«Tag» – Riauri Onigokko

“Riaru” es la japonización de “real” y “onigokko” sería para el juego de “tag” que por lo que entendí después de varias búsquedas pequeñitas, significaría o sería el equivalente del “tú las traes”, y esto es una interpretación muy a la mexicana de mi parte, porque si bien el juego es fácil de interpretar desde nuestra propia perspectiva, también hay que entender que es una amplificación del azar de la vida, sobre todo si nos ponemos a observarlo desde una perspectiva japonesa donde desde el lenguaje y la filosofía, el futuro no ha pasado porque no está, y el pasado ha pasado, y por ello ya no existe. Habiendo puesto esto como planteamiento, permítanme ir directamente a la película, y es que la manera en que me la encontré fue porque algún vídeo que estuvo circulando en Facebook y me obsesioné con ellas y terminé con la mente volada hace más de cuatro años que por eso apenas hasta ahora le puedo hacer una reseña.

Para dar un poco de antecedentes en esto, primero que nada, la película está basada en un manga que no he podido leer, y que seguramente algún otaku más ilustrado en este rubro nos pueda ayudar, esto sería para próximas búsquedas de comparar el libro con la película, lo que sí puedo afirmar del manga escrito por Yusuke Yamada es que aún está muy limitada al mundo oriental, pues en una primera búsqueda no hay una traducción al inglés o al español de la obra, pero la película sí fue pensada para distribución global, y aquí está lo destacable: La película fue escrita y dirigida por Sion Son, quien también es poeta y ello explica mucho de la rareza y metáforas visuales utilizadas, pero también un poco de las referencias que nos llevan a pensar en la teoría de las cuerdas o la teoría del caos.

Los primeros diez minutos no tienen pierde, pareciera que podría empezar con un melodrama japonés en donde la historia es sobre crecer en la adolescencia, todo es el inicio de un viaje escolar donde muchas adolescentes están felices porque van a salir, hace un día soleado y bueno para un paseo y una tutora y la conductora del autobús miran a la carretera y notan que un viento rebana uno de los autobuses con todos dentro, a la par de esto una de las estudiantes, cuyo nombre nos enteramos que es Mitsuko, está escribiendo en su libreta y unas compañeras la molestan un poco, diciendo que siempre hace sus poesías. Le quieren quitar la libreta y con ello cae la pluma con la que está anotando, esta pequeña acción la salva del viento que ahora ha rebanado a todas sus compañeras, por lo que lo que parecía un paseo idílico ahora se ha convertido en algo característico del género splatter.

Mitsuko sigue un poco la frecuencia del viento, se agacha nuevamente y al agacharse sólo vuela un mechón de cabello, se levanta de nuevo y observa cómo es que ese viento ahora rebana cables de luz, Mitsuko claramente traumatizada, baja del autobús y comienza a correr, en ese camino ve la devastación que el viento ha dejado a su paso; ahora tengo que hacer una aclaración, a nuestros ojos occidentales ese viento no tendría justificación pero resulta que en la mitología japonesa existen los yokai, demonios que atormentan a los seres humanos, y uno de ellos, el Kaimatachi, y que tiene dos versiones, una es remolino de arena y puede llevar comadrejas que tienen uñas que cortan mientras el viento los lleva, y otra es justamente un viento que rebana, ese es el que persigue a Mitsuko.
Ahora de aquí en adelante es cuando el filme comienza a ponerse extraño para nosotros, y va directo a aplicarnos el “tú la traes”, es decir, que depende de nosotros la interpretación, pero a sabiendas que hay un hilo conductor que es planteado por Sur (llamada así por Surreal) Entonces ¿Es sueño? ¿Realidad? ¿Virtualidad? ¿Destino? ¿Alternativa? ¿Universos paralelos? ¿Multiversos? ¿Broma de los dioses o de los demonios? Eso ya depende de nosotros, en pantalla hay cosas tan absurdas como un cocodrilo que le come la entrepierna a una de las amigas, seguir, y por ello es una maratón, casarse con un cerdo, y no es como que tu maestra que te dio clases no quisiera balearte con una ametralladora porque llegaste tarde a clases.

“Tag” es esa clase de película que podría ser palomera si te fijas únicamente en lo anecdótico, pero también pertenece al género donde la mayoría son mujeres y eso llama mucho la atención, pero no hay que irnos con la finta de que por ello hay mejor representación, porque claramente todo está hecho desde la perspectiva masculina, y sin dar detalles de ello, se ve reflejado en el final que por lo menos a mí me dejó pensando un par de años, pero muchas vistas y un poco de búsqueda después la vine a entender y a encontrarle el gusto, con esta reseña invito a lo mismo, finalmente es de esas película que con una sola búsqueda en youtube la puedes localizar y verla fácilmente y también compartir opinión, o hablar de ella.

Laura Elena Sosa Cáceres

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