—Ahí lo tienes —dijo la sombra apuntando al celular que vibraba sobre el buró de la cama.

Jessica, que aún tenía la cara empapada en lágrimas, no podía creerlo: ¡era Javier! Le estaba llamando después de que le había dicho que no quería volver a ver en la vida. Olvidó completamente al ser que se había aparecido minutos antes en su recamara ofreciéndole ayuda. En su mente sólo estaba Javier y en cómo la había dejado esa misma noche.—¡Javier! ¡bebé! —dijo ella emocionada al contestar el teléfono. La línea línea sonaba extraña, con mucha interferencia.—Te… a… mo… —logró escuchar Jessica entre toda la interferencia del teléfono antes de que se cortara la llamada de golpe.
Jessica desbloqueo su celular para marcarle a Javier pero fue interrumpida por su visitante.
—He cumplido tu deseo —susurró la sombra que tenía a su lado.
—¿Pagar? —replicó Jessica—, ¡No me has dado lo que pedía! Me dijiste que Javier volvería.
—No —dijo la sombra que se ocultaba en la oscuridad de la habitación—. Está perdidamente enamorado de ti y te amará toda su vida, eso fue lo que pediste y ya he cumplido mi parte del trato, ahora paga.
—Espera, esto está mal, me dijiste que tendría pagar hasta que Javier muriera, ¡Me engañaste!
—Javier ha muerto —dijo el ser con una voz que hizo temblar a Jessica.

Sin pensarlo, Jessica salió corriendo del dormitorio de la escuela, rápidamente tomó el celular y marcó el número de su exnovio.
—Contesta. Javier ¡Contesta! —gritaba mientra corría por el pasillo hacia el ascensor.

Echó una mirada hacia atrás mientras corría y se topó con que no había nadie persiguiéndola, de algunos dormitorios se escuchaba el cuchiche normal de los estudiantes que la tranquilizó rápidamente.

«¿Me lo habré imaginado?» se cuestionó recargándose contra la pared y volteando a ver la pantalla del teléfono sin saber que había llegado el momento de pagar.

Eduardo Nápoles