El segundo arcoíris: literatura de ciencia ficción queer

La diversidad sexual ha estado presente en la humanidad desde sus inicios, eso no la excluye de sus manifestaciones culturales, principalmente de la literatura; desde poemas hasta novelas, pasando por ensayos. No es de sorprender que este tema se fuera colando hasta llegar a la literatura de ciencia ficción. Lo anterior sirve de base para aclarar que ni Black Mirror ni Sense8 fueron las primeras en abordar la diversidad sexual en la ciencia ficción. Por un lado, nos interesa el famoso episodio de San Junipero T3 E4. Por otro lado, Sense8 incluye personajes como Nomi, una mujer trans (acertadamente, interpretada por Jamie Clayton, una mujer trans) que tiene novia y es una hacker y Lito, un actor mexicano que es gay de closet; además, Lana Wachowski, una de las creadoras y directoras de la serie, considera que los personajes son pansexuales. Pero todo eso es tan solo la punta del iceberg, en el fondo hay mucha historia e historias; así que haremos un breve repaso.

Desde la proto ciencia ficción está presente, en sus Relatos verídicos s. II d. C., Luciano de Samósata narra que un barco arrastrado por un viento que lo levanta hasta llevarlo a la Luna, donde los marineros hallan vida lunar y menciona que los selenitas «no nacen de mujeres, sino de hombres: se casan con hombres, y ni siquiera conocen la labra “mujer”. Hasta los veinticinco años actúan como esposas y, a partir de esa edad, como maridos. No quedan embarazados en el vientre, sino en la pantorrilla». Después de esta descripción vinieron más narraciones donde hayamos estos elementos, pero para no hacerlo extenuante, revisaremos tres cuentos contenidos en tres antologías.

Thomas N. Scortia en 1972 publica su antología Extraños compañeros de cama y nos dice en su introducción: «Casi nadie duda que la ciencia ficción puede decir algo especialmente significativo sobre el apetito sexual, el más obsesivo de los apetitos humanos. Sólo en los últimos tiempos hemos accedido a reconocer públicamente las notables complejidades de la conducta sexual humana. La ciencia ficción, con sus técnicas particulares de construcción de un medio artificial controlado y de reducción al absurdo, ofrece la posibilidad de decir muchas cosas sobre la sexualidad humana, cosas que no puede expresar en cambio la literatura habitual». En esa antología se incluye un relato de Theodore Sturgeon titulado, El mundo bien perdido (The World Well Lost), que fue escrito en 1953. En este relato el autor cuestiona que tal vez tengas demasiadas similitudes con otras especies y como a veces preferimos aniquilar al Otro por pensar, sentir o usar otros colores.

En 1974 Pamela Sargent publica su antología Mujeres y Maravillas, en su introducción, que más bien debería verse como ensayo sobre una ciencia ficción feminista dice: «La ciencia ficción puede presentar ideas especulativas de una forma en que no pueden hacerlo las obras científicas. Puede mostrarnos el futuro en la forma que lo viven sus habitantes. Puede mostrarnos cómo afectarían a los individuos y a sus costumbres los diferentes desarrollos, los problemas que pueden surgir, y cómo se puede sentir el futuro. Puede también ayudarnos a poner en cuestión nuestras ideas y afirmaciones al ofrecernos una perspectiva diferente.» Entre las autoras elegidas incluye a Carol Emshwiller con su relato Sexo y/o el señor Morrison de 1967, que fue escrito para la antología Visiones peligrosas de Harlan Ellison. En este relato hayamos justo la cuestión de poner en perspectiva diferente la idea de ¿qué pasaría si realmente existiera un tercer sexo?

El feminismo tenía más presencia y fuerza cuando Jen Green y Sarah Lefanu en 1985, tras convocar a un grupo de escritoras, publicaron Desde las fronteras de la mente femenina, cito parte de la introducción: «la ciencia ficción constituye el ámbito ideal para verter las visiones especulativas del futuro, así como para analizar y explorar toda una serie de posibilidades políticas y personales; proporciona además la oportunidad de imaginar a la mujer fuera de una cultura patriarcal, pudiéndose así determinar y cuestionar los componentes de ésta. La ciencia ficción nos permite, ver más allá de los restringidos papeles preceptuados para las mujeres, concediéndonos la oportunidad, como ha dicho Suzy McKee Charnas, de describir tanto nuestros sueños como nuestras pesadillas (Khatru, números 3 y 4, noviembre de 1975).» Entre los relatos que conforman esta antología cabe resaltar el de la autora Tanith Lee El amor se altera. En este relato la autora nos plantea una sociedad en la que amar con libertad puede ser mal visto por la sociedad, dirán que no se aleja de la realidad actual; pero la forma en que la autora plantea esta historia es lo que la enriquece.

La ciencia ficción nos puede presentar personajes sexodiversos en ambientes totalmente nuevos o extraños, para mostrar lo que podemos llegar a ser cuando las restricciones presentes que pesan sobre nuestras vidas se desvanezcan, o mostrarnos nuevos problemas y nuevas limitaciones que puedan surgir. Mientras que el resto de la literatura o demás medios nos presenta a una persona LGBTTTI como alguien totalmente excepcional, cayendo en un sin fin de clichés, en la ciencia ficción la veremos como alguien brillante, que existe, que es real y que forma parte de este mundo y de otros posibles.

Eduardo Vardheren

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