«Todo lenguaje lleva implícita
una interpretación del mundo»
Me pregunto
¿Cómo eras antes de llegar?
¿Eras en todas direcciones igual al silencio?
¿Venías por la luz a confirmar el silencio?
¿Qué de la luz eras?
¿Qué de ti en los impulsos, en el desnudo propio de las imágenes?
Querida mía:
Madre
Soplo
Orilla
Remedio
Fortuna
Desde que me puse a pensar en ti
echo raíces en las esquinas
con el dedo acuñoso en la nariz
frente al semáforo en rojo
donde nadie me ve (creo)
Miro con insistencia
pero de otro modo
los brazos quemados por el sol
las manos ruinosas
que en los cruceros se levantan
nunca acercarlos a la orilla
Es eminente mi identidad con esos ingratos
su sangre anémica
su condición provinciana
Tomo con asco
la soledad que nos ocupa a ellos y a mí
Herencia a condenar
Y desde lo literario nos pienso
como desconocidos
frente a una taza de café
En estos días de calor, querida mía
uno anda en el tráfico
queriendo encontrar un puerto
Entre una calle y otra
el tiempo pasilerdo
saluda al final de la fila
Una niña canta
la canción que su madre vende
en un puesto de cidis piratas
Frente a mí
otro factor poético o patético
impulsa la vida del lenguaje
Ahora mismo
miraría el ámbar del semáforo
si no fueran esas nubes como duraznos
o como tierra suelta
o como la espalda
la mejor parte
la mejor fruta
de Damián
Y entiendo por esa espalda
(no dejará de ser nubes para otros)
que los supuestos tácitos tienden en teoría
a ser inacabables
Ahí la pasigrafía
la flecha bajo el semáforo
colgada de un pesebre de concreto
señala hacia la izquierda
Faldas como capillas
piernas luminosas como monedas
alborotan risas hacia la izquierda
Corbatas con hombres caminan
hacía la izquierda
se acumulan voluntades y urgencias
hacia la izquierda
Tanto aliento desbocado
en tibios senos
en manos crepúsculo
en caderas ojales
hacia la izquierda
-Semáforo en verde-
Pienso que entre Damián y yo
la comunicación es ocurrente
el acento es blando
los geroglíficos son al gusto
la mímica es una fuga de malabarismos
la voz es una cortina donde el polvo se repliega
Nuestro jardín es un lugar
a donde las palabras llegan dormidas
se busca la raíz y no de la lingüística
si no de los besos
embutidos de cáscara tierna
del tacto
igual de húmedo y barato
Ahí la cultura no llega
es muy lenta
ha sido mil veces rota
y no es lugar para enseñarnos
mutuamente los deshechos
En nuestro jardín
sólo pretendemos la alegría
de no decirnos nada
Isabel Sú.