¿Recuerdan haber visto hace tiempo el gif de una joven japonesa metiéndose un tenedor en el ojo para arrancarlo y comérselo con deleite? No creo que eso sea algo que se les haya borrado de la mente tan fácil, ¿verdad? A mí tampoco se me borró esa secuencia y como soy obsesiva de las búsquedas de los orígenes de imágenes y gifs que se mueven por internet, me puse a buscar de dónde provenía, hice búsquedas en inglés poniendo algo como «girl eats her eyeball where is from original» y aunque creí que la búsqueda tomaría mucho tiempo, resultó que toda la información salió en menos de diez minutos y tal vez cinco clics, en lo que encontré la respuesta que me llevó a pasar por varios conteos de películas de terror donde sacan ojos, en lo que hay que enfocarnos aquí es justamente en cómo termine viendo esta película japonesa llamada «Naked Blood» que estaba subtitulada al español, uno podría pensar en alguna película con tintes románticos, pero conforme va avanzando la historia, vemos que se torna extraña, y ese calificativo es poco. De lo que es fácilmente localizable en las búsquedas de internet es que esta película se hizo en 1995, escrita por Taketoshi Watari, y dirigida por Hisayasu Sato, y salió en una época en la que si podías conseguirla en VHS en algún puesto de piratería, ya era un logro, por lo que su consumo fue algo que quedó limitado a consumidores del cine splatter extraño, por eso su consumo se podría considerar de culto, ya que es una firma de esa década antes de que el terror japonés del 2000 tomara la delantera, y además la manera en que se expone la historia no está limitada al deshacer la carne por deshacerla o el vaciar sangre y llenarlo todo de rojo por el mero entretenimiento sino en la confusión de lo que estamos mirando.
Los personajes son fáciles de seguir, se trata de tres mujeres y un científico con una fórmula extraña cuyo objetivo es que sea inyectada en las personas para que esta les modifique el sentir de las cosas, por lo que vivirán en un placer constante, eso sí incluso tiene que ver con encajarse aretes, agujas de costura, agujas para tejer, palillos en la piel porque no hay tolerancia con tener imperfecciones y poros, o también cubrir sus manos con harina y tempura para después meterlas en aceite hirviendo, y de ahí comerlas, así como sus propios genitales, pezones u ojos, con un tenedor y cuchillo por el mero antojo y goce de que duela ¿Por qué pasa esto? Empecemos por el principio de la película, un joven científico llamado Eiji crea una droga de color azul claro a la que etiqueta como «My son«, escribe en su computadora que esa droga creará la felicidad de toda la humanidad, y que ello es su aporte.
Al ser tan pocos personajes, siendo una película de bajo presupuesto, no requiere de más contexto o de grandes escenarios, casi todo pasa a puerta cerrada, y son pocos los encuentros en lugares públicos, sin embargo lo confuso vienen a ser las escenas que pueden ser sueños, o tal vez fantasías extrañas, o también una mezcla de ambas donde la realidad ya no queda explicada, por ello podemos hablar de omisiones hechas a propósito, por lo que esta película no está tan enfocada en lo que cuenta, sino en lo que no se mostró y que hasta después se muestra, incluyendo un erotismo un tanto enfermizo, pues la premisa es el placer llevado al extremo del dolor, y ese es el peligro de la droga «My son«, el hijo que es creado en laboratorio y que trae como consecuencias el que lastimarse lleve al placer, y este es su error, la droga lleva a que el cuerpo produzca exceso de endorfinas, y ese exceso de endorfinas lleva a las chicas a las que se les inyectó a hacer ese tipo de acciones, ambas representan la vanidad y la gula. Después de un corte aparecen muertas, no sabemos si por sus propios pecados, si es que podemos usar ese término; la tercera chica, a la que aparentemente no le afectó la droga, es a la que le pasará todo lo que se necesita para poder cambiar a la humanidad, con la carga del hijo que concibió con Eiji.
No afecta si les cuento el final porque la película ya tiene más de veinte años y ahora podemos encontrarla fácil en youtube, y hasta subtítulada en diferentes idiomas, pero preferiría no hacerlo para no arruinarles la emoción y el trayecto cuando tengan oportunidad de verla, porque es de esas rarezas bellas que perturban la mente hasta el final sin que deje de regarse la sangre pero también el placer, de cualquier manera ustedes pueden buscarla bajo el nombre de «Naked blood«, y ver porqué Japón tiene su sello en terror tan distintivo y sigue proponiendo.
Laura Elena Sosa Cáceres