Como toda buena treintañera millenial, también conocí la versión con glitter noventera de «Sabrina», protagonizada por Melissa Joan Hart (a quien conociera desde antes por el programa “Clarissa lo explica todo”). Pero a diferencia de otros nostálgicos que no quieren que se les toque su “infancia” (lo que sea que signifique eso), yo sí esperaba esta nueva versión estelarizada por Kiernan Shipka (quien me recordó mucho a Hermione Granger/Emma Watson, después los memes me darían la razón). Y yo esperaba el horror manejado en la serie desde el momento en que tenía de referencia la noticia de que Sabrina en los comics había tomado un tono más oscuro, y además se convertía en la emisaria de Cthulhu (no sé si esto lo usarán en la serie o no, así que tampoco es un spoiler tal cual el que les voy soltando).
Solamente enlistaré algunas de las cosas que me gustaron en la serie, y la primera: el detalle de llevar los días como si fueran el presente, el primer capítulo comienza con el martes 28 de octubre, lo que da pie a que de ahí será una semana difícil para Sabrina porque tiene que prepararse para su bautismo oscuro, ya saben, porque a las brujas y hechiceros les gusta hacer todo al revés para enojar al dios de la luz, este toquecito de realismo me pareció bueno, y coincidió con la semana en que vi la serie. Salem ya no es sólo un gato chistoso que habla y que en la serie original era un brujo encarcelado (para eso tenemos al primo Ambroce, que le pasa lo mismo de estar encerrado en casa, pero por ser la primera temporada no desarrollan mucho su crimen), Salem ahora es un espíritu del bosque que trabaja como compañero de Sabrina, quien lo invocara en el primer capítulo también y prefiere ser llamado por ese nombre.
Otra cosa que me llamó la atención fue esta mezcla setentera con poco uso de la tecnología, pero como la nostalgia siempre nos permite verlo, no necesitamos celulares todo el tiempo para poder hacer una historia. También hay mucho feminismo de Angela Davis por la parte de crear un club contra fuckboys y machistas institucionales y ponerle el nombre de W.I.C.C.A. (Women’s Intersectional Cultural and Creative Association) que en español tradujeron como M.A.G.I.A. (Mujeres Asociadas en la Genialidad Interseccional y el Arte) bueno, son esas cosas difíciles de traducir, pero se busca el sentido más cercano
La relación tóxica entre las tías se mantiene, Zelda siempre fue la flaca perfecta y perra, e Hilda la tía buena y chistosa que se mantenía en algunos aspectos caótica, pero ahora la relación entre ambas es de pesadilla (sólo vean el capítulo cinco), ambas tías en conjunto con Ambroce tienen su funeraria, y la aprovechan para poder comer carne y sangre humana y usar los huesos para rituales, ya saben, no es como si no hicieran esto en México, y hablando de cosas que se hacen en México, dos referencias que se comparten es el estar con una maldición y usar un huevo para hacer una limpia, lavarlo con un baño y reutilizar muchos rituales.
Otra cosa que me llamó la atención fueron los nombres de personajes que tienen referencias literarias norteamericanas, empezando con Daniel Webster, el abogado que pactó con el diablo (y es guiño al político que existió durante la época de la caza de brujerías en Salem y siempre lo han usado como el personaje que pactó con el diablo, del cual se han hecho obras de teatro y poemas). También está el director Hawthorne, que es otra referencia a Nathaniel Hawthorne, quien escribiera la novela de “La letra escarlata”, que está ubicada en la época de cacería de brujas. Sin olvidar, por supuesto, las referencias que existen de películas que miran como “La mosca”, “Carnaval de almas” o “El exorcista”, y también hay mucho de demonios y neopaganismo que ha derivado en satanismo (¡alabado sea Satán!) sin olvidar las referencias al infierno de Dante, con el capítulo donde debe rescatar un alma del cerbero, y también los nombres de las brujas que han sido ejemplo de liberación para muchos movimientos feministas que se basan en la brujería. En lo personal, las partes que disfruté por mi alma de lingüista descriptivista fue cuando usaban los hechizos en latín (hasta tuve que ir a releer mi libro “Gramática latina” de Agustín Mateos para poderlos entender). También la banda sonora no tiene pierde pues recorre casi cincuenta años de música, pero se mantiene en lo bonito, comenzando con “Bad moon rising” de Credence Clearwater Revival, la versión americana de “Qué monstruos son” hasta punk, pasando por soul y un poquito de electrónica. Obviamente se trata del camino entre el bien y el mal, es lo que tiene que enfrentar Sabrina para poderse adaptar a su dualidad de mortal y bruja. Recomiendo que la vean antes de que llegue la segunda temporada y se arrepientan.
Laura Elena Cáceres