El paramecio nos mira con lástima
ajusta su cuerpo a las aguas estancadas.
Parece la huella que deja el miserable
sobre los charcales, pisada diminuta que vigila.
El paramecio espera que el asesino arroje su furia
y come.
Espera que el avaro arroje su avaricia
y come.
Que los infelices arrojen sus lágrimas
y come.
Que los enemigos arrojen sus rencores
y come.
Todo el día se alimenta el paramecio
de los desechos de la condición humana.
Come y nos mira con lástima.
Hortensia Carrasco Santos