Te vendo el corazón,
te lo remato
en lo que creo que vale;
dame un millón de besos
de tus labios,
mil miles de caricias
de tus manos
y otro millón de tus miradas tiernas
que iluminen mi vida,
con eso me conformo;
y te lo oferto
en fáciles abonos,
lo puedes ir pagando
día tras día,
tu dices si lo compras
aunque, quieras o no,
te pertenece;
ya endosé la factura con tu nombre.
Óscar Pedraza