, ya vez que nos apoyó con cuestiones de anatomía artística. En este caso también lo invitaré al museo. ¿Qué te parece?

Lucía Samperio: Me parece un lindo plan.

Bernardo Rivera: Y bien, te dejó que tengo que salir ya para ir a mi otro trabajo. No sé cómo agradecerte todo esto, ya sé que lo haces de momento sólo por práctica; pero en el siguiente modulo espero arduamente contar contigo y poder darte una remuneración económica como la que le doy a Iñaki cada vez que viene.

Lucía Samperio: Eso me encantaría, che, llegué con la intención de cultivarme de algo y a la vez compartir lo que ya conozco, pues hasta este momento nunca lo había hecho. ¡Gracias, Bernardo! ¡Vos eres de lo mejor que he encontrado en este país! ¡Somos adultos! ¡Salí conmigo no habrá problema alguno!

(Ambos se toman de la mano y se miran)

Bernardo Rivera: Y a ti te agradezco que hayas cambiado tanto mi concepción falsa sobre la mujer. ¡Me he levantado por fin! Y creo que lo haré, pero todo fuera de las aulas, antes que nada, soy un profesional. Nos vemos, es precipitado, pero sabes que tengo que moverme a mi otro trabajo. También muchas gracias.

Bernardo toma algunas cosas propias de un docente que acaba de dar un curso de Filosofía y Cómic, cosas como libros, historietas, material de dibujo, listas de asistencias, etc. Finalmente sale de escena por un extremo no sin hacer señas de despedida. Lucía se queda un momento como al principio y saca su celular.

Lucía Samperio: ¡Bernardo! Lo tengo, ya conseguí que después de una visita al museo me acompañe a tomar un mate. Vendrá también ese boludo del gachupín. ¡Los tenemos!

Lucía también hace mutis de recoger cosas propias de una profesora y sale también de escena.

SEGUNDA ESCENA

Entra Bernardo Rivera acomoda un banco en el centro y parece que va a dar un monólogo al estilo de Stand Up Comedy; pero también pone papel en el fondo sobre un pizarrón pues también va a dibujar.

Bernardo Rivera: Mi nombre es Bernardo Rivera y soy originario del estado de Chihuahua. Me crie más en Monterrey y ahora vivo en Guadalajara, no sin algunas escapadas al norte y al sur. Y sí los espectadores lo preguntan, ya me di cuenta de que mi querido cuñado está detrás de Iñaki y de mí. Pero yo confió en esta gauchita y no puedo explicar la razón, quizás porque aún quiero intentar el poder confiar en alguien tal como muchos confían en mí todavía. Para mí Jade Monreal fue eso que Sócrates comentaba, lo que yo no tenía y de lo que carecía. ¡Por eso quería tenerla siempre a mi lado! Pero en definitiva y utilizando la razón. No era la persona adecuada para ser eso que me complementara y de eso muchos fueron ya testigos. ¿Coraje por su traición? ¡Bastante! Y no puedo negar esa emoción tan natural en alguien que haya sido traicionado por la mujer a la que verdaderamente amó. ¿Puedo confiar en alguien una vez más?

Se acerca al pizarrón y comienza a hacer un dibujo rápido, quizás no perfecto pero entendible de la escultura griega de “Madre e Hijo”. Luego vuelve a hablarle al público.

Esta es una escultura de la antigua Grecia y siempre me ha marcado mucho su simbolismo, este niño pequeño no tiene duda alguna de que su madre lo va a cuidar, confía en ella de forma incondicional, a veces quiero ser yo ese niño y confiar. Así como muchos lo hacen en mí. Todos saben que deposité mi confianza en una mala mujer y que ella me pagó con una traición, por eso y más quiero correr el riesgo de que esta gaucha no me ha de corresponder con esa misma moneda.

Una vez que Bernardo ha terminado su clase, entra Alexis con una joven de la mano, ella porta un uniforme de preparatoria incorporada, aspecto muy usual en las calles de Guadalajara, Jalisco.

Alexis Nonato: ¡Buenas tardes, padrino! ¡Le presento a mi novia Mariana!

Bernardo Rivera: (La saluda sólo de mano) ¡Mucho gusto! ¡Te felicito, Alexis!

Mariana Ferrer: ¡Un gusto en conocerlo! ¡Alexis me ha hablado mucho de usted! Y de eso queremos hablar.

Bernardo Rivera: Dejen adivinar, quieren acompañarme también al museo.

Alexis Nonato: Sí, a ella le gusta mucho todo lo que hace. Y quiere ver la exposición; de ahí prometo llevarla a su casa. ¡No habrá problemas de ningún tipo!

Bernardo Rivera: ¡Eso espero! O en este caso, no estaría de más que nos acompañaran a la cafetería a la que vamos a ir después. Así corroboraré que todo será arduamente familiar.

TERCERA ESCENA

Entra Lucía Samperio. Toma un celular y llama.

Lucía Samperio: ¡Hola, Bernardo! ¡Ese pelotudo del gachupín no vino! Y Bernardo trajo a dos pendejos. ¡Oh, perdón! ¡A dos pibes! Sí, uno es el que adoptaron y la gurisa parece ser su novia. ¡No! ¡La concha de tu madre! ¡Son casi unos nenes! Vos lo querés a él y al gachupín. ¡Niños no!

Guarda el celular con expresión de coraje. En ese momento entran Bernardo, Alexis y Mariana. Ella cambia su semblante y expresión corporal. Es Bernardo quien trae un mate con su termo.

Bernardo Rivera: Les gustó mucho el mate a estos huercos. Ninguno de ellos lo había probado y ni sabían que se podía conseguir en esta ciudad.

Mariana Ferrer: Sí, en verdad que me está gustando mucho esta interacción con ustedes, he cambiado bastante desde que me junto con Alexis. De hecho, señora Lucía, podría platicar un momento con usted a solas.

Lucía Samperio: ¡Claro, che! ¡Vení a este lado!

En ese momento suena su celular y ella lo apaga con expresión de enojo. Por su parte Bernardo y su ahijado salen un momento de escena.

Mariana Ferrer: ¡No se preocupe! ¡Conteste! La verdad no quiero hacerle perder una llamada o causarle alguna molestia.

Lucía Samperio: No, son estos pelotudos que me quieren vender algo. ¿Qué pasa con vos?

Mariana Ferrer: Pues le diré que me gusta Alexis, pero no sé cómo decírselo. Es muy talentoso, quiere llegar muy lejos, pero también está muy menso en cosas de mujeres. ¡No se anima a acercarse a mí! ¡Me tiene miedo!

Lucía Samperio: En mi país las mujeres tomamos la iniciativa. ¡Anímate a besarlo de sorpresa! ¡Vos eres la que no le debe tener miedo!

Mariana Ferrer: Eso no es lo acostumbrado por acá, pero precisamente presiento que es lo que le hace falta a este buey. ¡Está muy pendejo para viejas todavía!

Entran Bernardo y su ahijado. Parece que algo estuvieron hablando tras bambalinas, aún sostienen el mate. Y es la joven tapatía la que le pide a Alexis que se acerque. Sin decir una palabra lo besa en los labios y la sorpresa de él fue inminente, sin saber qué hacer en ese momento. Bernardo y Lucía sólo ríen por la escena.

Alexis Nonato: ¡Nunca había experimentado algo así!

Bernardo Rivera: Pues ya era hora, así que toma mate para que se te pase el susto. Y gracias Mariana, ya le hacía falta a mi ahijado experimentar algo así, tal como él lo acaba de decir.

Lucía Samperio: (Aparte) Y yo he experimentado muchas cosas; pero no voy a experimentar matar inocentes.

CUARTA ESCENA

Entra Bernardo Martínez, coloca un taburete, sostiene un micrófono en una mano y un tarro con un litro de cerveza en otro. Da un buen trago y comienza de nuevo a intentar hacer su espectáculo de Stand Up Comedy.

Bernardo Martínez: Estoy encabronado y eso se nota, a veces da coraje que uno haga su máximo esfuerzo sin lograr resultados. Y para un sicario, el resultado es muy evidente, una muerte, un cargamento entregado, en este caso, el no estar en la cárcel. Y no puedo lograr que un excuñado y un gachupín caigan en mi treta. ¡Ya es tiempo de retirarme! Y tengo el derecho de dar opiniones por ser sicario, no a la fuerza, pues tuve que elegirlo por convicción. ¿De qué otra manera salir de la pobreza de un día para otro? Vean lo que le pasó a mi carnala, no quiso ser como yo, se juntó con éste… ¡Lo que sea! ¡Y se terminó petateando! ¿Se imaginan si se hubiera acoplado a esta chamba? ¡Ya tendríamos un negocio familiar! ¡Ya me imagino a mi hermana entrando con un micrófono como yo ahora!

Entra de nuevo el fantasma de Jade Monreal y precisamente trae un micrófono en la mano.

Jade Martínez: ¡Yo le entro al combate, carnal! ¡Hermanos Martínez Asociados! ¡Narcotráfico y Stand Up Comedy! ¡El mejor negocio de todo Monterrey! Andando por el metro y nada de tonterías o te saco el cohete, respeta a la mujer o no la cuentas. De hecho, yo lo intenté con este que quieres cazar y con su compadre el gachupín. ¡Les saqué la fusca y no fui sola! Hasta utilizamos el estilo Mario Almada, el buey con el que andaba les llegó gritando, ¡Quieto ahí!  Lo malo es que resultaron más chichos. Y la neta ya me lo esperaba, yo conozco a este cabrón de mi esposo, algo había escuchado de su colega. Y “Ojos de Sapo” era un vil pendejo para estas cosas. Y hoy desde donde estoy te veo, hermano, también estás bien pendejo. ¡No les vas a ganar a estos cabrones!

Ella sale de escena.

Bernardo Martínez: ¡Les voy a ganar, carnala! ¡Te voy a vengar! Y nuestra familia trascenderá. No importa lo que haya pasado, ni como hayan evolucionado esos dos, ni que ahora los acompañe al que llamaste ahijado.

Toma su cerveza y saca una de sus pistolas.

Con el apoyo de esta chulada he de tronarme a esos dos y a quien se meta, ya sean esos escuincles o quien sea. Y no estoy solo, esta pinche gaucha me está ayudando a meterme en su mundo. Ese fue tu error, el tal “Ojos de Sapo” pudo ser un imbécil, pero no lo es esta vieja que luego me voy a coger en tu honor, mejor que como te hacía el amor este infeliz de Bernardo Rivera. Y no voy a ser simplemente un sicario, voy a trascender como comediante y haré lo que ni tú, ni nuestro difunto y alcohólico padre pudieron lograr.

Termina su cerveza.

Mi nombre es Bernardo Martínez y eso ustedes ya lo saben. ¡Voy a cumplir con lo que le prometí a mi familia! Mataré a este malnacido y luego voy a trascender en el Stan Up. Y quizás hasta después saque un libro en el que cuente como trascendí sin decir a lo que me dedico en realidad, sólo diciendo que soy un empresario exitoso. ¡Muchas gracias!

Entra Lucía.

Lucía Samperio: ¡Hola, che! ¿Ensayando? Pues yo deseo hacer lo mismo.

La joven saca unas boleadoras y comienza a hacer un espectáculo de baile malambo. Todo lo hace entre cinco o diez minutos y posteriormente comienza a dar otra especie de clase de divulgación filosófica. Teniendo al sicario como alumno improvisado.

Lucía Samperio: ¿Qué es el amor? No desde la perspectiva romántica, sino el instinto de reproducción en base a las feromonas, que conllevan a la excitación sexual y dan por resultado la reproducción de la especie.  ¿Qué es el amor en la estética y la teología o dicho de otra manera en el arte o en la religión? Basta la postura de San Agustín de Hipona, “Ama y haz lo que quieras” o la explicación tan simple que lanza Schopenhauer, “Que cada macho busque una hembra y cosa solucionada”. O quizás si partimos desde la antigua Grecia, no hay nada como citar uno de los más famosos diálogos de Platón: “El Banquete”. Se habla de la deidad del Dios Eros, como siempre en este libro que es totalmente dialogado hay tres interlocutores; Fedro, Aristófanes y Sócrates. El primero en hablar es Fedro y responde con la explicación más básica que daba el hombre antes de la existencia de la filosofía misma, la mitología. Comenta que Eros es de los dioses más antiguos junto con Urano y Hera, que los tres se encargan de que continué existiendo la especia humana y por lo mismo premian al que se sacrifica por amor, pero premian aun más al que decide sacrificar su propia vida como sabemos que lo hizo Sócrates. Y ahora hagamos una especie de analogía. ¿Qué hubiera pasado si tal como se tiende a acostumbrar en la cultura occidental y en específico en América Latina, la hermana de vos y Bernardo Rivera se hubiesen casado?

Ambos entran vestidos como siempre, sólo que ahora ella en lugar de su boina lleva una especie de velo y un ramo de flores en sus manos. Él la toma de la mano como si se estuvieran casando. Entra también el joven Alexis que ahora trae ya sea el ornamento completo del Sacerdote Católico o sólo la estola, también trae una biblia y comienzan a hacer el ademán de una típica boda occidental.

Alexis Nonato: Si alguien se opone a la unión de este matrimonio que hable ahora o que calle para siempre.

Lucía Samperio: ¿Qué hubieses hecho, Bernardo Martínez? ¿Algo parecido a lo que hizo ese tal “Ojos de Sapo”?

Bernardo Martínez: (Saca sus pistolas) Le hubiera puesto frente a sí a mis dos amores, precisamente a “Matilde” y a “Carmelita”. Ya me decía ella que estaba loco y yo no iba a permitir que se casara con él.

Lucía Samperio: Ella después de matar a “Ojos de Sapo” se inmoló. Tal cuál como en el diálogo del “Banquete”, se sacrificó tal como lo hizo “Alcestis”. ¡Ella se encaminó al Hades! ¡Y no fue recompensada por los dioses griegos!

Jade Martínez en el ramo en realidad tenía también una pistola y repite su trágico final dándose un disparo en la sien. Cae de nuevo al piso y tal como ocurrió en la primera entrega, Bernardo Rivera la toma de la mano y comienza a llorar por ella.

Lucía Samperio: Y ahora viene el otro ejemplo que también lanzó Fedro, “Orfeo” el amor narcisista. ¡Alexis!

El joven se quita ya sea el ornamento o sólo la estola y vuelve a su personalidad de joven punk. Que tal como es en realidad saca o mejor dicho aparece un puñado de cartas de cada una de sus manos.

Lucía Samperio: En este caso el joven no cometerá incesto con su madrina, sino con la niña que verdaderamente le gusta. (A Bernardo Martínez) ¡Espero que la hermana de vos no haya sido también una pedófila! ¡Mariana!

Entra Mariana con su típica vestimenta de colegiala propia de la ciudad de Guadalajara. Y Alexis llega a tomarla del brazo para retirarse de escena un momento.

Lucía Samperio: Orfeo tal como dice el siguiente ejemplo logra llegar a la tierra de los muertos, pero su mujer es un fantasma. ¡Orfeo no murió por amor y quiso seguir amando a su esposa! ¡Los dioses lo castigaron!

Entra de nuevo Alexis y ahora está desesperado.

Alexis Nonato: (Desesperado y hasta melodramático) ¡Mariana! ¡Mariana!

Lucía Samperio: El último ejemplo de los que lanzó Fedro es el de Aquiles. Y es tal cual lo que ahora quieres hacer.

Todos los actores salen de escena excepto los dos Bernardos y Lucía. El hermano de Jade lo apunta con sus pistolas y su cuñado se mantiene sereno y firme.

Lucía Samperio: ¡Bernardo Rivera! ¡Ya conoces lo que ocurrió!

Bernardo Rivera: ¡Claro! ¡Aquiles mató a Héctor! Pero a su vez, ya estaba también destinado a morir en la guerra de Troya. Aquí se define como “El Amor como Desapego”. Primero fue Héctor quien mató a Patroclo, el amante de Aquiles, por lo que este último decidió vengarse estando consciente de la maldición que lo condenaría a morir si se vengaba. ¡Es lo mismo que ahora quiere hacer mi cuñado! Te comento que Aquiles no lo dudó y al matar al troyano la muerte le sobrevino, se sacrificó por amor. (A su cuñado) ¡Y sabes que es lo mismo que te pasará a ti, Bernardo Martínez!

Lucía Samperio: La diferencia entre este ejemplo y el de Alcestis, es que Aquiles era el amado mientras que Alcestis era la amante. ¡Los dioses valoraban más el sacrificio de los amados! Amante es el que busca y amado es el buscado.

Bernardo Martínez finalmente parece que entendió el mensaje y guarda sus armas en las fundas de su cinturón. Baja la cabeza.

Lucía Samperio: Y esto aún no ha terminado, Bernardo, hace falta el segundo interlocutor, el punto de vista de Aristófanes. Según él, cada uno de nosotros es una mitad que se ha desprendido de un todo que lo constituía. Y es el amor el que trata de unir esas dos mitades. ¡El amor es la búsqueda de nuestra otra mitad y alcanzarla nos llevaría a la plenitud! Pensar que estamos buscando esa media mitad, afina la búsqueda aunque quizás no la encontremos.

Entra de nuevo Alexis llorando de manera lacrimógena. A su lado está Mariana que trata de consolarlo.

Mariana Ferrer: Tranquilo, no es para tanto. Podemos seguir siendo amigos, pero entiende, ahora no quiero tener novio.

Alexis Nonato: (Llorando de forma lacrimógena) ¡Pero eres el amor de mi vida!

Manteniendo dicho melodrama ambos jóvenes salen de escena.

Lucía Samperio: Y sí, de hecho, esa sensación y el dolor que conlleva es muy usual sentirla en el amor juvenil que muchos denominamos como el primero. Pero ahora viene el diálogo que concluye “El Banquete”. El del ya famoso maestro de Platón, Sócrates.

Bernardo Rivera: Para comenzar dice Sócrates que uno ama lo que no tiene y que una vez que lo encuentra lo quiere para siempre. Y la pregunta es la siguiente ¿Alcanzaremos a completar de modo definitivo aquello de lo que carecemos? ¿Existe o no existe el amor absoluto? Muchos opinan que la respuesta es no.

Entra Iñaki Rugarcía. Sin decir nada muestra una serie de dibujos hechos en papelotes sobre un pintarrón. Comenzará a mostrar cada uno de ellos consiguiendo una secuencia de cómic.

Iñaki Rugarcía: Este primer dibujo soy yo hace algunos años cuando llegué a México. Y esta era mi pareja, la madre de mi niño. Y este es él. Nunca lo dejo de ver, por eso no me he ido de vuestro país. Ese amor erótico no fue absoluto; pero algo bueno salió de ahí. Y aún busco ese amor del que carezco, no me canso de hacerlo, joder.

Sale del escenario.

Lucía Samperio: ¡Pero no por ello hay que dejar de buscar! Si el amor es la búsqueda de un faltante lo que ama a la humanidad es la inmortalidad. Según Sócrates la forma de encontrarla es precisamente con la procreación de la especie y la creación de obras. El amor se abre por el que se siente hacía las obras de las almas, la cultura, las ideas y el saber. Tal cual la filosofía que en griego se define como el amor a la sabiduría. ¡Eso es el amor! ¡Por eso nunca debe dejar de buscarse!

Bernardo Rivera sale de escena y volviendo a la escena inicial. Lucía Samperio está frente a frente con Bernardo Martínez.

Lucía Samperio: ¿Ya te queda claro? ¡Entiendes que tu hermana no era la otra mitad de tu tocayo! ¡Qué al matarlo también te condenarás! Y que el amor es aún más que sólo el erotismo. ¿Vas a seguir o a desistir?

Bernardo Martínez: ¡A seguir!

El Sicario sale de escena y la joven uruguaya se queda sola un momento.

Lucía Samperio: ¡Hice todo lo que pude para evitar el holocausto que ahora me doy cuenta que es inevitable!

TELÓN

TERCER ACTO

PRIMERA ESCENA

     Entra Lucía Samperio, detrás de ella lo hace el sicario Bernardo Martínez. Se nota que él está muy enojado con ella. Sin embargo, ella se ve un tanto tranquila. Ambos están sentados en sillas frente a trente.

Bernardo Martínez: ¡Me fallaste, gaucha! Te di todo el tiempo que me pediste y sólo me has podido localizar a Bernardo.

Lucía Samperio: ¡Cálmate! Vos tienes lo que me pediste, a Bernardo e Iñaki. ¡Perdona a los pibes!

Bernardo Martínez: Si no están en el lugar, no veo razón para quebrármelos. Y veo que tú también has desistido. ¡Lárgate! Vuelve a tu país y no quiero saber nada más de ti.

Bernardo sale de escena. Lucía se pone nerviosa y camina, en ese momento entra Alexis. Y se sienta en el lugar en el que estaba el sicario.

Alexis Nonato: ¡Hola, Lucía! ¿No me acompañas con una cerveza? Más tarde también asistirá mi novia para que no piensen que eres una “asalta cunas”.

Lucía Samperio: No. ¡Déjame tranquila por favor! Debo empacar, me regreso al Uruguay.

Alexis Nonato: Antes acompáñame a beber sólo una cerveza. Pues quiero platicar con contigo, es más, como buen mago sé improvisar.

De su mochila saca una caguama la destapa y bebe, ella que ya luce estresada por fin acepta y toma un muy buen trago digna de la mejor de las bebedoras

Lucía Samperio: Bebe vos, yo tengo cosas que hacer. ¡Un placer! ¡Los extrañaré! ¡Besos a Mariana!

Alexis Nonato: ¿Cosas que hacer? ¡Cómo espiarle a un sicario y ser su cómplice en un homicidio! ¡Lo escuché todo y le vi las matonas a ese hijo de puta! Así que, con tu permiso, voy a advertirles. ¿Un último trago?

El joven bebe de la botella se la ofrece y ella hace lo mismo, ambos le dan dos buenos tragos. Se la pasa a él y en un gesto de desesperación saca también un revólver de su bolsa de mano y le apunta al adolescente.

Lucía Samperio: ¡No les vas a advertir, pendejo hijo de las mil putas! ¡Vení conmigo! ¿Y ahora que voy a hacer con vos?

Alexis Nonato: Yo me agarraba a golpes con los putos policías de la Ciudad de México. Te recomiendo que me vigiles bien, aunque te digo que carácter es lo que me sobra, chingao. (Sigue bebiendo) Y ya no te voy a dar más de mi caguama. ¿Es por racismo?

Lucía Samperio: ¿Qué me ves cara de pelotuda del Ku klux Klan? La verdad que Bernardo es muy buen mozo. Y me gusta; pero una mujer fatal como yo no puede amar. ¡Una mujer fatal como yo sólo puede romper corazones! ¡O volarte las pelotas! (Les apunta a los testículos).

Por primera vez el adolescente se asusta, eso es muy notable en su expresión corporal, sin embargo, mantiene su carácter, bebe hasta terminar toda su cerveza y guarda el envase en su mochila.

Alexis Nonato: ¡No tienes por qué hacerlo! Me estás entreteniendo y con eso lograrás que no les advierta. Luego me puedes dejar ir, no se lo diré a nadie. ¡Te largas a tu país y sanseacabó!

Lucía Samperio: Te guste o no te guste estamos los dos en esto. Yo quiero que vos te vayas. ¿Qué tenías que hacer hoy? ¿Ver a Mariana? ¡Me encanta esa niña!

Alexis Nonato: Aún no le he marcado, pero como te dije, habíamos quedado de tomarnos unas cervezas juntos. Le dije que nos acompañarías y es mutuo, esa chiquilla te quiere mucho. ¡No le he dicho que te descubrí!

Lucía Samperio: ¿Cómo lo hiciste?

Alexis Nonato: ¡Fue inconscientemente! El día en que tomamos mate, dejaste olvidado algo, este bolso. (Lo saca de su mochila) Aquí tienes documentos importantes, como tu credencial de residencia y sin ella dudo que te puedas ir del país. Dejé a Mariana ese día en su casa, pero al siguiente fui a llevarte tus cosas. Afuera de tu casa te vi con ese cabrón que al instante reconocí y los escuché hablar.

Entra de nuevo Bernardo Martínez. Claramente que no trae sus armas pues está en la calle. Y comienza a dialogar con ella que se pone de pie, después de haber guardado su pistola en el bolso de mano. El joven oaxaqueño está a un costado a una distancia respetable.

Bernardo Martínez: Ya te lo he dicho y nada de excusas, ubica en dónde viven esos cabrones o dónde los puedo encontrar para echármelos.

Bernardo sale del escenario. Ambos de nuevo se sientan frente a frene y ella vuelve a sacar su pistola para apuntarlo con ella.

Alexis Nonato: En una ocasión mi madrina me enseñó una foto de su hermano, al instante lo reconocí. Y ya me había dicho a lo que se dedicaba, lo que no puedo creer es que tú te hayas relacionado con él. ¿Por qué lo hiciste? ¿Te compró, verdad?

Lucía Samperio: ¡No me estás ayudando, escúchame! ¡Cara de chico feliz que va con su mina! Sí, me patrocinó en este país. Me hice una reconocida divulgadora de la Filosofía en varias ciudades gracias a ese boludo. ¡Él nunca hubiera podido meterse en el ambiente de Bernardo y por eso me pagó! Y me duele lo que le pasó a ese boludo y todo por otra mujer fatal como yo.

Alexis Nonato: Sí, ese boludo te gusta. Por eso te duele lo que acabas de hacer, por eso no me has soltado un plomazo y por eso te veo llorar.

Lucía comienza a llorar sin dejar de apuntar al joven con su arma.

Lucía Samperio: ¡Pendejo hijo de las mil putas! ¡Soy una mujer fatal! ¡No me puedo enamorar de nadie!

Alexis Nonato: ¿Por eso odias a Bernardo? ¡Te estabas enamorando de él y eso no es bueno para ti! Y a su vez, ese amor se transforma en odio, sólo por eso, por haber sido un pinche puto amor.

Lucía Samperio: ¡Pelotudo!

Ella le da una fuerte cachetada al joven y él sólo la recibe.

Alexis Nonato: ¡Yo no le pego a las viejas!

En ese momento empieza a sonar su celular y él contesta, ella no le deja de apuntar.

Alexis Nonato: ¡Hola, Mariana! Estoy con Lucía y te manda saludos. Pues ya te veo en media hora ahí en el “Bar La Chingada”. ¿Seguro? (A Lucía) Quiere hablar contigo.

Lucía Samperio: ¡Dámelo! ¡Hola, Mariana! ¿cómo estás vos? Sí, ahí te lo mando en un momento. De hecho, me regreso a mi país, chao.

Le devuelve el celular.

Alexis Nonato: ¿Qué vas a hacer? ¿Y qué va a pasar conmigo?

Lucía Samperio: ¿Vas a dejar esperando a tu novia? ¡Lárgate! ¡Cuida mucho de esa gurisa!

Alexis Nonato: ¿A dónde mandaste al sicario? ¿Qué va a ser de Iñaqui, Bernardo y Mariana?

Lucía Samperio: ¿Qué va a ser de Mariana? Espero que vos te cases con ella, o al menos que no la violes.  Y de los otros dos boludos no lo sé. Chao, que no me volvés a ver nunca. Al pelotudo de Bernardo lo mandé a visitar al otro Bernardo que hoy ensaya y se queda a dormir en la escuela de circo. ¡No conoces a ese cirquero! ¡Ese sicario es un pelotudo y no podrá con él! ¡Chao! ¡Pequeño héroe de porquería!

La joven uruguaya sale del escenario dejando al joven solo. Al instante saca su celular y llama.

Alexis Nonato: ¡Mariana! ¡Es una emergencia! ¡La vida de mi padrino está en peligro en un momento te explico!

SEGUNDA ESCENA

Aparece Bernardo Rivera haciendo un acto de malabares con clavas, lo hace durante un momento con diferentes modalidades. Luego repite el acto con los mismos aros que utilizaba Jade, lo prosigue con pelotas y repite el uso de clavas terminando su entrenamiento circense. Luego de eso, lanza un discurso al público a manera de monologo.

Bernardo Rivera: He terminado mi entrenamiento diario, estoy en la misma escuela en la que imparto clases. Voy a darme una ducha, para después leer un libro y tomar un café antes de dormir. Me quedo a velar esta institución. ¡Es un dinero extra! Por estar en el centro de la ciudad de Guadalajara estoy muy acostumbrado al ruido de mis vecinos y al ruido propio de una gran urbe, aunque nunca pasa nada en particular, salvo hoy. Y me llama la atención, Jade y yo jugábamos un juego erótico en donde ella me esperaba desnuda y un hombre que era yo, llegaba todas las noches a hacerle el amor utilizando una máscara, se suponía que en el juego ella no sabía quién era su amante. Y que había otro hombre que se moría por ella y que en el juego también era yo. Una noche ese otro hombre entra a su casa a tratar de violarla y su amante enmascarado la rescata heroicamente. ¡Yo hacia el doble papel! Y se supone que ella, estando ya desnuda, no sospecha nada al escuchar ruidos en la azotea pues cree que se trata de su adorado hombre sin rostro. Lo curioso es que ningún ladrón en la vida real haría un escándalo tan evidente. Igual al que ahora estoy escuchando, que ya me ha dado a entender que no puede ser otra persona que el idiota de mi excuñado. ¡Ella tenía razón al decir que era un pésimo sicario! Y capaz de que llega igual que el no menos pendejo del “Ojos de Sapo”. Citando a Mario Almada con su típico: “Quieto ahí”.

Entra Bernardo Martínez apuntando con sus dos pistolas a las que les ha puesto nombres de mujeres, se siente muy seguro y con una expresión maliciosa en el rostro.

Bernardo Martínez: ¡Quieto ahí!

Bernardo Rivera: Tú debes ser mi cuñado, mucho gusto tocayo.

Bernardo Martínez: ¡Cállate, payaso! Y suelta esos boliches.

Bernardo Rivera: ¡Se llaman clavas! ¿Qué tu hermana no te ha enseñado? Y no insultes el oficio de mi suegro.

Bernardo Martínez: ¡Cállate, cabrón! Última vez que te lo digo, suelta esas cosas.

Bernardo lanza dos clavas hacía arriba, y luego la tercera; el sicario sonríe. Al instante, las dos primeras le caen en las pistolas, desarmándolo, y la tercera en la cabeza, rebota y cae en la mano del que las lanzó. Por lo que con ella le da tres garrotazos magistrales a la cabeza de su cuñado y, finalmente, la lanza para que de nuevo rebote en su cabeza y la tome. El matón cae inconsciente.

Bernardo Rivera: Sólo está noqueado. Y no me pueden decir nada puesto que cometió un allanamiento de morada. Qué bueno que haya sido tan idiota y haya hecho destrozos. ¡Se ha condenado! Y la ley no puede tocarme. De hecho, en el juego erótico se suponía que el supuesto violador caía de cabeza luego de una pelea con el hombre enmascarado que logro salvar a su amada. Me cae que de haber sido algo real, este animal se hubiera caído al intentar entrar a la casa y ni ver encuerada a la vieja hubiera podido. 

TERCERA ESCENA

Alrededor de una o dos mesas aparecen Bernardo Rivera, Iñaki Rugarcia, Alexis Nonato y Mariana Ferrer. Hay tres botellas de caguama, los dos adultos beben de su propia botella, mientras que las parejas de adolescentes comparten una para los dos. Se ven arduamente alegres.

Mariana: Tenía razón la gaucha, ese buey es un pésimo sicario. ¿Qué han sabido de él?

Iñaki: El tío de puta madre salió por fianza. Pago todos los destrozos de la escuela y eso lo ayudó.

Alexis: ¿No tienen miedo de que los vuelva a buscar?

Bernardo: ¡No, muchacho! Tiene mal historial por lo que hizo y por otras cosas que no salen a la luz, además ahora sí creyó lo que en realidad pasó con su hermana. Y sí no, lo estaré esperando.

Iñaki: (A Alexis y Mariana) ¡Hey, chavales! ¿Qué será de vosotros dos?

Alexis: Pues en mi caso, es definitivo que me quedo un rato en esta ciudad. Ya me convencieron y voy a entrar a estudiar Sociología. De paso seguiré forjándome como prestidigitador, mis papás me seguirán mandando dinero; pero también voy a trabajar y no puedo creer lo que voy a hacer…

Bernardo: ¡Va a realizar encuestas de mercadotecnia! Y me consta que así te irás adentrando mucho en nuestra puta sociedad.

Alexis: ¡Un anarquista haciendo estudios de mercado! ¡Me quiero morir!

Iñaki: ¿Y tú, Mariana?

Mariana: ¡Voy a seguir siendo novia de este animal! Ya es tiempo de que empiece a trabajar y también lo haré haciendo encuestas. ¡Alguien tiene que cuidar que no asesiné a los informantes! Y no sólo eso, voy a ser su cómplice en los shows de magia, su asistente como quien dice o la cómplice para que les salgan bien. Y es un hecho que voy a terminar la preparatoria y lo más probables es que me decida por la carrera de mercadotecnia.

Alexis: ¡No por favor! ¡Todas menos ésa!

Mariana: Aún me falta un año para decidirme. Lo que no puedo negar es que mucho de lo que ahora soy se lo debo a Lucía. ¡Qué Dios la perdone en donde quiera que esté!

Alexis: ¡Qué Dios de mierda ni que nada! ¡Ojalá que te convenza de volverte atea!

Bernardo e Iñaki ríen ante las ocurrencias de la pareja de adolescentes. Y se incorporan.

Bernardo: Y bueno, muchachos, yo tengo que ir a mis clases vespertinas.

Iñaki: Y yo debo ir por mi niño, me acompañará a mi estudio, hoy quiero terminar un cuadro.

Todos se incorporan levantando las sillas y mesas dejando limpio el escenario.

CUARTA Y ÚLTIMA ESCENA

La pareja de adolescentes camina tomada de la mano al parecer lo hacen por una avenida transitada.

Mariana: ¿Por qué odias tanto la mercadotecnia? Tú como sociólogo y yo como mercadóloga podríamos hacer un muy buen equipo. Además aún me falta un año para terminar la prepa.

Alexis: Soy un anarco punk. ¡Odio la mercadotecnia! ¡Me estoy rebajando muy bajo al trabajar en eso!

Mariana: Recuerda lo que te dijo Bernardo, así podrás conocer la sociedad más a fondo y tal como es. ¡No todos son de tu misma onda!

La pareja sigue deambulando hasta que de forma sorpresiva reconocen a Lucía en un costado del escenario. ¡Ambos gesticulan ante el asombro de verla!

Lucía: ¡Hola, pibes! ¿Saben lo que es el castigo? Nicolás Maquiavelo comentó que el fin justifica los medios y en eso me baso para castigar. ¿Por qué coincidimos hoy en esta avenida? ¿De dónde venís? (Señalando a Alexis) Vos, pequeño héroe de porquería, lograste que no hiciera lo que iba a hacer. Vos, pequeña boluda que tanta admiración me tenés. ¿Por qué coincidimos en este momento?

Saca su pistola del bolso de mano y ambos adolescentes se asustan.

Lucía: ¡Hoy es el día en que me debo enfrentar a mi destino!

Del otro extremo aparece Bernardo Martínez con sus dos pistolas.

Bernardo Martínez: ¡Hola, Gaucha! ¿Sí le vas a entrar?  ¡Pues ven al casino!

Lucía: ¡Los amo par de pendejos boludos!

Ella y el sicario desaparecen por un extremo, la pareja de adolescentes se abrazan y de repente se escucha un largo tiroteo.

Alexis: ¡Quédate aquí, Mariana! ¡No te muevas hasta que vuelva!

El joven corre impulsivo al extremo por donde Bernardo Martínez y Lucía Samperio desaparecieron, Mariana se queda sola y comienza a llorar de angustia.

OSCURO FINAL

Gerardo Martínez Acevedo

«Efrén Bantú»

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s