Espíritu navideño

    “Querido Santa Claus, te pido un bate de beisbol y que el espíritu navideño viva en esta casa para siempre…”

Carta de Matías


12 de diciembre

Llevaba una hora probando las luces, la musiquita se repetía una y otra vez y Oli hincada se estaba desesperando, pero tenía que hallar el foquito que no servía para cambiarlo y que la serie pudiera encender completa, no entendía de circuitos eléctricos pero había hecho esto desde su infancia y era capaz de arreglar estos artefactos; unos minutos después, fastidiada, no fue capaz de probar todos los foquitos, vio que prendía un poco más de la mitad y la llevó hacia el ventanal grande que daba hacia la calle, la pegó alrededor dejando la parte que no encendía amontonada sobre la cajonera que estaba al lado, la enchufó, la miró aburrida y pensó para sí: -“garambainas, lo que tanto odiaba y ahora vienen de mí”, se dio la vuelta resignada y a su lado una carita se iluminaba y con la mirada seguía el recorrido de la luz en la ventana, era Matías, quién lucía emocionado, no se percataba ni le ponía peros al adorno mal hecho.

Dejó por un momento el espectáculo de luces y moviendo su cabecita al ritmo del remix navideño, se dirigió a su madre diciéndole que ya había traído los adornos, Oli sacó de mala gana el arbolito, lo armó y comenzó rápidamente a colocar las cosas que salían de las demás cajas, Matías intentaba ayudarle pero ella sólo le arrebataba las cosas y las colocaba en el árbol, no respetaba simetría ni le importaba la combinación de las cosas, era todo lo que estaba rezagado de años anteriores, pensaba en lo diferente que se sentía respecto de los demás años, en qué momento había perdido el interés en estas fechas; en cambio el niño pasaba por alto las malas formas de su madre y contento continuaba intentando ayudar en la tarea que por ahora le absorbía.

Matías tenía 7 años, algo mayor para ciertas actitudes de niño pequeño que tenía, esperaba la época decembrina con pasión desde meses antes, a pesar de que su madre había arruinado la fantasía de Papa Noel cuando él sólo tenía 5 años, él continuaba escribiendo su carta pidiendo un juguete y algún deseo sobre cosas inmateriales.

Ayudaba a su madre a adornar el árbol mientras imaginaba la mesa llena de comida y los regalos debajo del árbol, pero sobretodo la velada de juegos y risas con sus padres. Discretamente abría un tanto las ramas del árbol para que luciera frondoso, ya que su madre había olvidado hacerlo. Cuando por fin Oli decidió conectar el árbol, ambos se percataron que la conexión quedaba retirada del enchufe por lo que necesitarían una extensión de cable para la luz.

Oli salió de la casa y caminó hacia la avenida, al atravesar la calle llamó su atención una mujer que daba vuelta a la esquina contraria, quiso seguirla, algo en su forma de caminar le había perturbado, sin embargo el semáforo no cambiaba y no podía cruzar la calle, por fin el verde, corrió tropezando con las personas que a su paso caminaban, la mujer caminaba delante con paso acelerado, dio vuelta a una calle y Oli corrió desesperada, necesitaba ver a esa mujer, al llegar a la calle donde se había metido, dio la vuelta precipitadamente y chocó con alguien cayendo su bolsa al suelo, atolondrada se agachó a recogerla al mismo tiempo que la persona con quién había tropezado, quién le auxiliaba a recoger los objetos que se habían esparcido por la banqueta, de pronto Oli observó los zapatos de la mujer que estaba delante de ella, eran idénticos a los que llevaba puestos, las manos de la mujer se rozaron con la de ella y Oli sintió un escalofrío, tuvo miedo de levantar la cara, terminó de recoger sus cosas y se quedó mirando al suelo esperando que la mujer se fuera, de pronto una voz parecía llamarle, la hizo voltear hacia atrás, era un hombre que le preguntaba si estaba bien, Oli con una mueca de desconcierto se quedó mirando al hombre tratando de entender el porqué de su pregunta, el señor le comentó que ya llevaba rato agachada mirando al piso que si necesitaba algún tipo de ayuda, entonces Oli recordó a la mujer, volteó hacia todos lados sin entender en qué momento se había ido; dio las gracias al vendedor y siguió su camino, se dio cuenta que había oscurecido, por lo que dedujo que había perdido un tiempo considerable en ese encuentro; caminó unos cuántos pasos y llegó a la tlapalería donde compró el objetivo que la había hecho salir de casa; de regreso a casa se sentía intranquila por lo que había acontecido, todo el camino no dejaba de pensar en la mujer que había encontrado, volteaba para todos lados, tenía la sensación de que alguien le vigilaba.

Llegó a casa y se dispuso a terminar de adornar, no tenía ganas de que llegará Javi y le recriminara que no estuviera listo el adorno para Matías, una última caja grande le abasteció de coronas para las puertas, figuras de cerámica que acomodó en la mesa del comedor, en la vitrina y las mesas de centro de la sala, se deslizaba por la estancia teniendo a Matías como público entusiasmado, cuando terminó le indicó que ya tenía que irse a la cama y el niño aplaudió de ver que su casa estaba de acuerdo con la temporada, para ponerle el toque final, sacó de un cajón un spray aromatizante de canela y lo roció por la habitación ante el gesto y manoteo de disgusto de Oli que detestaba el olor que por el aire emanaba.

Por fin Matías se fue a su habitación, mientras que Oli sentada en la sala, se quedó viendo el árbol encendido, por fin logró quitar el sonido de la serie de la ventana y se sentía más relajada, pero eso no duraría mucho, sonó el teléfono y sobresaltada contestó ya que en las últimas semanas no había recibido ninguna llamada, incluso recordaba haber silenciado cualquier tipo de mensaje, por lo que respondió un tanto asustada, ¡hola!, al otro lado de la línea sólo un cuchicheo que no distinguía, ¡bueno, bueno!, una risita y se cortó la llamada, Oli fue al estudio y vio el reloj de la pared, ya eran las 9 pm, Javi ya tenía una hora de retraso de su llegada del trabajo, Oli se quedó sentada sin hacer nada, sólo dejando pasar el tiempo, de pronto escuchó un ruido en la pared, un golpeteo, trató de recordar quién vivía en la casa de atrás de esa pared, era muy tarde para que estuvieran haciendo alguna reparación, enojada fue hacia la pared y golpeó tres veces, de repente escuchó como si arañaran del otro lado, rechinido de garras, temerosa, marcó a Javi una y otra vez sólo escuchando esa voz conocida de grabación que  le indicaba que el teléfono estaba apagado, se fue a su cuarto y a pesar del miedo se quedó dormida de inmediato, despertó unas horas después, se sentía extraña, le dolían mucho las manos, se tocó una con la otra y se horrorizó cuando sintió que estaban mojadas y sus uñas rotas, se levantó rápido de la cama y fue al baño donde se dio cuenta que el líquido era sangre, abrió la llave del agua y comenzó a lavarse, el agua roja poco a poco se limpió por lo que Oli observó nuevamente y se dio cuenta que todo estaba en orden, sus uñas estaban largas y no quedaba rastro de la sangre que segundos antes emanaba de las yemas de sus dedos; se fue a la cama y vio que Javi no estaba, volvió a intentar varias veces comunicarse con él sin éxito, el sueño se había esfumado, por lo que permaneció sentada mirando un poco la TV, una película navideña clásica pasaba en ese momento, junto al Santa Claus de la escena conocida ella observó una mujer con un abrigo verde, nunca se había percatado de ello, era igual al abrigo que le había regalado Javi hace un año y que tanto le insistía se pusiera pero a ella no le agradaba del todo;  fue al closet ya que sentía que hacía tiempo que no lo veía; lo busco desesperada y notó como toda su ropa estaba movida, seguramente Matías se había metido a esconder y por ello el desorden, se entretuvo un rato acomodando sus prendas.

De repente escuchó el ruido de la puerta de la entrada, ya daban las 3 am, era Javi, venía bebido, podía notarlo por los ruidos de tropezones en la estancia; Oli antes de reclamarle sintió un alivio de saber que había llegado, preguntó a Javi de dónde venía y Javi le dijo que de la cena del trabajo, a la cual había invitado pero que para variar había rechazado, Oli evadió el tema, sabía que eso propiciaría una discusión y regresó al cuarto, esperaba que Javi la siguiera pero no fue así, se demoró algunos minutos y escuchó voces en la entrada, era Javi, creyó que hablaba por teléfono, pero la desconcertó cuando se asomó y vio que el móvil estaba lejos de él; por la cara retadora que Javi puso prefirió no cuestionarle nada, seguramente hablaba solo por el estado etílico en que se encontraba, ella se despidió y angustiada regresó a su alcoba.

Al despertar se dio cuenta que ya eran las 10 am, Javi ya se había ido al trabajo, ella había caído rendida, ni siquiera había escuchado a Javi irse, se levantó rápido con el apuro de darle el desayuno a Matías, fue hacia la cocina y quiso de entrada prepararse un té, pero observó toda la cocina movida, nada estaba en donde habitualmente debía estar, trató de tranquilizarse pero sentía que nada estaba bien, fue hacia la recámara de Matías y lo encontró en su Tablet viendo videos, le preguntó qué le hacía de comer y el niño la miró extrañado respondiendo que ya había comido; Oli se dirigió al estudio, encendió la computadora, pensó en revisar los correos del trabajo, a pesar de que estaba de vacaciones, sentía que tenía que distraerse con algo, primero notó con extrañeza que la computadora estaba encendida, ella recordaba haberla apagado días antes, era muy cuidadosa para ese tema, sin embargo vio que estaba abierta una carpeta, eran las fotos de la navidad de dos años atrás, ¡que diferente lucía!, ni siquiera se reconocía, veía y veía las fotos y sentía que no había estado ahí, era su casa, era su arbolito navideño, sus adornos y su vajilla lo que en las imágenes estaba pero la mujer que parecía ser ella no la reconocía; presionó con fuerza el cursor para tratar de encontrar una imagen que le recordara ese momento, la mujer se parecía a ella pero no era ella, la mujer lucía tan feliz, tan radiante, pero había algo en su risa que no le gustaba, sentía que la mujer la miraba que se burlaba de ella, cerró la carpeta enojada, caminó hacia la cómoda en donde estaban las fotos familiares, la foto de su boda, la foto del nacimiento de Matías, las fotos habían cambiado, estaba segura que no eran así, sentía una risa burlona de esa mujer, ¡no soy yo! gritó y lanzó una foto al piso, se agachó a recoger el resultado de su exabrupto, al ver la foto, aterrada se dio cuenta que la mujer había desaparecido de la fotografía, de pie sonriente estaba Javi, solitario y con el traje de lino blanco que usó para su boda; de pronto un ruido le sobresaltó aún más de lo que estaba, un crujido en la pared le hizo voltear a verle, se acercó sigilosamente, una grieta, no recordó haber visto antes ese defecto en la pared, aunque la casa era vieja, continuamente revisaban, sobre todo después del terremoto que había dejado afectaciones meses atrás, pero ahora estaba ahí ese trazo, medía aproximadamente 15 cm, al centro un pequeño agujero, con su dedo dibujó el contorno y extrañada observó que había un poco de tierra cayendo, pareciera que acababa de suceder, incluso consideró que hubiera sido un temblor, busco en la aplicación de sismos en su celular y no encontró nada, de pronto un ruido volvió a sorprenderla, venía del otro lado, acercó su oreja a la pared, escuchaba un susurro, una especie de rezo de forma veloz que resoplaba y suspiraba sin poder descifrar lo que decía si es que se decía algo; se asomó lentamente y sintió un aire frío que le estremeció al instante, mandó un mensaje a Javi preguntándole si había visto la grieta en el estudio pero Javi sólo le respondió con signos de interrogación, ya no quiso preguntarle nada, salió del estudio y se fue a su cuarto, apenas eran las 7 pm pero se recostó y se quedó dormida.

Despertó hasta las 9am de la mañana siguiente, anonadada de ver todas las horas que había dormido vio que Javi ya no estaba, ¿cómo era posible que otra vez no hubiera escuchado cuando llegó ni cuando se fue? Sin embargo si había indicios de que él había estado ahí, se paró y fue a la recámara de Matías, pero el niño no estaba, le llamó en la sala y comedor y no respondió, de repente le vio salir del estudio muy sonriente, se aproximó hacia él y éste, disimulando la evadió y caminó hacia su cuarto, Oli no quiso seguirlo, sabía que algo raro estaba pasando, escuchó pasos en el estudio, iba a entrar pero el timbre interrumpió, Oli se asomó por la rendija de la puerta y no vio a nadie, imaginó que era un vendedor y ya se había marchado, se alejó de la puerta unos cuantos metros y de nuevo el timbre sonaba, volvió a asomarse y otra vez sin ver a nadie, pensó que quizá algún niño bromeaba tocando los timbres y había escapado corriendo, por tercera vez se alejaba de la puerta y tocaron con insistencia, se desesperó y abrió furiosa, ni siquiera alcanzó a ver qué ocurría, sólo sintió un empujón y cayó al suelo, se paró de inmediato y cerró la puerta y puso el seguro, se quedó en la mirilla viendo si observaba algún movimiento y de repente ésta se tornó negra, parecía que alguien había tapado la mirilla, asustada fue hacia la ventana para tener otro ángulo de visión de quién estaba detrás de la puerta, sólo veía una mujer parada delante de la puerta, le daba la espalda en ese ángulo, veía su abrigo verde, el mismo que había visto en la película de un día antes, tuvo temor que alguien se hubiera metido por lo que gritó a Matías, el niño la miraba sonriendo, sin inmutarse se quedó esperando que Oli le dijera algo, ella le preguntó si había visto a alguien, el niño sólo movía la cabeza indicándole que no y se sonreía con alguien que pareciera estar detrás de Oli.

Muerta de nervios, Oli llamó a la policía, indicó que alguien le estaba asustando en su casa, del otro lado de la línea un oficial le reprochaba que era la tercera vez que recibían su llamada y ya habían acudido a su domicilio sin detectar ninguna anomalía, Oli se quedó muda, ¿cómo contradecir lo que había escuchado? Definitivamente había algo o alguien que buscaba perjudicarla, pasó el día analizando lo que había pasado dudando de sí misma en algunas situaciones, justificando lo que ella sabía que no era posible justificar y que sin embargo en ese momento le tranquilizaba más que no encontrar explicación a varias cosas.

Cayó la noche y por fin pudo ver a Javi, sentía que habían pasado muchos días sin verse, ella efusiva fue hacia él y lo abrazó pero después de tanta indiferencia Javi le devolvió el gesto y se escabulló de entre sus brazos, le dijo que se encargaría de la cena para nochebuena, que ya era al día siguiente, le pidió que no echara a perder el festejo con su estado de ánimo, que sería mejor que cenara y después se fuera a dormir, había decidido invitar a sus hermanos, tenían pensado jugar beisbol y seguir entrenando a Matías, no deseaba que les echara a perder la noche.

Indignada, pretendió refugiarse en el estudio, sabía que no se había portado del todo bien en navidades anteriores pero no podía tolerar la ofensa de ser corrida del festejo en su propia casa, por lo pronto no quería dormir con Javi esa noche, entró en el estudio, desdobló la frazada del sofá y se acomodó en el sillón, no tardó en dormir, en los últimos días podía cerrar los ojos y dormirse durante varias horas, aun así no sentía un sueño reparador.

A medianoche la despertó un fuerte ruido, al encender la luz vio como los regalos estaban regados por el piso, Javi entró y enfadado observó el desastre que había, culpó a Oli, ella buscó a su alrededor al verdadero culpable y no encontró nada, se le salieron algunas lágrimas de desesperación pero se las limpió intentando relajarse, no quería entrar en  pánico y a pesar de los reclamos no se defendió ante su esposo, sabía que todo la señalaba, así que dejó que él se desahogara y sólo le dio la espalda dirigiéndose hacia la ventana que daba al callejón de atrás; tuvo miedo de haber perdido la razón, pero algo le hacía dudar aún, se sentía estresada pero sabía que ella no había hecho el destrozo de los regalos; al asomarse vio entre la oscuridad una silueta verde, era otra vez el abrigo, era la mujer que le espiaba desde afuera; se armó de valor y decidió ir a enfrentarle, salió de prisa del estudio y se dirigió a la calle, al traspasar la puerta, dio vuelta a la izquierda y  al llegar al callejón una mano le tapó los ojos por detrás y le susurró al oído: “¿adivina quién soy?, Oli intentó quitarse las manos pero al intentarlo ya no había nadie ahí.

Camino a paso acelerado por el callejón hasta llegar a una vivienda en dónde la puerta se comenzó a abrir lentamente como invitándola a entrar, analizó su ubicación y se percató que era de la casa que daba hacia la pared de la grieta en el estudio, sin pensarlo mucho entró, se dirigió hasta el fondo de la vivienda que lucía abandonada y entró en una habitación en donde percibió el olor del perfume que había usado hace tiempo y que tanto le gustaba a Javi, al fondo vio de nuevo el color verde que le perseguía, se acercó con temor y poco a poco se dio cuenta que era su reflejo, bajó la mirada y vio en su propio cuerpo como vestía el abrigo que no había encontrado días antes, alzó la mirada y se vio fijamente en el espejo, se dio cuenta que el reflejo no le correspondía en sus movimientos, parecía arremedarle, cerró los ojos y al abrirlos vio a la mujer retándola; Oli se llevó las manos al pecho en señal de defensa, la mujer sonrío con malicia y dio la media vuelta, dándole la espalda, Oli lanzó un aullido y con su puño derecho golpeó el espejo, sintió que le faltaba el aire y cayó al suelo desmayada.

Despertó y sin abrir los ojos, recapituló el momento en que cayó al suelo al mismo tiempo que los vidrios del espejo volaban brillando con el destello de una luz que les caía por encima, esperanzada quiso creer que había sido un sueño, lentamente despegó los párpados, la oscuridad era absoluta, se incorporó y estaba confundida, no sabía dónde estaba, a tientas intentó sujetarse de algún mueble, se sentía débil, pero no encontró nada a su alrededor, se levantó con dificultad e intentó encontrar algún apagador, aterrada sentía el vacío de la habitación en donde se encontraba, cerró los ojos tratando de acostumbrarse a la oscuridad pero al abrirlos seguía igual, se giró y miró un haz de luz, venía de un pequeño agujero, se acercó y se asomó por el mismo; desde ahí pudo ver una habitación conocida, del otro lado 3 personas celebraban la nochebuena con algarabía y júbilo, era Matías y Javi y con ellos la mujer del abrigo verde que había tomado su lugar…

Arlette Montserrat Lara

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