Circo, terapia y teatro

Este texto dramático originalmente tenía un contenido diferente, por medio del cual fue presentado en “El Centro Cultural El Refugio” en Tlaquepaque, Jalisco con el apoyo del grupo teatral “Colectivo Anónimo” y la dirección de un servidor. Ahora en una etapa de madurez como dramaturgo he de darle otro enfoque y ahora se utilizarán dos personajes que primordialmente se iban a utilizar en una novela gráfica, pero que ahora tomarán forma de actores. Esta pieza sólo se llamaba “Consultorio”, por evolución y madurez ahora se llama “Circo, terapia y teatro”. Y en su génesis ésta pretendía ser una narración gráfica del “boom” de lo autobiográfico que actualmente es tan bien recibido; pero en lo particular no me ha agradado del todo y lo complementaré con eso que en literatura se denomina “Otredad”.

PERSONAJES

BERNARDO RIVERA: Originario de Parral, Chihuahua. Profesor de bachillerato, guionista de cómics y artista circense moderno.

JADE MARTÍNEZ: Originaria de Matehuala, San Luis Potosí. Antigua promotora y artista circense moderna (con fuertes síntomas de esquizofrenia).

HUMBERTO PIÑÓN: Originario de Guadalajara, Jalisco. Psicoterapeuta muy joven con apariencia de hippie.

“OJOS DE SAPO”: Originario de Pénjamo, Guanajuato. Uno de los cineastas más renombrados de la ciudad de Monterrey y enemigo a muerte de Bernardo.

PERSONAJES INTERPRETADOS POR HUMBERTO PIÑÓN

UN PSICOTERAPEUTA: Un fracasado de la Psicoterapia.

“URBAN METAL”: Originario de Guadalajara, Jalisco. Diseñador Gráfico, dibujante de cómics y artista urbano. Compañero de lucha de Bernardo.

“IÑAKI RUGARCIA”: Originario de Granada, España. historietista, pintor y maestro de bachillerato. Además de profesor particular de cómic de Bernardo, fundamental en su mesura y reivindicación.

LUGAR: Consultorio terapéutico cercano al Templo Gótico “El Expiatorio” de Guadalajara, Jalisco. Casa de “Ojos de Sapo” en San Pedro Garza García, Nuevo León. Casa-Escuela de Iñaki Rugarcia en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.  

TIEMPO: Hoy.

PRIMER ACTO

La recepción es pequeña y consiste en un escritorio al fondo. La entrada de los actores es por la parte derecha del escenario, la izquierda está marcada como la entrada al consultorio. Hay algunas sillas o sofás a manera de sala de espera. Entra Humberto, Psicoterapeuta muy joven, con tatuajes y que al parecer emula ser un hipie posmoderno, que en este caso no huye del trabajo, sino que se dedica a la Psicoterapia, tiene el pelo muy largo. Se sienta en una de las sillas y comienza a hablar por su celular. Se ve que está un poco nervioso.  

HUMBERTO: Sí, hoy es el día y es definitivo. Cualquier cosa puede ocurrir. No, no quiero que nadie más venga y procuraré que nada ocurra. ¡Si ella viene con la policía les haré énfasis en que este es un consultorio privado y yo sabré a quién dejó entrar!

Suena un timbre de oficina. Humberto corre a abrir la puerta pues sabe perfectamente que se trata de su paciente. A su vez se debe de notar que ese día está más estresado que de costumbre.

Entra Bernardo, hombre alto y efusivo, calza convers, camisa de manga larga desabrochada con una notable referencia al “Grunge” y una camiseta del grupo “The Clash”, además de jeans angostos propios de la moda regiomontana sin llegar a parecer de pandillero. Es serio, se le nota que tiene déficit de atención con hiperactividad. Trae un portafolio morral.

BERNARDO: ¡Hola, Humberto! ¿Ya pasamos?

HUMBERTO: ¡Hola, Othón! Pues hoy esperaremos a alguien.

BERNARDO: Humberto, te he dicho repetidas veces que yo me atiendo solo. ¡No me gustan los grupos!

HUMBERTO: ¡No es un grupo! ¡Es una persona con la que vas a entrar hoy!

Suena un timbre de oficina. Humberto corre a abrir y hace ademanes a su paciente que no lo haga pues también iba a abrir la puerta. Hace mutis de salir del escenario, mientras Bernardo espera un tanto nervioso. El Terapeuta regresa y no deja de estar nervioso.

HUMBERTO: ¡Bernardo! Te has ganado mi admiración junto con la de todos los terapeutas, todos aquí te queremos mucho y por lo mismo te hemos ayudado. Te voy a pedir que trates de controlarte lo más que puedas.

Entra Jade, una bella y delgada mujer con unas hermosas y esponjadas nalgas, viste un vestido en mini falda, tenis tipo convers y una boina con su cabello recogido. Porta un bolso de mano grande.

JADE: ¡Hola, Bernardo!

Pese a lo que le dijo el terapeuta él se lanza sobre ella y la rodea del cuello con sus brazos sin estrangularla, pero es notable que la tiene totalmente sometida, todo es en fracción de segundos.

BERNARDO: ¡Hija de puta! ¡Ahora sí vienes conmigo!

JADE: ¡Ayúdenme! ¡Me dijiste que no me iba a hacer nada!

Humberto se precipita y sin intervenir físicamente se acerca y le habla en voz fuerte.

HUMBERTO: ¡Bernardo! ¡Suéltala! Viene a hablar contigo delante de mí. ¡No hagas algo de lo que puedas arrepentirte y que ni yo ni nadie podamos ayudarte! ¡Piensa en todo lo que te has levantado!

Ambos hombres se miran frente a frente y es notable la expresión de odio en el rostro del paciente. La mujer tiene una expresión de terror. Y finalmente la suelta.

JADE: ¡Me prometiste que no me iba a hacer nada! No tiene sentido, mejor me voy.

Al decir esto, de nuevo la toma del brazo y la jala, ella se tira al piso de rodillas.

BERNARDO: ¡Tú te quedas, cabrona!

HUMBERTO: ¡Jade! ¡Vienes a hablar con él! Si quieres que esto terminé debes de quedarte. Te prometo que no te hará nada. Y, Bernardo, suéltala y te prometo que se queda.

Él accede y es el Terapeuta quien la levanta del suelo. Ella se pone detrás de él, pues aún teme a su ex esposo que no la deja de mirar con odio.

JADE: Yo no me meto al consultorio. ¿Nos puedes atender aquí?

HUMBERTO: Por algo pedí que no hubiese nadie en esta hora.

Se sientan en las sillas y ella está junto al psicólogo evitando acercarse a su ex conyugue, él la mira con odio.

HUMBERTO: Empezando con una pregunta para ti, Jade, ¿por qué le hiciste tanto daño a Bernardo y por qué lo abandonaste luego que él hizo tanto por ti?

JADE: ¡Porque alguien me dijo que me era infiel! ¡En ese tiempo era muy importante para mí y no lo pude soportar!

HUMBERTO: ¿Te consta que lo fue?

JADE: Pues no, pero todos los hombres son así. Mi padre era alcohólico y mujeriego. ¡Él me lo recordaba mucho! ¡Igual de guapo, de agresivo y me protegía igual!

HUMBERTO: Él nunca te fue infiel. Y no debiste dejarlo solo cuando más te necesitaba. ¿Sabes todo lo que sufrió cuando lo dejaste?

JADE: Pues algo he escuchado, pero no lo creo del todo. Lo que sí es que yo le hice mucho daño cuando me pidió ayuda. ¡Pero le tengo miedo!

BERNARDO: ¡Hija de puta! Te salvé hasta de que te desaparecieran los sicarios con los que vivías, te llevé a vivir a mi casa, te volví mujer cuando decías que habías perdido hasta la libido, te mantuve, te protegí y cuide que no te faltara nada para que me dejaras en la calle y hasta me dejaste sin comer dos días cuando me prometiste volver a mí.

JADE: ¡Fue un accidente!

HUMBERTO: ¡Bernardo! Si no te tranquilizas tendré que permitirle a Jade que se vaya de aquí sin hablar contigo. (A Jade) Todos me han comentado que eres muy mentirosa, de hecho, él sugiere que tienes rasgos de esquizofrenia.

JADE: No, yo no tengo eso. Todos piensan que miento, pero no es así.

HUMBERTO: ¡Hasta yo te he detectado mentiras! Y te acabo de conocer.

BERNARDO: ¡Puedo hasta pedir tu custodia! ¡Esquizofrénica!

JADE: (Sollozando) ¡Les juro que lo que les digo es cierto! Sí he mentido para protegerme de ti. (A Bernardo y luego a Humberto) Ve lo agresivo que es, le tengo miedo.

HUMBERTO: Creo que es necesario que te cuente mi impresión al conocerlo:

Aquí habrá un juego escénico en donde el actor hará una representación de analepsis o flash back mientras todo lo cuenta en algo parecido a un monologo.

HUMBERTO: Cuando llegó del país sudamericano en el que tú lo abandonaste, Bernardo tuvo que pasar por muchas desventuras, pues llegó en pobreza extrema. El día que llegó a esta ciudad, primero fue a la competencia en donde pidió que se le atendiera luego de haber tenido una pelea.

Se pone una camisa de vestir con una corbata, recoge su cabello en una cola y se pone unos lentes, simbolizando a otro terapeuta. Y ahora tiene una expresión corporal más formal. También Bernardo se pone de pie y se quita su camisa poniéndose una desgarrada y a su vez guarda una manopla en la bolsa trasera de su pantalón que primero le muestra al público. 

BERNARDO: (Muy efusivo) Me topé con “El Negro Luciano”. ¡Pinche hondureño hijo de su puta madre! ¡Nos dimos con todo pues en ese tiempo hasta dormí en la calle! ¡Lo dejé tirado en el piso!

HUMBERTO: (Como el otro personaje) En la competencia de este consultorio somos más formales en la psicoterapia y no atendemos personas en crisis. Por lo que al llegar y ver que me pidió ser atendido de urgencia…

Frente a frente los dos actores, cada quien en su papel.

BERNARDO: (Muy efusivo) Si me puede atender ahora, que mejor, si no… ¡Tendré que esperar!

HUMBERTO: (Como el otro personaje) La otra terapeuta tardará un poco, y antes de usted ya está contemplado otro paciente. ¡Fuera de la clínica o llamo a seguridad!

El personaje en su papel le da la espalda a Bernardo y saca su celular. Mientras él a su vez saca la manopla de su bolsillo, lo hace girar y le da un tremendo golpe que los actores deberán trabajar para que se vea lo más real posible. El falso terapeuta al piso y a su vez su agresor sale de ahí. Luego de esta representación el actor se levanta como si nada hubiera pasado, se quita la camisa, corbata y lentes, se suelta el pelo y vuelve a su papel, mientras el otro actor hace lo mismo al quitarse la camisa destrozada y ponerse la que usaba, volviendo también al personaje.

HUMBERTO: (Volviendo a su papel) ¿Cómo te imaginas que me sentí cuando supe que le había roto el tabique nasal a un terapeuta de la competencia? (Aparte y acercándose al público sin dejar de usar el clásico cliché de la mano) Pues en este caso, creo que la mencionada competencia se merece eso y más. (Volviendo al momento) ¡Claro que tuve miedo! Después descubrí a un gran ser humano que tú no supiste ni valorar, ni agradecer, ni corresponder luego de haber vivido juntos durante dos años.

BERNARDO: ¡Malagradecida esquizofrénica! ¡Hasta me dijeron que le diste tus nalgas a otro hijo de puta!

JADE: (Molesta) ¡Ya no somos nada! ¡Te dije que todo se había acabado y que buscaras a otra mujer! ¿Por qué no me dejas en paz? Sin querer te hice mucho daño, por lo mismo busca otra que no te lo haga. Me dicen esquizofrénica, mentirosa, vividora, pero que puedo hacer. Yo no invento cosas como dicen, les juró que… (Baja la cabeza y comienza a llorar para sí misma). 

HUMBERTO: ¡Tienes alucinaciones! Y a lo que he escuchado no estás medicada. ¿Quieres seguirle haciendo daño a más gente?

JADE: ¡Les juro que alguien me dijo que me fue infiel! ¿Qué quieren que piense sí mi papá era mujeriego? ¡Era mi adoración y cuando este hombre me protegió igual no pude evitar verlo en todos los aspectos! ¡También es alcohólico!

BERNARDO: (Interrumpiéndola) ¡No es verdad! ¡Tú nunca quisiste venir a terapia tampoco y no entiendes el mundo al que pertenezco! 

HUMBERTO: (Moderando) ¡Vuelves a interrumpir y esta mujer se larga! Y te diré, Bernardo viene de un mundo como él lo llama, muy diferente al tuyo. Él fue punk y creo que sabes que ahí está muy marcado el consumo de alcohol. Y te diré que yo, como lo que represento ser, no puedo evitar ir una vez a la semana a la pulquería. Entiendo que tuviste muchas carencias de niña y él no. ¡Pero eso no es razón para que lo quieras castigar de esa forma! Y más porque cuidó que ya no las tuvieras a su lado.

BERNARDO: ¿Aún tienes la muñeca que te regalé en tu cumpleaños?

JADE: Para mí eso fue muy representativo, la única que tuve de niña me la tuve que comprar yo. Y que él me regalara una… (Baja la cabeza y comienza a llorar para sí misma). 

BERNARDO: (A Humberto) Ahora sí se pone a chillar. ¡Yo también lo hice luego de que me dejó sin comer todo un día! Siempre me esforcé porque nada le faltara y luego se va y hasta se roba parte de mi dinero. Y para qué, para que al caer en pobreza extrema que me la haya regresado de esa manera. ¡Malagradecida!

JADE: (Limpiándose las lágrimas de los ojos) Eso no estuvo en mis manos. Fue un accidente y no te robé. ¡Él me culpa de muchas cosas! ¿Por qué yo no lo puedo culpar de mujeriego?

HUMBERTO: La gran diferencia es que todo está en tu contra para corroborar que mientes. Y con eso que le dices no le haces daño, en cambio y por encima de culpar, es un reclamó por muchas cosas terribles que hiciste. ¡Lo dejaste en la calle!

JADE: No lo creo, de seguro se fue con otras mujeres. ¿Por qué no puedo vengarme?

BERNARDO: En Filosofía existen los objetos reales y los ideales. Los reales son los que verdaderamente existen, los ideales sólo existen en la mente y no se han comprobado aún. ¡Me culpas de algo que sólo existe en tu locura!

HUMBERTO: Y ahora es tiempo. ¡Cuenten como se conocieron! ¿Qué fue lo que les gustó del otro? Los escuchó y ahora sí ¡Las damas primero!

Ahora la actriz se pone de pie y comenzará a dar una especie de monólogo en retrospectiva contando como fu su pasado. Y lo combinará con elementos circenses.

JADE: Mi nombre es Jade Martínez y nací en Matehuala, San Luis Potosí. Provengo de una familia muy pobre de cirqueros, desde muy temprana edad viajé de un lugar a otro como parte de una caravana, mi padre era un desafortunado payaso muy mujeriego que murió tanto de su adicción como de enfermedades venéreas con las muchas mujeres con las que se acostaba. Por lo que mi mamá y yo tuvimos que emigrar a Monterrey, vivimos en colonias populares propias de una ciudad industrial. Debido a las carencias tuve que comenzar a trabajar desde muy niña y logré sacar adelante a mi progenitora y financiar mi carrera en Mercadotecnia. Sin embargo, extrañaba mi origen hasta que las “Artes Circenses” dejaron de ser sólo de las familias y se comenzaron a practicar como disciplina. Volví a la práctica del circo y a su vez me convertí en promotora de espectáculos.

Todo este monologo lo dice al mismo tiempo que comienza a hacer unos malabares con aros. Se detiene y hace mutis de salir por la entrada para aparecer ahora en un monociclo y haciendo los típicos malabares con pelotas. Se detiene y continua con su monologo.

JADE: ¡No había estado en busca de hombres hasta que conocí a Bernardo Rivera! Hace aproximadamente tres años fui atacada por un virus que me afectó arduamente. No sólo en mi salud, sino en mi estado de ánimo. Por lo que al conocer a un tipo como Bernardo experimenté un cambio radical en mi vida. ¡Volví a tener ganas de vivir e incluso recuperé la libido que había perdido! Incluso lo acompañé a Sudamérica.

Se va por un extremo y de nuevo regresa sobre su monociclo, ahora hace malabares con pinos de boliche. Finalmente salta del monociclo toma sus pinos y agradece al público.

JADE: Él para mí fue lo máximo en mi vida. ¡Pero siempre lo comparé con mi papá! ¡Yo no estaba acostumbrada a salir a bares, ni escuchaba punk, ni tenía el nivel de lectura que él manejaba, ni entendía nada de eso que él llama cómic! También soy estilista, trabajé en varias estéticas regiomontanas e incluso conocí a mucha gente que estaba dentro del crimen organizado. ¡Pero nunca había conocido a alguien como Bernardo Rivera!

HUMBERTO: Bien, ahora ya puedes sentarte. Y le doy su lugar a Bernardo para que también se presente y me diga que fue lo que le gustó de ti. (En ese momento sale de escena).

De igual manera, el actor se pone de pie y comenzará a dar un monologo autobiográfico en combinación con artes circenses.

BERNARDO: Ahora bien, me he de presentar. ¡Mi nombre es Bernardo Rivera! Nací en Parral, Chihuahua y tengo diagnosticado Déficit de Atención con Hiperactividad. Sin embargo, eso no impidió que yo me titulará en la Licenciatura en Letras Hispánicas, tuviera una trayectoria de diez años como docente de Bachillerato en la ciudad de Monterrey, Nuevo León y me forjará en el área de las artes circenses. Antes de emigrar a la Sultana del Norte tuve una estadía de dos años en Tucson, Arizona en donde trabajé en una reserva de indígenas navajo.

En ese momento hace mutis y regresa con tres Tomahawk con los que también comienza a hacer malabares de forma magistral. Sin dejar de hacerlo continua su monologo.

BERNARDO: Al concluir con mi Preparatoria en Monterrey, cursé un año de la Ingeniería en Instrumentación y Control Industrial, posteriormente deserté para ingresar a la de Letras Hispánicas, dándome cuenta cual era mi verdadera vocación. Fui un imán con los jóvenes una vez que ejercí como Profesor de Bachillerato, pese a mi problema neuromotor y nunca dejé de hacer circo. Posteriormente también comencé a dibujar, pues mi máximo sueño además de mi compromiso educativo…

Interrumpe sus malabares, agradece al público y hace mutis un momento. Regresa en zancos y de nuevo comienza sus malabares con las hachas.

BERNARDO: ¡Es convertirme en guionista profesional de cómics! Y de hecho lo empecé a lograr.

Entra el actor que interpreta a Humberto, pero ahora con una vestimenta diferente, el pelo largo recogido, una camiseta de Cradle of Filth, pantalón de gabardina caqui muy ancho y botas militares, lleva una tabla y lápiz en la mano. Comienza a gesticular que realiza un dibujo al ritmo de lo que está narrando Bernardo.

BERNARDO: Me asocié con un dibujante tapatío apodado “Urban Metal”. ¡Fue el primero en creer en mis letras! Le mandé un guión que muchos otros rechazaron y él sí se atrevió a dibujarlo. Al principio las negativas fueron muchas y tardamos años en que nuestra historieta pegara. ¡Hasta que por fin la logramos colocar en los Estados Unidos! Eso fue poco antes que yo obtuviera una beca de investigación en Montevideo, Uruguay.

Bernardo sale de escena y el actor que interpreta a Humberto que ahora se ha convertido en “Urban Metal” también comienza a dar una especie de monologo para presentarse. Sólo que ahora lo hace sin combinarlo con elementos de circo.

URBAN METAL”: No diré mi verdadero nombre, bueno, la verdad es que me llamo Ramiro Barragán, aunque todos me conocen sólo como “Urban Metal”. Nací en Guadalajara, Jalisco, soy Diseñador Gráfico, artista urbano y dibujante de cómics. Toda mi vida la he pasado en la “Perla de Occidente”, salvo un año que viví en León, Guanajuato y otro en Los Ángeles, California. Desde niño he tenido predilección por el dibujo de cómics y el arte urbano, en específico el Grafitis, además de eso y a diferencia de Bernardo que es más punk. ¡Yo soy amante del metal! Actualmente trabajo para el gobierno en uno de las partes más alejadas de la zona metropolitana de Guadalajara.

De nuevo entra Bernardo y comienza a interactuar con el personaje de “Urban Metal”, de una forma diferente, pues comparte una ardua camaradería con él.

BERNARDO: Desde el momento en que me mandó los diseños de mis personajes, en verdad que sentí que era un sueño que se realizaba. ¡Nadie les había dado vida a esos seres que sólo existían en mi mente!

URBAN METAL”: Y la mera verdad me sorprendió lo que me dijo. ¡Este cabrón no escribe nada mal y supe que había futuro en dibujarlo!

BERNARDO: Poco antes de conocerlo, un hijo de puta con “Ojos de Sapo” me dijo que yo escribía de la chingada.

URBAN METAL”: Y pese a un fuerte accidente que en ese tiempo sufrí y del que ahora prefiero olvidar, sacamos la publicación. Al principio perdí la fe ante las constantes negativas, a tal grado que decidí dejar el dibujo. (Señalando a Bernardo) ¡Pero este cabrón me convenció de no hacerlo! A su vez me enteré de que se fue al sur del continente con una mujer que lo traicionó y lo dejó en la ruina, pese a que ahí vivieron muchas aventuras los dos. Me dio mucho coraje que esa supuesta compañera de viaje le haya pagado de la forma en que lo hizo (Mirando a Jade). Sin embargo, eso no impidió que al volver llegará con toda la intención de publicar lo que no habíamos logrado y en base a dicha perseverancia fue que volví a tener fe en la historieta. Ahora mi meta es triunfar en Europa o Estados Unidos. (Señalando de nuevo a Bernardo) Y espero que este animal haga lo mismo.

BERNARDO: (Señalando al “Urban Metal”) Este hombre confió en mí como ningún dibujante lo había hecho antes.

URBAN METAL”: Y otros dibujantes lo debieron de haber hecho antes. Él es mejor que muchos otros guionistas y lo bueno fue que nunca dejó de creer en él mismo.

El personaje sale de escena, mientras tanto Bernardo se queda muy serio y se cruza de brazos mientras se pasea por el consultorio. Jade es la que se ensimisma en sí misma y baja la cabeza sin pararse de su silla.

BERNARDO: (Muy agresivo y gritándole) ¡Vez lo que hice luego de que te fuiste! ¡Lo hice sin ti! (Tranquilizándose y cambiando su tono de voz) Pero como me hubiera gustado haberlo hecho contigo.

JADE: (Muy ensimismada y sollozando) Yo no soy capaz de entender eso a lo que te dedicas. Por eso te pedí que fueras feliz con otra mujer.

BERNARDO: ¡Soy tu esposo y debes de ser feliz conmigo!

JADE: Tú y yo ya no somos esposos. ¿Por qué no lo entiendes? ¿Qué pretendes con todo esto? ¿Humillarme? Ten vida con alguna que sea capaz de darte lo que yo no te di ni puedo reponerte.

Entra de nuevo el actor volviendo a su papel de Humberto Piñón.

HUMBERTO: Fuerte lo que dices muchacha. ¿Por qué no eres capaz de ser compañera de Bernardo? ¿Qué te gustó de él como para haberlo intentado?

JADE: Era totalmente diferente a lo que yo había encontrado en otros hombres. ¡Me sacó de un nido de ratas! ¡Me hizo tener placer sexual de nuevo! ¡Me protegió!

HUMBERTO: Entonces di la verdad. ¿Por qué lo traicionaste?

JADE: Ya te lo dije… ¡Te juró que me dijeron que fue infiel y me lo creí! ¿Por qué no me creen?

HUMBERTO: Yo sí te creo. Pero ahora me doy cuenta de algo. Esa es una verdad que sólo existe en tu mente. No ocurrió, pero algo en tu cerebro lo vio o lo escuchó, por lo mismo lo asimilas como verdadero. El punto es que al creerlo le hiciste un daño irremediable al hombre que como tú dices… ¡Te hizo mujer de nuevo! 

Jade por fin se pone de pie. Y ahora vuelve a hacer malabares con aros de una forma magistral. Para combinarlos con su próximo monologo.

JADE: Yo no quería un compromiso con ningún hombre. Fueron años de libertad. Y ahora en que se supone que tanto daño le he causado…

Empieza a girar los aros con sus dos manos y una pierna de forma magistral. Hasta que termina como tal el acto.

JADE: ¡Sé feliz con otra mujer que no te haga el daño que yo te hice! ¡Qué no sea lo que se supone que yo soy…

BERNARDO: (Poniéndose de pie) ¡Una esquizofrénica!

Ella termina su acto y agradece al público. Para sentarse en su papel de ensimismada.

BERNARDO: Y todo fue muy fuerte. Así como “Urban Metal” me levantó el ánimo. Cierto hijo de puta intentó quitármelo. Y, de hecho, ella lo conoce, pues la saqué de un nido de ratas… ¡Y una de esas ratas de mierda intentó degradarme hace algunos años!

JADE: ¡Yo no sabía nada! Ni siquiera supe en donde me metí. ¡Yo buscaba un refugio! ¡Aún agradezco que me hayas salvado de ahí! ¡Por eso te amé tanto!

BERNARDO: (Gritándole muy efusivo) ¡Perra mentirosa! ¡Me enteré que regresaste con ellos!

Él se acerca muy efusivo y ella se pone detrás del terapeuta mostrando un fuerte miedo en su expresión corporal. Humberto a su vez hace expresión de tratar de contenerlo.

HUMBERTO: Eso es lo que ahora quiero trabajar y si no te sientas damos por terminada la sesión y esta mujer se va. ¡Por favor Bernardo!

Finalmente se sienta y la joven aún con miedo hace lo mismo, pero sin dejar de resguardarse del terapeuta.

HUMBERTO: Ahora sí Jade. Tranquila y di la verdad.

JADE: (Señalando a Bernardo) ¡Le tengo miedo!

HUMBERTO: Te lo prometí y ahora te lo corroboro. Estando yo aquí no tienes nada que temerle. ¡Pero también necesito que digas la verdad!

Ella muy seria al principio se levanta de nuevo de su silla y comienza a hacer mímica mientras narra una serie de acontecimientos. El personaje de Humberto de nuevo sale de escena un momento.

JADE: Poco antes de conocer a Bernardo tuve un fuerte problema de salud. Ya tenía tiempo de vivir sola ante la prematura muerte de mi madre. Así que para ahorrar dinero y estar acompañada acepté una renta muy económica en cierto barrio de San Pedro Garza García, Nuevo León que ahora no he de mencionar. Sin querer llegué a rentar en la casa en donde se reunían los sicarios de dicha zona y yo no lo sabía.

BERNARDO: (Interrumpiendo y poniéndose de pie) Y ahora he de comentar algo yo también. Años antes de conocer a Jade en ese mismo barrio yo iba a la casa de una persona que erróneamente consideré mi amigo. ¡Pues se hizo pasar como tal!

Entra “Ojos de Sapo” interpretado por otro actor diferente al que representa Humberto Piñón. Tiene una peluca de pelo cano, y barba y bigote y unos lentes que hacen ver sus ojos más grandes de lo normal. Porta lo que parece ser una libreta de notas con una pluma en su mano derecha, viste camiseta, jeans y huaraches.

BERNARDO: Cómo en esa época no había muchos antros abiertos en la zona metropolitana de Monterrey, nos juntábamos varios de sus amigos en su casa para beber cerveza, escuchar música, dibujar y jugar domino o ajedrez.

“Ojos de Sapo” mueve al escenario una mesa de madera acomoda dos sillas frente a frente y sobre ella coloca dos cervezas y un domino que comienza a revolver sobre la misma. Bernardo se sienta frente a él y comienza a jugar. Jade sólo observa.

BERNARDO: Era una persona más de diez años mayor que yo, cineasta y con mucha experiencia en docencia. Por lo mismo procuré aprender mucho de él. Sobre la marcha y después de mucho tiempo, poco a poco se comenzó a alejar. Más que nada pues ya comenzaron a abrir algunos bares de la “Sultana del Norte”. Lo invitaba y de hecho sí comenzó a ir en algunas ocasiones que me dijo que no tenía otra cosa que hacer. Hasta un buen día en que me llamaron de la escuela de cine en la que él trabajaba. Y me dijeron que utilizó mi tesis para unas clases, pues yo se la había prestado y se la adjudicó como suya. ¡Por suerte todas las tesis están protegidas! Ese día era de jugar en su casa y sólo estábamos él y yo, pues los demás se fueron rápido. ¡Ahí comenzó la disputa!

“Ojos de Sapo” y Bernardo están sentados frente a frente en la mesa y juegan domino. Al instante se escucha la canción de “London Calling” del grupo británico “The Clash” como música de fondo. Y el anfitrión se molesta. Todo el siguiente diálogo será arduamente efusivo por parte de los dos, sin llegar a los golpes por una amistad que hasta ese momento mantenían.

OJOS DE SAPO: ¡Te dije que no pusieras tu pinche música en mi casa! Y no te adaptas, me cae que te voy a negar la entrada de una maldita vez.

BERNARDO: De eso quería hablar contigo y tendrás que escuchar toda la música que traigo. ¿Qué hiciste con la tesis que te presté?

OJOS DE SAPO: ¿Para qué quieres saberlo? ¡Yo soy un Profesor de una universidad de prestigio y uno de los cineastas independientes más reconocidos de Monterrey! ¡Tú eres Maestro de una Preparatoria de segunda!

BERNARDO: Sí soy un Profesor de segunda según tú. ¡Pero tan malo soy que quisiste poner mi tesis a tu nombre cabrón! ¡Por eso te puedo hasta demandar y lo sabes!

OJOS DE SAPO: ¡Chinga tu madre! ¡No te metas conmigo y sé lo que te digo! Y que tiene de malo. Yo soy más digno de ser reconocido por esa mierda que hiciste.

BERNARDO: ¿Ahora es una mierda? Tan mierda que delante de todos presumiste que tú la habías redactado. ¡Qué yo te pagué para que me la hicieras! ¡En ese tiempo no te conocía hijo de puta! ¡Y mejor no lo hubiera hecho!

OJOS DE SAPO: Lo mismo digo, que tantos me hayan visto con un pinche anormal. Y lo peor de todo es que fueron bastantes.

BERNARDO: ¿Me estás tratando de definir cómo anormal?

OJOS DE SAPO: Pues si de eso se trata, adelante. ¡Te defino como un anormal que está condenado al fracaso!

BERNARDO: ¡Nadie me puede definir! ¡No lo intentes o te arrepentirás!

OJOS DE SAPO: ¡Vamos a ver si es cierto! ¡Tengo amigos muy poderosos en esta ciudad! ¿Por qué crees que no me han dicho nada por las fiestas que organizo en mi casa? ¿Por qué crees que al antro al que íbamos nunca lo cerraron? De hecho, aquí en mi casa tengo una “matona”. Será mejor que no me hagas enojar o…

BERNARDO: ¡Ni me amenaces imbécil! ¡Sabes que soy mil veces mejor combatiente que tú! En menos de lo que vas por ella ya te tendré en el piso lleno de golpes. Y sabes que no lo he hecho aún por el respeto que te tuve. ¡No por otra cosa! 

OJOS DE SAPO: ¡Eso no te lo puedo negar! ¡Lárgate de mi casa y no vuelvas! ¡En base a eso que comentaste te prometo no ir a buscarte como tenía pensado!

BERNARDO: Yo me largo de aquí, porque a mí se me respeta y no te dejó en silla de ruedas porque no quiero hacerlo y porque en un momento fuimos amigos.

OJOS DE SAPO: ¡Nunca lo fuimos! ¡Eso es lo que les decía a todos! ¡Bernardo no es mi amigo!

BERNARDO: ¡Embustero! ¡Hipócrita! Hagamos lo siguiente, pues sospecho que has estado hablando mal de mí. Ésta así se queda por ese respeto que te tuve. ¡Pero más adelante me la tendrás que pagar con creces, es decir con dinero!

OJOS DE SAPO: ¡Eso lo veremos! ¡Llévate éstas para el camino! (De debajo de la mesa saca un six de cervezas y se las empuja por la mesa luego de haber tirado las fichas del domino) ¡Qué no se diga yo no nunca te invite algo!

Bernardo toma las cervezas y se da la vuelta sin miedo alguno a las amenazas del “Ojos de Sapo”. Al instante el actor mueve la mesa recoge el domino y las cervezas vacías. Y sale de escena. De nuevo entra Bernardo y ahora encara a Jade que observó toda la escena.

BERNARDO: ¿Se te hace conocido ese cabrón y ese barrio putita? ¿Se te hacen conocidos los amigos que mencionó? ¿Lo conocías antes?

JADE: ¡Te juro que en persona no! ¡Pero sí escuché hablar de él! ¡Me sorprendió que una persona tan culta se juntara con esos matones! ¡Es uno de los mejores cineastas de la ciudad como bien lo dijo! ¡Nunca lo sospeché!

BERNARDO: Pues el muy hijo de puta después de esa noche sólo se dedicó a difamarme, y más al enterarse de mis éxitos como guionista de cómics. De hecho, señorita “Nalgas Prontas”. Después de que usted se fue de mi vida volvimos a discutir y le juré que la que me hizo me la pagaba. Esa fue mi consigna al entrar a terapia con este hombre, superarte y no asesinarte, a él no lo iba a perdonar… pero lo interesante es como darle un merecido castigo sin que yo salga perjudicado. ¡No sería nada difícil ir a dejarlo tirado en el piso de una golpiza!

JADE: ¡Trae pistola! ¡Me lo dijeron los matones! Y no olvides que él está en Monterrey y tú ahora vives en Guadalajara. (Muy fiera) ¡Y no me digas “Nalgas Prontas”!

BERNARDO: Tanto tiempo viviendo conmigo y aún no me conoces. Yo sé perfectamente su rutina que hasta Immanuel Kant envidiaría. Sé dónde vive y sé que no puede llevar su “matona” a la Universidad o lo dejan de patitas en la calle. Imparte clases en una escuela de prestigio con detectores de armas. Pude haberlo emboscado y dejarlo tirado en la calle en menos de cinco minutos. Pero eso es lo que él muy hijo de puta estaba esperando para poder demandarme o mandarme a tus amigos.  Y sí te digo “Nalgas Prontas”, pues me enteré que volviste con ellos. ¡Putita!

Ella lo ataca con un puñetazo que él intercepta y le dobla la mano hacía atrás mientras que la besa apasionadamente en los labios, pese a que ella forcejea y trata sin éxito de escapar de él. En ese momento vuelve a entrar Humberto en su papel de psicoterapeuta.

HUMBERTO: ¡Suéltala! Si no lo haces aquí se te cerrará también una puerta. Y que sea la última vez que la tomas así. Lo vuelves a hacer y te prometo que se larga y esto termina.

La suelta sin muchas ganas de hacerlo, ella se limpia el beso forzado de sus labios y lo mira con odio. El terapeuta se pone delante de ella para protegerla y de nuevo lo toma de los hombros pues ahora le teme mucho a quien fue su pareja.

BERNARDO: Pues cuéntale de la vez que me sangraste un labio, también te tomé como hoy y te dejé libre. ¡Nunca te levanté la mano y tú sí lo hiciste!

HUMBERTO: ¿Qué tienes que decir ante eso? ¿Por qué volviste con ellos si se supone que le pediste que te liberará de ese “Nido de Ratas” como tus lo llamaste?

JADE: ¡Necesitaba dinero y ya no tenía quien me protegiera! Sabía que él no me mandaría nada si no regresaba, así que volví con ellos para pedirles sustento. Por suerte en basé a mi relación con Bernardo, fue que modifiqué mi currículum y me dieron un trabajo con el que pude sustentarme.

BERNARDO: ¡Y no me diste ni un centavo cuando regresé a la ciudad! Fue gracias a “Urban Metal” que emigré aquí a Guadalajara y conseguí también un trabajo. Él me contacto con esta clínica luego que le rompí la nariz al otro imbécil. ¡Así conocí a Humberto que también me comenzó a apoyar a cambio de trabajo! 

HUMBERTO: Por lo mismo, entiendo que ya pasó el que bien dices; fue el peor año de tu vida. Y ahora te pregunto. ¿Qué quieres hacer con esta mujer?

Humberto se la pone en frente y hace expresión a ella de negarle protección.

BERNARDO: Ya te lo he dicho antes y te lo vuelvo a corroborar. Tomarla del cuello y presionar hasta que todo el asunto esté concluido.

Él se acerca a ella maliciosamente y ella de nuevo se intimida, por sorpresa la toma del cuello y ella grita despavorida, pese a que ahora nadie la auxilia.

JADE: (Gritando despavorida) ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!

De forma magistral él la estrangula. Cae muerta a sus pies y él se mira las manos con una expresión de placer. Esta escena debe parecer toda una obra de arte.

BERNARDO: (Grita con expresión de victoria) ¡Lo hice! ¡Lo hice!

HUMBERTO: (Se acerca al público y le habla aparte con la típica expresión de la mano) Esto aquí no termina; pero es necesario un descanso. ¡La Terapia no termina hasta que debe de terminar! Si quieren saber lo que pasó con este supuesto asesinato, nos vemos en algo más de diez minutos. Y vuelvan, pues mucha culpa tengo también yo. ¿Esto fue un feminicidio como tal? ¡Quédense! 

TELÓN.

SEGUNDO ACTO

Se encienden las luces o se abre el telón. Todo aparece tal cual como concluyó el acto anterior. La mujer a los pies de su asesino y el terapeuta sólo observa.

BERNARDO: (Grita con expresión de victoria) ¡Lo hice! ¡Lo hice!

HUMBERTO: ¿Ahora cómo te sientes?

BERNARDO: Complacido y saciado. Siento que le di el castigo que tanto necesitaba, que todo fue por su bien.

HUMBERTO: ¿Esto te devuelve el dinero que te robó? ¿Te dará la compañía de mujer que ahora no tienes? ¿Te servirá más para hacerle el amor? ¿Seguirás disfrutando de su cuerpo? ¿Y qué es lo que ahora tendrás por consecuencia? ¿Qué es inevitable?

BERNARDO: ¡La cárcel!

HUMBERTO: ¡Exactamente! ¡Te felicitó por haber arruinado tu vida!

El terapeuta comienza a aplaudir y en ese momento se apagan las luces para volver a encenderlas o se intenta cerrar el telón.

HUMBERTO: ¡Basta!

Jades se levanta y su ex novio le ayuda a incorporarse. Los tres se sientan como al inicio y ahora Bernardo está mucho más tranquilo en su expresión corporal, ella parece que hasta le ha perdido el miedo y ya no se refugia en el Psicoterapeuta que ahora sonríe.

HUMBERTO: Gracias por prestarse al ejercicio, ahora… ¿De qué se dan cuenta? 

BERNARDO: ¡Por fin saqué todo el odio que le tenía! ¡Ya hasta se me quitaron las ganas de matarla! ¡Esto me hizo reflexionar sobre las consecuencias de llegar a hacerlo!

JADE: Hasta ahora comprendo y me hago responsable de todo el daño que le hice. Por lo mismo, le pido que entienda que no soy la mujer adecuada para él. ¡Sólo le haré más daño si vuelvo a su vida!

BERNARDO: ¡Soy tu esposo y no lo aceptó! ¡Debes de estar junto a mí!

HUMBERTO: (A Jade) ¡Dale tiempo que lo asimile! Por ahora ya es mucho que esté tranquilo para contigo, hasta veo que le has perdido el miedo. Sin embargo, debes de tener dignidad para con él.

JADE: ¿Te refieres al dinero? ¡Te juro que lo perdí!

HUMBERTO: Independientemente de eso, lo perjudicaste mucho. No te pediremos todo, puesto que yo y otros terapeutas también le hemos ayudado. ¡Pero al menos cubre los gastos para que preparé su próximo curso! No tienes que verlo a él, todo es conmigo.

JADE: ¿Me prometes que no me va a buscar? ¿Qué ya no va a exigirme que sea su pareja a la fuerza? ¿Qué no me va a lastimar?

HUMBERTO: De momento te prometo que ya no te buscará y nunca te hará daño físico.

BERNARDO: ¡Eso lo decido yo! ¡Soy tu esposo y debes de estar a mi lado! ¡Pero de momento te puedes ir!

JADE: Bueno, con eso me conformo de momento. ¿Ya me puedo retirar?

HUMBERTO: ¡Por mi parte sí! (A Bernardo) ¿Ya la puedes dejar ir?

BERNARDO: ¡Sólo si me deja darle un beso de despedida!

La joven, automáticamente se asusta y mira al terapeuta, en su expresión corporal instantáneamente vuelve a tener miedo de su ex.

JADE: ¡No! Así que muchas gracias y sé feliz con otra mu…

Él corre y la besa a la fuerza. Al principio ella lo golpea y trata de zafarse; pero después lo abraza y también lo besa con pasión.

JADE: ¡Juro que nunca te olvidaré!

HUMBERTO: ¿Cómo te sientes ahora?

BERNARDO: ¡Mucho mejor! Pero no cuentes que la voy a olvidar de la noche a la mañana, aunque eso sí. En dado caso de que llegue a pagar el dinero para mi curso, cosa que veo casi imposible, la podré perdonar más fácilmente.

HUMBERTO: Pues dicho y hecho, de eso me he de encargar yo. Toda la cuestión de recabar ese dinero será directamente conmigo. Y en dado caso que no lo haga, veremos la manera de ayudarte de otra forma. ¡Aquí se te quiere mucho! ¡No arruines tu vida con un feminicidio!

BERNARDO: ¡Muchas gracias!

Ambos hombres se dan un abrazo fraternal y Bernardo sale de escena.

HUMBERTO: (El Terapeuta se pone de pie y le habla al público) Esto que ocurrió es mucho mejor hacerlo en Psicoterapia que en la vida real. Y ahora como bien lo dijo, dudo mucho que esta mujer tenga la dignidad de pagarle el dinero que le robó. ¡Pero aquí le hemos de dar la mano! Aunque me agradaría mucho que también ella nos diera su versión de los hechos. Yo la veo desde la postura de una “Judas”; pero ella está en todo su derecho de defenderse.

Sale del escenario y entra Jade Martínez a escena, ella dará un monologo para justificar todas las fechorías que ha cometido o que simplemente de las que se le acusan.

JADE: ¡¿Puedo defenderme?! Sé lo que todos piensan de mí. Y si ahora les digo que nada fue con mala intención. ¡Qué nunca quise hacerle daño al hombre que me salvó! ¡Todo fue un accidente! ¡Nunca he mentido! ¡En serio nunca he mentido! ¡El dinero que me acusan de haber robado lo tiré! ¡No fue culpa mía! Y les juro que alguien me habló por teléfono y me dijo que el hombre que amaba me era infiel. Todos aquí lo dudan, pero lo grito a los cuatro vientos. ¡Amaba a Bernardo Rivera! Por lo mismo me dolió que me fuera infiel, yo le entregué todo mi ser y lo acompañé al sur del continente, casi al culo del mundo. ¿Para qué? ¿Para qué me pagará de la forma en que yo sé que me pagó? No puedo asimilar que me digan que no a su infidelidad. ¡Mi adoración fue mi papá! Literalmente un pobre payaso alcohólico, pero a su vez muy mujeriego y agresivo, bueno para pelear como este chihuahuense con el que viví, que tanto me protegió. ¡Qué puedo pensar de un hombre que también es alcohólico, agresivo, protector de mi integridad, guapo y con el mismo nombre de mi progenitor! Sí, mi padre también se llamaba Bernardo. ¿Por qué no me pueden creer que también el que fue mi pareja sea mujeriego? Y, de hecho, hasta en la forma en que me hacía el amor me recordaba a mi papá. Con ese juego erótico en el que me hacía participar en donde él entraba a la alcoba completamente desnudo, sólo usaba una capa y una máscara de carnaval.

Entra Bernardo con la máscara y la capa puesta, pero totalmente vestido.

Y yo lo esperaba también en completa desnudez, sólo con una blusa de “Baby Doll” puesta; pero eso sí con mis nalgas y mi vagina descubiertas.

Ella se pone la blusa de “Baby Doll” que desde que ingreso a escena portaba en sus manos, pero arriba de su vestido. En eso entra rápidamente Humberto Piñón en su papel de psicoterapeuta a hablarle aparte al público con el cliché de la mano.

HUMBERTO: Un desnudo para esta escena por parte de los actores hubiera sido completamente injustificado. ¡Tendrán que usar su imaginación erótica! Si esperaban otra cosa lo siento mucho.

Sale rápidamente y ella continua con su monologo.

Él entraba y me encantaba su total desnudez de hombre y no podía evitar abrazarlo de los hombros, besarlo intensamente en los labios mientras él me apretaba mis esponjosas nalgas con sus manos. Después le quitaba su capa que caía al piso, él me cargaba en sus brazos y me daba vueltas para muy tiernamente colocarme en el piso sin nunca haberme lastimado, recogía mis piernas y comenzaba a penetrarme.

Los actores harán todo esto que ella menciona durante el monologo y sobra decir que se requiere un amplio profesionalismo de su parte, además de amplió criterio.

Él se tenía que ir temprano a trabajar y a manera de ritual, siempre me quitaba la blusa del “Baby Doll” y me dejaba dormir un rato más, completamente desnuda, no sin también darme un beso profundo en mi boca.

Luego de todo esto, el personaje sale de escena mientras ella permanece acostada bocarriba y en su universo posible (Y no en escena), está totalmente desnuda.

Así me encantaba amanecer, desnuda y sexualmente complacida, sintiendo una total protección de su parte. Esto último me recordaba también a mi papá, él me daba vueltas cuando me cargaba antes de acostarme para dormir y siempre me protegía de cualquier peligro. Sólo que ahora había una notable diferencia.

Ella se pone de pie.

Bernardo mi esposo se esforzaba porque a mí nunca me faltará nada y Bernardo mi señor padre no; siempre me tuvo en la miseria. Admito que esto último sí me dio mucho coraje, en parte quería que él fuera igual que mi progenitor. ¡Por eso no podía tolerar que no me fuera infiel! Y más por el hecho de que yo regresé primero a México, como tiré y no porque haya robado el dinero, no pude regresar con él a Sudamérica. ¡Ahí hay mujeres muy hermosas! ¿Por qué no puedo afirmar que él me fue infiel? ¿Por qué todos le creen a él y a mí no? Cuando estuve a su lado no me faltó nada y además de estar becado se las arregló para trabajar, obtuvo ingresos extras en un país ajeno al nuestro. ¿Cómo he de creer que tal fue el daño que le causó mi ausencia que por ello cayó en pobreza extrema? Y más por los que le rodean, como ese jodido dibujante jalisquillo que tanto le ayudó ¡Y ese maldito psicólogo! Y no sólo ese par… hay otro hijo de su puta madre que también le ayuda, un gachupín que ahora es su profesor particular. Y a mí todos me han negado apoyo, eso también me dio mucho coraje. Por lo mismo a mi regreso a Monterrey, ante la humillación que me hizo pasar ese psicólogo que toleró que ese cabrón me haya agarrado las nalgas como le vino en gana. ¡Sabía que tenía que desquitarme! Y claro que por muchas cosas no podía hacerlo sola, no tenía la suficiente fuerza para lograrlo. Así que busqué a alguien que lo odiara tanto como yo. Y no fue difícil encontrarlo.

Entra de nuevo “Ojos de Sapo” acomoda su mesa, pone dos sillas, sirve una de cervezas y comienza a revolver las fichas de dominó.

La excusa fue simplemente jugar dominó, Bernardo me hizo aprender eso y ajedrez, decía que con eso podía canalizar mi estrés. Este animal (A “Ojos de Sapo”) es un misógino de mierda. ¡Bernardo tenía razón de nuevo! Desde el primer día en que me senté frente a él, ambos sabíamos quiénes éramos y nuestra conexión con ese maldito chihuahuense. Se podría decir que nos hicimos pendejos un tiempo; pero estábamos buscando el momento más apropiado para romper el hielo. Ahora estaba el jodido problema de la distancia de Monterrey a Guadalajara. Pese a esperar más de lo que yo creía, ese momento llegó en un muy buen día.

“OJOS DE SAPO”: ¡Muchacha! ¿Vas a jugar o no?

Ese día encontré a mi gran aliado en contra de Bernardo Rivera. Desde que le dije que podía quitarlo del juego se ofreció a ayudarme. ¡No le pareció su éxito en el sur del continente, ni como guionista de cómics a nivel internacional! Y de hecho me obsequió algo para yo poder defenderme de él si lo volvía a encontrar.

“Ojos de Sapo” coloca una pistola en la mesa, Jade la toma y la muestra al público en una sensual pose.

Este monologo fue mi defensa oral, ahora está pistola será mi defensa física. ¡Hasta aquí concluyen mis palabras!

Se apagan las luces, Jade y “Ojos de Sapo” salen de escena. Entra Bernardo acomoda un restirador de dibujo, una silla y papel con un cómic iniciado, a su vez que coloca lápices, colores y canuteros sobre el mismo. Se sienta y comienza a dibujar.

BERNARDO: Un año que no veo a esa loca y mucho mejor para mí. A punto de concluir una historieta que por suerte no me destruyó. Y a punto de mandarla, precisamente a una revista de Sudamérica. Y más adelante por qué no a Estados Unidos o Europa. ¡Será mi debut como dibujante! Al respecto, esa malagradecida no me devolvió un centavo de todo el dinero que me robó. Humberto y sus colegas me apoyaron y mi primer curso fue un éxito. Gracias a ello me pude levantar, ahora ya estoy estable. ¡El odio hacía esa mujer ya ha disminuido! Y al parecer no me siguió más y regresó a Monterrey. Por muchas razones permaneceré aquí en Guadalajara un tiempo. No sólo por el apoyo psicológico y la estabilidad laboral que estoy encontrando, sino que aquí he encontrado a un muy buen profesor de historieta, que también se ha convertido en un apoyo e irónicamente no sólo no es tapatío, sino ni siquiera es mexicano.

Entra Iñaki Rugarcia, también es interpretado por el mismo actor que le da vida a Humberto Piñón. Y ahora tiene el pelo recogido de otra forma, un tanto parecida al mechón que en su tiempo utilizó el vocalista del grupo Saurom. Este personaje tendrá un notable acento español.

IÑAKI: ¡Joder! ¡Me caga que marques mucho! ¡Me caga! Si quieres ser profesional debes de marcar poco con el lápiz para después ponerle tinta. ¡No olvidéis que esto se va con los sudacas! ¡Debe de quedar poca madre como vosotros dicen!

BERNARDO: Así que les presento a Iñaki Rugarcia de Granada, España. Mi actual profesor particular de Cómic. Al que también le debo bastante. Todo comenzó un buen día, seis meses después de la última vez que la vi en Terapia.

El personaje se pone de pie y camina, mientras cuenta todo como si ocurriera en ese preciso momento. Entra Jade que camina como si nada y se lo topa frente a frente.

BERNARDO: Cómo bien lo dije, no me devolvió un centavo. Ella no me vio y me la crucé en la calle. (Todo lo que narra lo realiza tal cual) La tomé del brazo y le dije que tenía que venir conmigo. No sé la razón, pero ella no quiso caminar. 

JADE: ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!

BERNARDO: En ese momento me topé con Iñaki. Y parece que fue un ángel salvador para esta loca o quizás para mí.

Iñaki se pone de frente como si sólo observara y aunque sorprendido. No interviene ni pierde su semblante de tranquilidad.

IÑAKI: ¡Bernardo! ¡Dejadla tío! La última vez coincidimos que esa es una mujer fatal. No importa lo que te haya hecho, no debes de castigarla pues ya en su destino ha de encontrar su castigo. ¡Dejadla y te invito a beber!

Luego de decir esto el personaje de Jade sale corriendo de la escena.

BERNARDO: Desde que llegué a esta ciudad por recomendación de “Urban Metal”, comencé a tomar clases particulares con este gachupín. De hecho, también fue maestro de mi dibujante, ese metalero pinta bardas que también se dedica al cómic. Este animal me cayó muy bien, pese a la típica petulancia que caracteriza a los suyos. Todo es una cadena y se enteró de todo lo que hizo esta loca. Sabe si fue por cordura, por toparme a este buey o por miedo a terminar en la cárcel… o incluso sabe si fue por el simple deseo de beber de a gorra, ese día así lo hice. ¡Alitas y cerveza de barril oscura! Desde ese día Iñaki Rugarcía también se convirtió en mi confidente; la clase incluye una típica taza de café, sin embargo, desde ese día es muy común que de vez en cuando…

IÑAKI: (Entrando con dos tazas) El día de hoy acompañamos la clase con “carajillos”. Joder, te diré que hay dos cosas que me cagan, que marques mucho en el dibujo y hablar de esta tía de puta madre, pero recibí una llamada de “La Mujer Fatal”.

BERNARDO: ¡Le envío correos y nunca me los contesta! ¡Me sorprende! ¿Cómo conseguiría tu teléfono la cabrona?

IÑAKI:Parece que un maestro de la escuela de cine en la que imparto clases vespertinas se lo proporcionó.

BERNARDO:¿Qué quería esa chiflada?

IÑAKI: Lo de siempre… joder. Dice que está en la ciudad y que se quiere desquitar tanto de la flagelación que tuvo en terapia, como de la arrastrada que le pusiste. ¡Dice que no está sola!

BERNARDO: Siempre dice eso y nadie la apoya.

IÑAKI: En esta ocasión puede haber diferencia, cierto hijo de puta ha venido con ella y no es por acompañar a la chavala esa. ¡Te quiere a ti! ¡Es un cineasta de Monterrey!

BERNARDO: ¡”Ojos de Sapo”!

IÑAKI: ¿Qué jodidos le hicisteis?

BERNARDO: ¡Sólo ser yo! ¡Eso nunca lo perdonó! ¿Qué le dijiste por teléfono?

IÑAKI:¡Qué es una mujer fatal y su destino es ése! ¡La fatalidad! ¡La muy gilipollas se cabreó bastante por eso que le dije!

BERNARDO:Y no es de sorprenderse, esta imbécil se sintió mal por lo que ella dice fue una humillación psicoterapéutica, por haberla torteado, cómo si sus nalgas no fueran de mi propiedad y gracias a sus amiguitos conoció a “Ojos de Sapo”. Ese otro hijo de puta haría lo que fuera por borrarme del mapa; pero ahora lo veo más difícil. ¿Sabes por qué?

IÑAKI:¡Sí! Ahora tiene a una mala suerte de puta madre. ¡Lo va a hacer fracasar!

BERNARDO: Sólo que ese hijo de puta con ojos saltones es poderoso. Y ahora sí necesitaré de ti. ¡Hazme esquina como decimos por allá en el norte!

IÑAKI: ¡Es la hora de las tortas!

Ambos hombres ríen y  se abrazan fraternalmente. Ambos salen de escena.

Al salir los actores entra Jade y coloca una cuerda en medio del escenario. Comienza a caminar por ella en un acto de equilibrio muy propio de las artes circenses hasta cruzarla, lo hace por segunda vez pero ahora se detiene en el centro a realizar malabares con boliches, luego lo hará con pelotas y finalmente con los aros; que es su especialidad. Baja de la cuerda y agradece al público para inmediatamente quitarla y salir del escenario. Al instante entra “Ojos de Sapo”, viste exactamente de igual forma que las veces anteriores en que ha aparecido; sólo que ahora tendrá puesto un ridículo saco que evidentemente le quedará muy grande. Sin tampoco decir una palabra comenzará a hacer trucos de magia con cartas, sin mucho menos interactuar con el público, no hay que olvidar que se trata del villano de la obra. Aquí la capacidad del actor para trabajar a este personaje en lo relativo a trucos de cartas básicos, va por encima de cualquier sugerencia dramatúrgica. Una vez terminado el acto dará las gracias de mala gana casi mentándole las madres al público. En eso entrará Jade a continuar con el drama. Mientras él se quita el enorme saco y ella le aplaude.

JADE: ¡Fabuloso! ¿Dónde aprendió usted a hacer eso?

OJOS DE SAPO: (Respondiendo de muy mala gana) ¡Mi padre era mago! Por eso soy lo que soy, un director y guionista de cine que imparte clases en una universidad de renombre. ¡Bernardo sólo trabaja en Preparatorias de Segunda! Y tú también debes de mantener tu distancia conmigo, sé que tu progenitor además de un payaso fracasado sólo era un vil borracho. Y aún así lo querías… ¡Ya sé el porqué te escogió ese cabrón!

JADE: (Con la típica mano de aparte) ¡Le he tenido que aguantar eso y más en estos días! ¡Mi ex marido tenía toda la razón al referirse a él! Aunque quiero que les quede claro que pese a aceptar su financiamiento yo soy la que lo ha mantenido a distancia y vaya que se me ha insinuado. ¡Nunca me acostaría con un hijo de puta como él!

Ella se acerca a él y hace como si no hubiera escuchado tal afrenta.

JADE: ¡Ya le he dicho que se guarde esos comentarios! Y mejor cambiando el tema. ¿Se comunicó con el “gachupín”?

OJOS DE SAPO: El muy cabrón está de su parte; pero ya investigué en donde podemos agarrarlos a los dos.

JADE: Hay que irnos con cuidado, usted sabe que Bernardo es bueno para los golpes y a lo que he escuchado ese españolete también es mañoso.

OJOS DE SAPO: (Sacando y presumiendo la pistola) Nadie dispara más rápido que un mago y mucho menos si ese prestidigitador es quien renovó “El Chili Western”. ¡Más kitsch que los Almada! ¡Puro Hollywood regiomontano! Tomé cursos de tiro para filmar esas películas, esos cabrones ya chingaron a su madre.

Después de escuchar esto último, Jade hace una expresión de desagrado y se acerca al público para de nuevo utilizar el chiché de la mano aparte.

JADE: En esto otro mi ex esposo tenía razón. ¡Muy chingón para algunas cosas que lo llenan de ego y muy pendejo para otras a causa de ese mismo ego! Sin embargo, no puedo hacerlo sola y voy a correr el riesgo. Le tengo mucho miedo a Bernardo; pero no sé a quién más  recurrir. (A Ojos de Sapo y acercándose para hablarle frente a frente) Aún así le recomiendo lo siguiente, ese par de cabrones a lo que he escuchado están muy contentos por su nueva publicación en los Estados Unidos, de seguro ese día festejaran. ¡Los dos son unos alcohólicos! Y de seguro pondrán su música, a los dos les gusta el harcore. ¡Esperemos a que estén borrachos! ¿Seguro que tienes sobornada a la policía?

 OJOS DE SAPO: ¡¿Qué dices muchacha?! ¡En este país mando yo! (Ahora él es quien se acerca al público con la típica mano de aparte) ¡Eso cree esta pendeja! No le voy a cargar una sino dos muertes y ahí se ve con la policía. (Vuelve frente a ella y sonríe) Y de momento. ¿Quieres una cerveza?

 JADE: Sí, pero con alitas como la última vez. (De nuevo con la mano de aparte) ¡Es gratis y ni modo que no lo acepte; pero que ni sueñe con algo más!

Salen de escena.

Escena final.

Se apagan las luces y de nuevo aparecen Bernardo e Iñaki acomodando su restirador, dando la imagen de una escenografía improvisada que será la casa del Profesor Ibérico. Ahora se incluye una pequeña mesa en donde están las dos tazas y una botella que da a entender que los personajes toman carajillos. Bernardo dibuja sobre el restirador mientras Iñaki detrás de él observa su trabajo en su papel de profesor de arte.

IÑAKI: ¡Me caga que marques mucho con el lápiz! ¡Me caga! Hoy lo hicisteis mejor.

BERNARDO: ¡Gracias buey! Contigo he mejorado bastante, eso es algo que todo el mundo me ha comentado al ver mis nuevos dibujos.

IÑAKI: ¡Modestia aparte joder! ¿Ya no has sabido nada de “La Mujer Fatal”?

BERNARDO: No. Y mejor así, espero que haya dejado la estúpida idea de unir fuerzas con el imbécil del “Ojos de Sapo”. Ojalá que no lo intente; pero créeme que esa mujer es tan bruta y hace unas barbaridades que en dado caso que lo intenten, uno haría fracasar al otro muy fácilmente. Sobre todo, porque el tipo tampoco es muy agraciado en lo relativo a un plan de ataque.

IÑAKI: ¿Qué ese tío no sabe usar la pistola? Supe que tomó clases de tiro y es hábil con las manos, puesto que es prestidigitador.

BERNARDO: Sí. Pero su pinche ego es tan grande que lo ha convertido en un vil pendejo y otra cosa además…

IÑAKI: ¿Qué será?

BERNARDO: ¡No tiene los huevos para matar a nadie! Su intención es culpar a esta vieja y que ella vaya a la cárcel en lugar de él.

IÑAKI: ¡Un gilipollas! Y esta mujer una “mala suerte”.

BERNARDO: Lo conozco tan bien, su ídolo e inspiración para filmar películas mexicanas de mal gusto era Mario Almada. Sí se llena de valor y lo hace, el tipo entrará aquí empuñando su matona y gritando, ¡Quieto hay! Con la loca detrás de él para cubrirlo.

Luego de decir estas palabras proféticas, “Ojos de Sapo” entra al escenario apuntando su pistola y Jade lo cubre.

OJOS DE SAPO: ¡Quieto hay!

Ni el ibérico ni el chihuahuense parecen asustarse, hasta parecía que en el fondo lo esperaban.

BERNARDO: Sucedió lo que tenía que pasar. ¡Par de mensos!

IÑAKI: ¡De puta madre!

OJOS DE SAPO: (Amedrentando con ira a Iñaki) ¡Cállate gachupín pendejo! (A Bernardo) ¡Y tú ya chingaste a tu madre!

BERNARDO: (Muy tranquilo) ¿En serio? Para empezar esta vieja fue mi mujer (se acerca poco a poco a Jade), me teme y yo conozco todos sus movimientos.

La toma del brazo con el que apunta y la domina poniéndole la pistola en su sien y sin soltarle la mano. Ojos de Sapo se amedrenta ante lo ocurrido, pues no lo esperaba.

OJOS DE SAPO: ¡Suéltala cabrón! ¡Suéltala o te mato!

BERNARDO: ¿Estás seguro? ¿Qué le vas a decir a la policía? Y más ahora que tengo dominada a esta vieja, tal como debe de ser. ¡Le querías cargar mi muerte y no te hagas pendejo!

JADE: ¿No habías dicho que tenías sobornada a la policía?

OJOS DE SAPO: ¡¿A poco te lo creíste pendeja?! ¿Qué se pierde contigo? ¡No quisiste coger conmigo!

Aprovechando la distracción, Iñaki le dobla la pistola lastimando su muñeca y hace que la suelte, comienza a patearlo en el piso y luego le apunta con su propia arma.

IÑAKI: ¡Gilipollas!

BERNARDO: Es tiempo que mi dulce esposa también suelte el arma.

 Bernardo comienza a besar a Jade en los labios y al instante logra que suelte también el arma de sus manos con la que nunca le deja de apuntar. Luego él la dobla de un brazo y cae al piso junto al golpeado cineasta. Iñaki también le apunta.

IÑAKI: ¡A la mierda! ¿Llamamos a la policía?

BERNARDO: Se me ocurre almo mejor y peor para el buen “Ojos de Sapo”. ¡Jade! ¿Aún quieres matarme?

JADE: ¡Te odio más ahora!

BERNARDO: ¡Ponte de pie y toma la pistola!

IÑAKI: ¿Estás loco?

BERNARDO: ¡Confía en mí!

Jade se incorpora y toma la pistola, a su vez y con mucha violencia Bernardo levanta a “Ojos de Sapo”. Lo lleva a la parte de afuera haciéndole una llave en el cuello. Y está frente a frente con su ex mujer sin soltar al golpeado cineasta.

BERNARDO: ¡Vamos mi amor! ¡Aquí estoy!

Lo suelta y ella dispara, en fracción de segundos Bernardo jala a su enemigo a la parte de afuera para que reciba él la bala y se deja caer al piso de forma magistral y sin lastimarse. “Ojos de Sapo” cae muerto y Jade se da cuenta de que ella es la culpable. Por lo que sorprendida se pone a sollozar, pero sin soltar la pistola. Su antiguo esposo se levanta y de nuevo se pone frente a ella.

BERNARDO: Bien mi amor, al igual que cuando nos conocimos necesitas que alguien te rescate. ¡Acabas de matar a alguien! Haz lo que este gachupín y yo te diremos, no te pasará nada. El compromiso es que te enmiendes, que vuelvas a ser mi esposa. ¡Irás a psicoterapia! ¡Volvamos a ser la feliz pareja que fuimos! ¡Tengamos un hijo! ¡Viajemos de nuevo! Nadie sabrá lo que hiciste y a este hijo de puta nadie lo extrañará. ¡Te amo Jade Martínez! ¿Soy yo o la cárcel?

JADE: (Sollozando) Te lo dije muy claro la última vez, que fueras feliz con otra mujer. Sé que ahora soy yo quien no aprendió la lección y comprendo que fue mi culpa.  

Ella para asombro de Bernardo e Iñaki, pone la pistola en su boca y antes de que alguno de ellos pueda impedirlo se come una bala y cae muerta. Bernardo comienza a llorar y la abraza en el piso. Iñaki sale del escenario. Después de un largo mutis en el que los espectadores acompañan al protagonista en su dolor entra Humberto Piñón.

HUMBERTO: ¡No hubo cargos en contra de Bernardo e Iñaki! Todo se interpretó como un acto de locura de una esquizofrénica. Un año después Bernardo Rivera emigró al sur del continente y a la fecha se ignora su paradero. Y al menos yo, nunca lo he olvidado.

TELÓN.

Gerardo Martínez Acevedo

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