Versus – Territorio Lovecraft (2020)

A partir de los productos audiovisuales creados por Jordan Peele, donde el terror fantástico es un disfraz para envolver terrores netamente realistas, se ha popularizado una vertiente donde se intenta cierta deconstrucción de tópicos clásicos del género. Al mismo tiempo se ha dado un redescubrimiento y revalorización a la literatura fantástica no producida por gente blanca, que posee una sensibilidad muy diferente de aquella a la que estamos acostumbrados, al punto de recrear realidades muy distintas a las que conocemos.

Obviamente en Estados Unidos la minoría más vocal y exigente de sus derechos son los afroamericanos, quienes justamente han reclamado no sólo los derechos a una vida digna y plena de los que siempre han gozado los “blancos” (lo entrecomillo porque en un país tan abiertamente racista, hasta entre los de piel pálida se establecen jerarquías), sino también el despojo de sus artefactos culturales. Puede decirse, sin temor a exagerar, que toda la música popular estadounidense ha sido creada por negros, de la cual después fueron expulsados (jazz, blues, rock and roll, disco, etc. Ni el hip hop se salva porque también ha sido carroñeado por los blancos).

Su literatura ha sido vilipendiada y forzada al olvido, afortunadamente resguardada y rescatada para poder tener constancia de su existencia (la serie superheróica Luke Cage es un buen referente sobre este tipo de letras). Baste con preguntarnos si conocemos a algún pintor gringo famoso que pertenezca a la comunidad negra para darnos cuenta que se les ha negado constantemente su acceso a las “bellas artes” y esto no tiene nada que ver con la calidad de sus productos culturales, sino con una constante negación de su reconocimiento (y lo mismo ocurre con otras minorías dentro de los Estados Unidos).

August Derleth, creador del concepto Mitos de Cthulhu

Era cuestión de tiempo para que alguien decidiera llevar la deconstrucción antes mencionada a los mitos de Cthulhu, artificio creado por August Derleth utilizando la obra de Howard Phillips Lovecraft, escritor que es más reconocido por la criatura que Derleth eligió para nombrar los mitos que por su literatura en sí. Famoso y reconocido como innovador dentro del nicho de los fanáticos del terror, Lovecraft no ha podido dar el salto al imaginario popular, no digamos al nivel de un Stephen King, sino al menos al de un Ramsey Campbell o un Clive Barker. Aunque es reconocido por haber creado una nueva vertiente dentro del género terrorífico, puede decirse que para disfrutar su literatura es necesario, en principio, tener un genuino interés hacia ella, así como un gusto por las situaciones indescriptibles. Lovecraft era un teórico del terror y muchas de sus ideas sobre cómo se genera el miedo están plasmadas en su obra, de la que puede decirse sin miedo a la pedantería que no es para todo el mundo, de ahí que no se haya vuelto tan famoso como debiera.

Otro aspecto fundamental para entender la falta de popularidad del oriundo de Providence es su abierto y marcado racismo, el cual insufla dentro de toda su obra, donde el motivo para generar miedo es la presencia de razas degeneradas retratadas como monstruosas, en el mejor de los casos, o en el peor, directamente nombrando a los negros, chinos, esquimales y mexicanos como la causa de la podredumbre del mundo. Esta situación no ha pasado inadvertida y los movimientos para denostarlo como para defenderlo se cuentan por partes iguales.

Si bien el racismo no es único en Lovecraft, sí es de esos casos donde es imposible negarlo. Decir que era el espíritu de la época es una salida fácil que podría estar equivocada, porque el racismo es algo que no se ha separado de la cultura gringa hasta el día de hoy. En el mismo tenor, escritores contemporáneos no intentaban retratar sus ideas raciales de manera tan contundente como sí lo hacía Lovecraft. Sin embargo, analizar su literatura y comprender cómo pudo generar terror a partir de ideas tan mundanas (e ignorantes, hay que decirlo) es en sí mismo una deconstrucción de su obra, que nos permite comprender mucho del miedo detrás del racismo gringo y tal vez del primermundista, siempre temeroso de que alguna comunidad “menor” los invada y destruya, así como ellas lo hicieron en su momento. En otras palabras, entender su racismo es una forma de evitarlo para la creación de nuevos productos que busquen romper con ese círculo vicioso de “el miedo proviene de lo diferente” que francamente ya está agotado.

Lovecraft Country de Matt Ruff,

Dicha deconstrucción queda manifiesta en la novela y ahora serie de televisión Lovecraft Country, de Matt Ruff, un escritor consciente de que el terror no es lo mismo para los blancos que para los negros. Allá donde los primeros temen a vampiros, hombres lobo y brujas, los segundos temen a una policía que cuando los arresta puede fungir como juez y verdugo (ver el caso de George Floyd; y el de Tamir Rice antes de ese; y el de Treyvon Martin previamente; sin olvidar el de Rodney King en los años 90 del siglo pasado. Ojo, para nada estoy siendo exhaustivo con las muestras de violencia policial hacia la comunidad afroamericana por parte de las fuerzas de justicia). Ahí donde Jordan Peele critica la supuesta aceptación comercial de los negros estereotipándolos como si fuesen animales de carga (veloces, fuertes, resistentes) en Get Out, o mencionando cómo ha sido ocultada y negada su cultura en la fallida Us, Matt Ruff recrea una aventura pulp donde los monstruos lovecraftianos y la magia es lo de menos para los protagonistas negros, pues cuentan con reglas que pueden ser aprendidas y contrarrestadas, pero que están indefensos para luchar contra un sistema judicial y social que no los ubica como personas.

No hay que confundirse, el título de Lovecraft Country únicamente hace referencia a las tierras ficticias creadas por H. P. Lovecraft. Una comarca que el escritor ubicó en Nueva Inglaterra y del que las ciudades y pueblos utilizados en sus relatos forman parte. Ahí encontramos a Dunwich, Kingsport, Arkham, Martin’s Beach, Innsmouth y el río Miskatonic, lugares clave para entender su literatura, donde sus ideas raciales son aplicadas a rajatabla. Matt Ruff lo que hace es extender la cultura de este territorio hacia todo Estados Unidos, diciendo que, en la realidad, la visión de otras razas como monstruosas e invasoras y el racismo consecuente es algo común a todo el país, situación que los protagonistas conocen en carne propia y de la que los antagonistas se aprovechan para realizar sus fechorías.

Del mismo modo, ni la novela ni la serie hay que tratar de entenderlos como producto netamente de terror. Son un homenaje a la literatura pulp que se popularizó en la primera mitad de siglo XX y que lo mismo incluía aventuras espaciales, en la jungla, terror, misterios, vaqueros, detectives y romance sórdido. Si debemos compararlo con otro producto similar, creo que Indiana Jones es la referencia perfecta, pues también fue un homenaje a dicha literatura y también combinó los elementos sobrenaturales con hechos históricos reales. Teniendo en cuenta lo anterior, Lovecraft Country es una obra de aventuras con toques de magia y uno que otro sobresalto, pero esto es únicamente la funda, porque lo verdaderamente importante es discurso que impregna el fondo.

Lo primero que llama la atención de la serie es que el protagonista es un actor negro que cumple la idea que tenemos de ellos: tiene nariz y labios gruesos, así como un color de piel más oscuro que el de las grandes estrellas negras de Hollywood, usualmente de rasgos finos y de tonos de piel propios de mulatos. Desde ahí queda claro que el tema racial es un componente ineludible dentro de la historia y es a partir de cual la trama se desenvuelve, pues el personaje principal es literalmente un negro mágico, quien es manipulado para realizar ciertos encantamientos lovecraftianos que darán más poder a unos de por sí empoderados hombres blancos.

Resulta entretenido tratar de captar las referencias a la cultura del racismo que la serie menciona. Ahí donde Lovecraft describió cultos paganos antiquísimos, Lovecraft Country incluye al Ku Klux Klan, pero con poderes mágicos. Ahí donde la posesión carnal es un tópico frecuente en la literatura de terror, Ruff lo trastoca al permitir que una negra se vuelva blanca y pueda disfrutar de ciertas libertades antes negadas. El amor interracial es también un componente importante dentro de la serie, algo que cada vez es más común en los audiovisuales gringos y que era impensable hasta hace 20 años. Sin duda, la cultura va cambiando y con ella las formas de abordar el terror lovecraftiano.

Pero un aspecto que separa la serie de la novela y que es por el que está levantando ámpula, es que, mientras la novela únicamente aborda la cuestión racial como motivo de crítica, en la serie se habla sobre una discriminación interseccional, lo que significa que hay personajes que son discriminados por múltiples motivos: color de piel, nivel socioeconómico, preferencia sexual o adicciones. Hay un personaje que se revela homosexual y la aceptación de esta preferencia entrega uno de los capítulos más bellos, que al analizar a profundidad revela el horror y la problemática de ser negro, pobre, alcohólico y homosexual dentro de una sociedad retrógrada, que niega derechos civiles y, en muchos casos, criminaliza estos factores. Cualquier parecido con la sociedad actual no es mera coincidencia.

Quedarse en el nivel superficial de la serie significa atender un programa de aventuras, romance y sobresaltos que no tiene mayor trascendencia. Es al entender el trasfondo que la historia adquiere un tono mucho más macabro, pues queda claro que el poco o mucho terror que la serie contiene no tiene qué ver con monstruos o con fantasía. El verdadero miedo es ser considerado un extraño en tierra extraña, donde tu vida pude depender del humor con el que se haya levantado el policía blanco, de si la dependiente blanca desea venderte alimentos o si simplemente podrás pasar el día laboral sin contratiempos para poder regresar a casa a tiempo. Además de sano y salvo. Que tu vida dependa del poder que personas con el color de piel, preferencias sexuales y cantidad de dinero correctos debe ser y es uno de los motivos para vivir dentro del miedo. Lovecraft Country es un relato histórico de la represión que los negros han sufrido a lo largo de la historia de Estados Unidos como país y que la combinarse con historias similares como la serie Watchmen o la película Hidden Figures, nos permite hacernos un retrato de lo que esto ha significado.

Lovecraft Country continua la deconstrucción de los mitos de Cthulhu por parte de una de las minorías insultadas por Lovecraft. Falta ahora que dicha deconstrucción continúe en las letras latinoamericanas, árabes y orientales, con el fin de tener una literatura de terror que se aleje del pastiche y recree antiguos horrores para un público universal. Imaginen el terror de proporciones cósmicas que el autor original sentirá en su tumba cuando descubra que negros, morenos, amarillos, morados y verdes hemos hecho nuestra su versión del miedo. Sí, subversión del miedo.

LOVECRAFT COUNTRY

Creador: Misha Green, basado en la novela homónima de Matt Ruff. Producción: Misha Green, J.J. Abrams, Bill Carraro, Misha Green, Jordan Peele. Protagonistas: Jonathan Majors (Atticus Freeman), Jurnee Smollet (Letitia “Leti” Lewis), Aunjabuae Ellis (Hippolyta Freeman), Wunmi Mosaku (Ruby Baptiste), Abbey Lee (Christina Braithwhite), Jamie Chung (Ji-Ah).

Estados Unidos – 2020 | T. 1 – 10 episodios

Rodrigo Vidal Tamayo

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