En una fila.

«Se puede estar enamorado de
varias personas a la vez,
sin traicionar a ninguna»
García Marquez.

—Hace mucho tiempo en una fila muy, muy larga… –empieza diciendo Daniel.
—Esto no avanza —responde Carolina. Situados en la fila para entrar al cine, ambos disfrazados como auténticos fanáticos de la saga, llevan casi cuatro horas esperando que abran las puertas para entrar a la función de estreno. Lo más desesperante es estar a las puertas de un banco, ya cerrado, viendo el lento avance de su reloj.
—Tienes razón. Ya deberían estar abriendo las puertas —comenta Daniel.
—No hablaba de la película; hablo de nuestra relación —Carolina habla dándole la espalda a Daniel, el bullicio no los interrumpe—. No salimos de lo mismo, de la rutina, no hay nada nuevo, no hacemos nada emocionante, diferente… ya ni siquiera… —comenta levantando los hombros.

            Tras un largo silencio con el reloj de testigo Daniel responde ­­—Y pensar que nos conocimos en una fila como esta hace ya tres películas y tantos años.
Carolina calla. El reloj avanza, la fila no.

Un murmullo de emoción viaja del inicio de la fila hasta donde se encuentran ellos ya doblando la esquina en la larga hilera de personas. Carolina se pone de pie, se anima y voltea a ver la inmutable máscara de Darth Maul de su compañero que sigue sentado en el suelo. Lo ve, le acaricia la cabeza y habla para sí —Es muy complicado descubrirte diferente…
El inicio pone en alerta a Daniel quien se pone bruscamente de pie pisando al tipo que le sigue en la fila —Ora, wey, fíjate.
—Perdón —alcanza a balbucear Daniel—. ¿A qué… ¿A qué te refieres?
—El hecho de creerte una persona toda la vida y descubrirte diferente a lo que siempre te creíste o te creyeron… —la máscara de Carolina ocultaba por completo su rostro, su voz sonaba nerviosa.
Daniel incómodo calla, Carolina hace lo propio.

El parsimonioso reloj sigue su marcha, Carolina prosigue —No te culpo de nada, la felicidad es totalmente subjetiva y cada uno tiene derecho de buscar donde mejor le parezca.
La fila empieza a moverse lentamente, Carolina voltea a ver a su compañero y se deshace de su máscara del cazarecompensas Boushh, sus largos cabellos castaños caen suavemente sobre su cara, los retira y mira directamente a Daniel, lo toma de las mejillas de su disfraz y tras un desesperante silencio dice —Ahora que lo sé entiendo mucho mejor y sé lo que debo hacer.
Daniel trata de quitarse su máscara pero Carolina lo detiene —No lo hagas, no tengo valor de verte a los ojos, no quiero verte a los ojos…
—¡Me estas viendo a los ojos! —protesta Daniel, su máscara dejaba asomar sus ojos claros.
—A la cara, tú me entiendes… No puedo; no quiero —insiste Carolina deteniendo la mano de Daniel que esta a punto de deshacerse de su disfraz; ella desvía su mirada al suelo.
—¡Eh, tórtolos! Muévanse que la fila está avanzando —protesta la gente que está tras ellos.
Siguiendo la fila Carolina continúa hablando —Yo sé que las preferencias sexuales no se eligen…
Daniel se detiene bruscamente al escuchar eso último y se queda mudo; casi le pega con su espada al tipo de atrás.
—¡Muévete, wey! —las protestas no se hacen esperar.

Más cerca de la entrada Carolina mira a los ojos a Daniel y le da un beso en la mejilla y le dicen casi al oído —Espero que no exista coraje ni rencores ni resentimientos, yo no los tengo; te quiero mucho pero con esto que he descubierto no puedo seguir ya contigo, tengo que ser fiel a mí misma y por lo mismo te dejo, Daniel. No me lo tomes a mal y espero que lo entiendas. Tal vez tú en mi lugar harías lo mismo y no te culparía. Yo sé que no estás solo, sé que tienes muchos amigos así que se te pasará pronto. Perdóname por dejarte pero yo no puedo seguir así… con esta relación… contigo. Adiós.
Carolina se retira, Daniel se deshace de su máscara, su rostro empapado de sudor refleja la estupefacción en que lo dejaron las palabras de Carolina.

Un momento después un tipo con disfraz de Darth Vader se acerca a Daniel y le dice jugetonamente con una respiración jadeante y voz grave —¿Espaditas?
—¿Alex? —responde ausente Daniel.
—Pues sí, wey, ¿a quién esperabas? ¿A Arturito? ¿Traes mi boleto? —inquiere mientras se deshace de su máscara —¿Por qué esa cara, wey? Parece que se te apareció Yoda.
—Es que Carolina me acaba de cortar….
—Ah, ¿ya te lo dijo?
—Sí, ya se enteró.
—¿Cómo que ya se enteró? Si ella fue la primera que lo supo. Y tú el último. La acabo de ver en el estacionamiento dándose unos besotes con Laura en su carro, sólo que ellas ni en cuenta de que yo estaba ahí.
—¿Qué?
—Sí, wey, ella también se hizo del lado oscuro. ¿Qué? ¿No te lo dijo?
—¡Ay, wey! ¡Que pinche sustote! Por un momento pensé que se había enterado de lo nuestro.
—¡Muévete, wey!
—Ja, ja, ja, ¿Espaditas? —repitió Alex mientras entraban juntos al cine con los boletos de Daniel.

 

Samuel Carvajal

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