Hola, mi amor.
Quiero recordarte que te amo y que eres la mejor mujer que ha llegado a mi vida, así que tengo que confesarte algo que ha rondado mi cabeza durante mucho tiempo.
Recuerda que para el amor no existen redes, no hay nada que lo pueda detener, y si tú eres la mujer que mi corazón quiere, con respeto a tu marido, jamás te dejaré de querer.
No me arrepiento de quererte, no me arrepiento de adorarte, lo único de lo que me arrepiento es de no poder olvidarte.
Al irnos de aquel lugar donde nuevamente te entregaste a mí, me viene a la mente que podríamos ser algo más, algo más que simples amantes, una pareja que despierta junta cada día y no sólo en ocasiones.
Estar así, me está matando.
Realmente no sé si continuar con esto, por un lado sé que te amo, por otro sé que afecto tu vida, es por eso que a través de esta carta te mando un adiós. Preferí decírtelo de esta manera y evitar un posible sentimiento de arrepentimiento, el cual, al tratarse de ti, sabes que no podría describirlo.
Tú y yo nos amamos, pero no será esta vida la que nos vea juntos.
Te prometo jamás olvidarte, y pensar en ti como sé que tú lo harás.
Mi amor por ti jamás cambiará y deseo que seas muy feliz con tu pareja, que tu vida esté llena de buen porvenir.
Por último agradezco todos los detalles, besos y abrazos que me diste.
Te amo, pero este es el adiós.
Leonardo Tapia