«Blacksad», un antropomorfo detective de Bande Dessinée.

La primer historieta española identificada como tal en la prensa es “La Historia de las Desgracias de un Hombre Afortunado”, que irónicamente no fue publicada como tal en la península, sino dentro de la emblemática revista cubana “La Charanga”, en los tiempos en que la isla todavía era territorio español. Sin embargo, el Siglo XX pareció ligar en toda su historia a España con el cómic o mejor dicho con el “tebeo”, término popular como se le conoce en dicho país.

Caso único y trascendental en la forma de utilizar la historieta de forma de imposición ideológica fue la Guerra Civil Española, en donde los franquistas la utilizaron para ridiculizar a los comunistas imponiendo una violencia a los niños que en otros países hubiera sido una causa trascendental de censura como lo fueron las revistas “Pelayos” y “Flecha”. A su vez el bando republicano trató de alejar a los pequeños de toda la violencia de la que eran testigos y enalteció al obrero en la revista “Pionero Rojo” o “Pionerín”. Posteriormente las historietas se convertirían en una forma de escape ante la imposición del franquismo, “El Guerrero del Antifaz” es por lo tanto una de las publicaciones más recordadas de la postguerra al mostrar las aventuras de un caballero medieval en los últimos tiempos de la reconquista de los cristianos sobre los territorios ocupados por los árabes, que en muchos aspectos recordaba al “Cid Campeador” en una versión más moderna e imponente para la época que pretendía entretener al lector y olvidar que vivía dentro de una dictadura, pese a que para muchos representaba las aspiraciones de la misma, su biografía ficticia lo define como el hijo de un cristiano que de bebé es raptado y educado por un moro hasta descubrir su verdadero origen que le hace ponerse un antifaz para no ser reconocido por los infieles, luchar por el emblema de la cruz y darle libertad a España.
No fue sino hasta mucho tiempo después que se pudo dibujar todo tal y cual muchos lo vivieron, caso concreto es Carlos Giménez que en 1975 comenzó a publicar “Los Paracuellos”, narrando su infancia en un internado de Auxilio Social, obra que inspiró la película “El Espinazo del Diablo”, dirigida por el mexicano Guillermo del Toro. Para algunos españoles dicho guión no es obra del tapatío y sólo es un plagio de otro cuyo nombre es “La Bomba” que narra los hechos verídicos de la caída de una bomba que nunca explotó durante los bombardeos de la Guerra Civil.
La realidad es distinta, ya que el cineasta previamente preparó una historia similar ambientada en la Revolución Mexicana o incluso en la Guerra Cristera, con cierta influencia de la obra de Juan Rulfo, autor que al igual que los padres de Guillermo del Toro, fue originario del sur de Jalisco. No hay que olvidar que el autor de “Pedro Páramo” también quedó huérfano a causa de la mencionada revuelta religiosa y que estuvo de forma similar en un orfanato en la ciudad de Guadalajara. Sin embargo, al no encontrar apoyo en México, el ya afamado director adaptó su idea en fusión del mencionado guión de “La Bomba”, con una fuerte influencia del cómic de “Los Paracuellos”.

Ahora bien, en tiempos actuales los artistas y escritores españoles cuentan con un arduo renombre en el mercado de la historieta no sólo europea, sino estadounidense, caso muy concreto es “Blacksad” con guión de Juan Díaz Canales y arte de Juanjo Guarnido, publicado originalmente en francés por la editorial “Dargaud”, posteriormente su versión en castellano estuvo a cargo de la ya también emblemática “Norma Editorial” en el año 2001.
La primer entrega lleva por título “Un Lugar Entre las Sombras” y desde su primer página la originalidad está presente al mostrar una historia de género negro con un típico detective como protagonista; pero ahora todos los personajes son antropomorfos de animales. El mencionado investigador Jhon Blacksad es un gato negro con el hocico blanco (literalmente), porta la emblemática gabardina caqui y corbata desabrochada, aunque por su apariencia felina y esos gestos que sólo Guarnido sabe dibujar es uno de los más originales antihéroes del cómic policíaco de los últimos tiempos, amalgamada a esa personalidad y tramas Díaz Canales hace únicos.

Tal como casi siempre ocurre en el cómic europeo la primer viñeta es un plano general para conocer al protagonista en la segunda con uno a detalle casi llegando a primer plano; pero que no deja ver su rostro completo. En el tercer cuadro nos enfrentamos a la trama, el asesinato de una mujer que fue amante del protagonista, elemento muy clásico en las viñetas negras, desde un “Dick Tracy” que aún tuvo a la típica novia casta de principios de siglo y que no podía morir, por lo que en su lugar los asesinados fueron sus padres, hasta llegar a la “Femme Fatale”. En un instante el lector se da cuenta de que no hay sospechosos ni armas y conoce al también arquetípico policía que pide al detective no meter sus narices, ahora no es ninguna parodia y esto está muy bien representado semióticamente al tratarse de un perro “Pastor Alemán”. La respuesta del protagonista también es muy de esperarse: —Váyase a la mierda, Smirnov.

En contrapicada y plano cenit se nos presenta el despacho de “Blacksad”, es en el uso de estos elementos que hay una originalidad total. Para pasar a ese elemento narrativo que tanto explotó el escritor Italo Calvino al presentar al personaje por medio de su espacio. Muchas de las cosas que ahí se muestran le otorgan información implícita al lector sobre como es el protagonista; la vista es guiada precisamente al periódico y posteriormente conocemos mejor a la mujer asesinada, una bella gata (literal), estrella de cine que solicitó los servicios del detective ante una amenaza de muerte dentro de un arreglo floral. De ahí el protagonista cumple su trabajo en un elemento que no queda muy claro en su interpretación al haber ido a ponerle la pistola en la cabeza al florista, ¿Fue un anónimo que él redactó sólo para asustar a la mujer o sabía quién era el que mandó dicho arreglo? Posteriormente el antihéroe hace su aparición ante su bella protegida que le espera para tener relaciones sexuales con él al más mero estilo del cómic europeo, cuyo elemento de fondo fueron flores alrededor de la pareja. Eso y hacer ver que fue su protector y la seguía a sus clases de ballet, sus reuniones en las que se hacía pasar por mesero, sus paseos por el jardín. Es evidente que una mujer así no podía tener un solo hombre, tan evidente como que un Detective como Blacksad se iba a alejar de una realidad tan deducible. Pero a su vez y como buen investigador, no podía quedarse sin encontrar al asesino.
Ahí es cuando el lector va descubriendo que cualidades tiene este personaje en su papel de resolver un crimen y que desde los orígenes del género con Augusto Dupin y Sherlock Homes es muy evidente que debe relucir una mayor capacidad intelectual que de cualquier otra índole.

El primero en consultar es un gorila boxeador que fue recomendado por el mismo protagonista como para fungir como guardaespaldas de la difunta. Las secuencias de la pelea de box en donde cae noqueado un jabalí demuestran de nuevo la calidad este cómic junto con la gesticulación del simio al decirle que había sido despedido pues uno de sus nuevos amantes del medio del cine pudo contratar a un equipo personal de seguridad, un tal León.

La primera deducción es que el nuevo amante es un tipo de poder y habrá que visitar al nuevo sospechoso cuyo nombre es una parodia de Leon Trosky, resulta ser un guionista del celuloide, profesión que no le daría el poder suficiente que el protagonista sospecha. Por lo que no tarda en visitar su casa en donde su ocupante salió fuera al abrir con alambre y consultar con el espacio del susodicho, es evidente que sí se dedica a lo que dice que se dedica, pero en definitiva no tiene el poderío económico que se sospechaba como para ser el responsable del asesinato de Natalia. De forma inesperada entra una aseadora de baja estatura, una ratona (literal), que evidentemente se sorprende y asusta al ver al protagonista dentro de una casa que se supone está sola en ausencia de su inquilino.
Ahí salen a relucir las capacidades de detective al inventar que es íntimo amigo del señor León y él mismo le facilitó las llaves para sacar libros que le había prestado, por lo que la intendente hace un comentario sobre el otro amigo que también tiene llaves del lugar, Ojos saltones. En esas secuencias los gestos del protagonista en verdad que salen a relucir.

El siguiente lugar a visitar es el estudio de cine o televisión en donde una morsa grita a desasosiego sobre su escritorio al reclamar que pidió a un saxofonista, no a un xilofonista. Al llegar Blacksad en ningún momento modera su carácter de jefe y asiente que León está ausente y sólo ha visto a su amigo de ojos saltones, a la par de su coraje por la muerte de su mejor actriz. Ahora ya tiene a un auténtico sospechoso que le hizo el favor de llegar a él en la niebla con una navaja, por cierto que le molestó arduamente que le cortara su gabardina; y sí tenía ojos saltones pues se trata de un lagarto.
Ahí sale a relucir la capacidad combativa del personaje al casi noquear al reptil y tomarlo del cuello para preguntar por León, a su vez, éste le da un rodillazo en los testículos logrando escapar, el típico detective será un tipo rudo y buen peleador, pero nunca será un superhéroe. La siguiente escena es de los mejores logros como dibujantes de Guarnido al mostrar en un plano general la elegante oficina de un magnate coleccionista de insectos que habla con el sangre fría que intentó cortarle sus nueve vidas a Blacksad, magnate al que no se le distingue el rostro, lo importante es que le pide no meterse más con dicho gato pues pareciera que el reptil tiene algo personal contra él, en cuanto se aleja le pide a un tejón que lo siga y literalmente atrapar al insecto que acaba de volar.

Las siguientes secuencias son formidables al mostrar una persecución moderada en la que dicho lagarto entró a un billar llamado “La Iguana” para perder a su perseguidor, lugar en el que recoge un paquete de manos del cantinero, no sin pedirle que se encargue de un tipo que lo sigue, es importante mencionar que desde los cinco vagos sentados en las escaleras hasta todos los que jugaban en las mesas de billar, no son otro tipo de animal que no sean reptiles, por lo que al entrar el tejón y quedar acorralado, tuvo que aceptar que ahí no eran bien recibidos los tipos peludos como él.

El siguiente escenario es también en un bar llamado “Cypher”, en donde Blacksad toma una copa y se da cuenta que no es un templo de la elegancia, por lo que no era el tipo de lugares que Natalia frecuentara a menos que lo hiciera por capricho de León o para ocultarse de alguien más, eso es evidente pues el escenario totalmente de mala muerte, sobresale un orangután cantando blues al ritmo de su melancólica guitarra. Un cerdo que funge como cantinero es quien recuerda al susodicho como aquel que iba a dicho bar con una chica despampanante, es todo lo que le puede informar hasta que una rata de la barra le comenta que lo puede llevar hasta León y lo hace, dentro de un cementerio queda al descubierto el juego de palabras “Noel Krisnok” fue un anagrama de “León Kroski”, dos nombres para un único cadáver. Ahí estaba, frente a la tumba del que quizás asesinó a la mujer que amaba, cuando a su espalda a los lados de una fosa común con la estatua de la muerte, surgen dos gigantescas figuras de rinoceronte y oso que le proporcionan una golpiza ejemplar, sobra decir que la rata se había escabullido. Luego de haber quedado inconsciente el protagonista despierta para irse arrastrando a su departamento hasta ser detenido en la puerta y amanecer en una celda. Al siguiente día Smirnov no tarda en hacer su aparición para darle a entender que está de su parte y desea resolver el crimen pues todo apunta a que el responsable de la muerte de Natalia es alguien bastante poderoso.

Una vez puesto en libertad, Blacksad por fin regresa a su apartamento para ser sorprendido por el lagarto que le pone una pistola en la sien y conecta otro tremendo puñetazo a la dañada cara del detective, a su vez confiesa que no pretende compartir ni un solo centavo con el magnate al que sirve y muestra una bolsa de plástico con el revólver que mató a Natalia, es un chantajista que al descubrir la investigación a cuenta propia del protagonista pensó que trataba de obtener un beneficio personal, pero el reclamo no le duró mucho pues el reptil también cayó en la trampa al ser acribillado a balazos por la rata que disparó desde la ventana.
Jhon hizo honor a su raza al tomar el arma de “Ojos Saltones” y girar magistralmente en el piso dándole al roedor, así cumplió el tópico de que los gatos tienen algo personal con las ratas, además de tener nueve vidas. Las siguientes secuencias evidentemente son retrospectivas y se basan en la confesión del moribundo lagarto que sólo se ocupaba de llevar y traer a la actriz a sus citas, sin embargo, su jefe es celoso y ordenó a la rata que la espiara, evidentemente Natalia no era una mujer de un solo hombre por lo que fue el susodicho millonario quien la asesinó a sangre fría (textualmente dicho así) junto con su amante en turno que por fin aparece y no era un león sólo de nombre.

Antes de morir pronunció el nombre del homicida: Ivo Statoc. La imagen del departamento de Blacksad con el reptil muerto y el librero maltrecho desde un cenit es de las mejores composiciones que Guarnido nos regala en esta novela gráfica. Luego de eso y de forma secuencial y muy urbana como suele ser el género negro se aprecia el trayecto del detective por una gran ciudad del primer mundo, que aunque no se específica da a entender que se trata de Nueva York por la gran cantidad de rascacielos, en específico uno que está frente al personaje y por el que sube utilizando las escaleras eléctricas y posteriormente burlar la guardia para llegar al último piso por medio de las que son propias del servicio.

Las escenas de violencia en las que con ayuda de un extinguidor noquea al oso y al rinoceronte dejan claro que el protagonista aunque claro que no es un súperhéroe, sí sabe hacer bien su trabajo en lo que a golpes se refiere. Y finalmente llega a la oficina del asesino de su amante, el hombre más rico de la ciudad. Un sapo que lejos de incomodarse o temer le ofrece trabajo al que le apunta con la misma pistola que él utilizó para sus crímenes y luego de la negativa ofrece dinero, pues no cree que será capaz de dispararle a tal grado de retarlo y decirle que para jalar del gatillo se necesita sangre fría (elemento que él sí tiene por tratarse de una cualidad de su especie). Pese a soltar una lágrima el antihéroe dispara y le perfora el cráneo, comenta que mucho influyó la maliciosa sonrisa que le regaló ante de que su precioso líquido rojo frío cubriera el escritorio, evidentemente puso el revólver en su mano para que pareciera un suicidio.

El desenlace ahora es casi evidente y no deja de ser verosímil, Blacksad se dirigió a la comisaría con Smirnov, ahí el oso y el rinoceronte que estaban arduamente heridos y esposados, aseguraban que él fue el tipo que los golpeó y que además asesinó a Ivo Statoc, declaración rechazada pues justo ahí se afirmó que en ese momento Jhon estaba en su departamento con un teniente ahí presente que lo vigilaba, por lo que el interrogatorio para ambos continuó, pues por lo visto sabían demasiado de las muertes de Natalia y León. Finalmente el mencionado Smirnov que supo hacer su trabajo cubriendo ciertos aspectos propios de un antihéroe, le comentó a Blacksad que no se sentía orgulloso por lo que acababa de hacer y finalmente el detective se perdió entre la gran ciudad. Sin embargo, en la última viñeta en plano general la vista es guiada de tal forma que no es difícil identificarlo, ese fue el último gran logro de Guarnido en esta primera entrega de nuestro felino investigador.

Esta obra de forma inicial no se publicó en castellano, sino en francés, es de conocimiento público que en Europa, la potencia para producir cómics es Francia, por lo que esto no se les debe recriminar ni a Díaz Canales ni a Guarnido, mismo sistema ocurre con los autores mexicanos que aspiran a publicar en Estados Unidos, por lo que haberlo hecho en versión “Bande Dessinée”, fue una de las mejores formas de reivindicar el “Tebeo” español exportando su calidad, así como también la publicación de “Crimson” ayudó a reivindicar lo que en su momento fue el “Pepín” mexicano. Además de contar con el respaldo de una editorial de la talla de “Norma” que no tardó en también hacer la entrega en lengua de Cervantes de la obra, referente para conseguir cómic de autor en toda Hispanoamérica.

Ahora bien, aún desde los tiempos del franquismo, España fue un referente para hablar de buenos dibujantes que tuvieron proyección internacional,  tal es el caso de autores como Esteban Maroto y José González, ahora que todo ha evolucionado lo sigue siendo de forma aún más ardua y abierta, tanto para el mercado estadounidense como para el europeo y de forma muy comprobable lo es toda la saga de “Blacksad” como un vivo ejemplo de hasta donde  pueden llegar los autores ibéricos. Este gatuno detective actualmente lleva una entrega de cinco tomos, una gran cantidad de premios ganados y nos mira literalmente con ojos de gato.

 

Gerardo Martínez Acevedo “Efrén Bantú”.

 

Nota del Autor:

Nunca había añadido notas personales a mis reseñas, pero en esta ocasión será necesario hacerlo por tratarse de “Blacksad”, publicación que leí por vez primera en el emblemática “Discomicafe”, lugar al que muchos tapatíos fuimos a escuchar buena música, consumir bebidas exóticas y de manera trascendental, leer cómics europeos. En lo particular un servidor hizo todas estas actividades siendo un estudiante de Licenciatura y las lecturas ahí realizadas fueron una referencia inminente a mi formación como guionista. Años después muy justo es rendir honor a quien honor merece, gracias Díaz Canales y gracias Guarnido. 

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