Te recuerdo estas tardes
de cuaresma obligada
sin tocarte, sin verte,
sin gozar de tus besos,
urgente de caricias,
hambriento de tu piel;
hoy a solas conmigo
diálogo con tu sombra
y te imagino sola,
igual que yo, en tu cama
y quiero confesarte,
por si no lo sabías,
que besé muchas bocas,
prodigué a manos llenas,
atrevidas caricias,
hice una y mil locuras
antes de conocerte,
pero a nadie, lo juro,
le compartí mis sueños,
únicamente a ti.
Óscar Pedraza