Fantasmagórico camino que aleluyas fuegos imposibles,
nubéale al tiempo la verdidanza melancolía,
ciélale los vienes y vas al somnoliento día,
subasta los numéricos ventarrones
que anuncian el cúmulo de once mil magnificencias.
Ten virtud, candor y paciencia,
dosificando trianguladas esperanzas al vacío.
Árbol de todos los momentos,
tronco de las budéicas vanidades,
rama prodigiosa que alumbras
la rueda del samsara,
tranquílale las magias al viento,
flotando en la vaguedad de los motrices bríos
y los oblicuos desencuentros.
Ahora comprendes que en cada paso van quedando
miligramos de polvadas polvaciones,
donde ayer serán los fueses
y hoy sonríen libres
los fútiles casifueron,
donde vidrea la mano azul del cosmocreador bohémico,
donde fuimos lo que siempre somos:
amor, secreto, vibración, nadería y movimiento.
Enamorada de las aletas de tigre,
terraplén del penacho ardiente,
espacio negativo del huastecnicolor infinito,
abrazo interminable del cenotafio autóctono.
Así se apagan las líneas del horizonte utraterreno,
así se desnudan las áes y las íes,
así se deslizan los turbulentos desenfrenos,
sincopando los rojados fibonaccis.
Regla de tercios,
un pájaro invisible emanando flores eléctricas.
…y huesos
y sueños
y soles
y suspiros
y guiños
y boberías
y bocanadas
y lumbres
y vidas
y cielos
y auxilios
delirios
canciones
…y besos polinéticos.
Amorizando amores,
a la divina proporción,
como un trémulo zoom
para el febril calambostemí
como un trémulo zoom
de sutil parafrodita
Víctor Orduña Silguero
