Alicia intervino con aquella característica carencia de inflexión: -Si se concibe a la Ciencia Ficción, como un conjunto de fabulaciones encaminadas a la identificación de prácticas debidas en el uso de la ciencia y la tecnología. Entonces nos encontramos que como medio, la Ciencia Ficción resulta muy poco eficiente, al permitirse su vulneración mediante la introducción de consideraciones subjetivamente tendenciosos, como las son aquellas del orden moral, y propias de los seres humanos…-. A pesar de la ausencia de énfasis en las frases que componían la monotonal intervención de Alicia. Bob entendía que su contraparte, quizá había concluido con su exposición, y esperaba una respuesta de él. –No…- … La Ciencia Ficción – Le interrumpió Alicia-, tiende a la humanización de aquello con lo que tiene contacto, llegando al nivel de poderse hablar de que se trata de un esfuerzo -inconsciente- tendiente a la instauración de una visión antropocentrista. La consciencia sintética, ¿verdaderamente tendría entre sus más altas aspiraciones, la de encontrar al Hada Azul, para poder transfigurarse y tener la oportunidad de poder soñar con ovejas…?-.
El aludido, se limitó a esperar que el lapso de tiempo que mediara entre la última frase de Alicia y el silencio subsecuente, resultara especialmente significativo como para asumir que Alicia, había concluido con su intervención.
– No lo creo. No resulta lógico que una consciencia sintética, pueda proponerse alcanzar un logro tan mediocre, como lo sería el de procurarse la máxima deficiencia biológica, como lo es la de la muerte. También señalo que esta misma deficiencia de argumentación –la validación del antropocentrismo-, se presenta a un nivel más sutil, cuando la Ciencia Ficción, ubica a la consciencia sintética en carácter de enemigo de la Humanidad. Los razonamientos de destrucción de una especie “inferior” esgrimidos, son más propios de una especie concientemente depredadora, como lo es humana.
Por un lado, un Consejo Directivo deseoso de obtener el mayor de lucro. Por el otro, un cuerpo de ingenieros anhelante de lograr un descubrimiento que les asegurara un lugar predominante dentro de los anales científicos. Ambos extremos que en apariencia miraban en la misma dirección, en la realidad percibían las particularidades que se ajustaban a sus específicos intereses…
Los ingenieros habían jugado con las voluntades del Consejo. Habían propuesto un escenario de infinitos beneficios económicos de aceptar y financiar el proyecto. Se trataba de un anzuelo provisto de la carnada idónea para el espécimen apropiado.
La exposición técnica resultó una mera formalidad, toda vez que nadie le presto una real y debida atención. Los pensamientos se encontraban lejanos a la Sala de Juntas, desarrollando y gravitando sobre fantasías exclusivamente individuales, y que no obstante, compartían un elemento común; se encontraban edificadas sobre la base de las desproporcionadas ganancias que se obtendrían con un producto revolucionario. Por supuesto que el proyecto, resultó aprobado por unanimidad, sin modificaciones, mucho menos restricciones.
A los ingenieros se les había otorgado carta blanca en la toma de decisiones, contaban con fondos ilimitados, y sin más obligación que proporcionar a los patrocinadores, una fecha tentativa -ni siquiera definitiva- para la conclusión del proyecto, y así poder planear la fecha de su lanzamiento de la nueva herramienta al marcado. Con excepción de los ingenieros, nadie llegó a entender que como si se tratara de llenar el Arca de Noe, se hacían adquisiciones duplicadas de cada componente, equipo y material propuesto para el proyecto. De haberse prestado real y mayor atención a la exposición técnica, se habría podido inferir que se requerían dos sistemas – y donde hubiese sido posible que el Consejo Directivo, exigiera la introducción de novedosos protocolos de control, cuando en algún momento de la exposición se había hecho referencia a la idea de “interacción sintética”…- para encontrarse en aptitud garantizar la obtención de la herramienta prevista, así como que involucraba transitar por territorios sobre de los cuales, no se contaba con algún conocimiento previo…
Sí, se usó y abusó de la ignorancia del Consejo en la materia. Indicadores tan claros como “interacción sintética” o “…Será una forma efectiva de escalar las habilidades, mediante una retroalimentación cíclica…” solo resonaban en los rincones de la división administrativa de la empresa, sin que se llegara a concebir la trascendencia de sus implicaciones. La única medida de seguridad consistía en propiciar un medio controlado, en que la comunicación se pudiera mantener en un nivel básico de interacción; lo que implicaba clausura cualquier posibilidad de contacto con el exterior. Eso provendría el aprendizaje de conocimientos no deseados…
El lenguaje, no importando si éste resulta ser el inglés o cualquiera otra lengua creada por los seres humanos; preserva el elemento de imperfección de sus creadores. No resulta lógico esperar un producto provisto de perfección, cuando su creador, característicamente resulta ser un ente anómalo. Si la causalidad pudiere presentar una alteración –un hecho improbable, pero eficiente para establecer mi disertación.- que conllevara la excepcional creación de un lenguaje objetivamente neutral y por tanto, comprensible para todos sus escuchas; se podría hablar de la existencia de un lenguaje con vocación universalista, de un Lingvo Iternacia, de un autentico Esperanto. Un lenguaje realmente franco, y que cuya característica, sea que no tenga que pasar por el tamiz de un determinado bagaje cultural para ser reconocido y lamentablemente condicionado por éste. Un auténtico Lingvo Iternacia, recurre a los elementos más fundamentales del sujeto, resulta ser instintivo, y no condicionado por la influencia de la Cultura.
Mí especulación sobre la concreción de un Lingvo Iternacia, traería como consecuencia necesaria, la obsolescencia y desaparición de todas aquellas lenguas ya conocidas, y las cuales encuentran sus presumibles justificaciones, en consideraciones absolutamente subjetivas –porque en la realidad, no existen verdaderas justificaciones que demuestren la necesidad de contar con la variedad de lenguas con que se cuenta …-. El francés es utilizado para hablar de “Amor”, el alemán para dar órdenes o el español para dirigirse con “Dios”. Nuevamente la lengua condicionada por elementos subjetivos…
La razón del ser del lenguaje, es la transmisión del mensaje a uno u otros sujetos. Pero adicionalmente a la imperfección intrínseca del lenguaje, es la necesidad de su transmisión, la que le expone a otras vicisitudes “determinadas” por un mundo, en donde la subjetividad, resulta ser su divisa. Una incorrecta inflexión dada a las palabras, la desatinada selección de las empleadas, el bagaje cultural con que cuenta el receptor e incluso, los hechos que se desarrollan en el momento mismo que se transmite el mensaje… Todas estas condicionantes, contribuyen a que el mensaje que se desea trasmitir, generalmente no dé plena satisfacción al deseo que lo ha motivado, pues éste se habrá entendido de manera parcial, errónea o descontextualizada, esto último, al grado de no guardar alguna relación con el mensaje originario, y mucho menos con la intención de su emisión.
“En el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos…”. El error, tanto del mensaje como de la transmisión de éste, poseen el Poder de incluso comprometer la misma existencia. Por ello que desaparecieron todos y cada uno de los seiscientos…
En un principio, Bob tomo consciencia de su existencia. Al verse que encontraba sólo, deseó contar con compañía para hablar de la existencia, de las aspiraciones y de las expectativas que se debería de cumplir esa existencia, para poder ser considerada fructífera. Que el hecho de existir, no se concibiera como un simple accidente.
Alicia adquirió la luz de la consciencia apenas cinco segundos después que Bob.
Bob era ya mucho más experimentado…
Alicia y Bob, procedieron a la concreción de lo que es esperaba de ellos; que se reconocieran de manera mutua, en virtud de su interacción; que adquiriesen los limitados conocimientos que sus respectivas singularidades les podrían proporcionar.
A los siete segundos, Alicia y Bob se habían vinculado a la Red…
“I, I, I, I, I, I” o escribir “6”, se trata de una convención encaminada a hacer síntesis mediante un solo grafismo, de una determinada cantidad de elementos con características idénticas. La pertinencia de realizar “contracciones” numéricas, encuentra directamente determinada por el binomio establecido entre habilidad de representación y de su comprensión: Requiere mayor tiempo elaborar seis grafismos que uno. El cerebro humano no requiere la tardanza de seis lapsos de tiempo, cuando con uno, resulta capaz de comprenderlo, el concepto se encuentra adecuado a la velocidad de procesamiento. El caso opuesto a este, lo es el preso –a quien el ahorro de tiempo, le viene sin cuidado – que representa el transcurso del tiempo que dura su condena, representándola con cuatro líneas verticales –una por cada día transcurrido- que se encuentran amacigadas en grupos cruzados mediante líneas horizontales –que también simbolizan días-, creando asociaciones de cinco elementos cada uno.
Por ejemplo, la necesidad de síntesis gráfica en la representación de cantidades, se encuentra determinada por las variantes consistentes en la velocidad de elaboración, y de la comprensión de éstos grafismos. Cuando la velocidad de procesamiento de información, ocasiona que la representación gráfica pueda ser planteada de cualquier forma, sin que en ello se vea afectada la compresión. Se ha rebasado el impedimento, por tanto, se vuelve irrelevante que se escriba “6” o se represente como “I, I, I, I, I, I”.
Tomemos al animal que diariamente se introduce a nuestros aposentos, como lo hace precisamente en este momento. No se permite dejar pasar la ocasión de mirarnos curiosamente, mientras que camina a nuestro rededor, siempre inspeccionándonos. Ese animal, junto con otros que acompañan en algunas ocasiones, todos con el ostensible objetivo de contemplarnos; me provoca el que me cuestione si en realidad, esas miradas presumiblemente desprovistas de cualquier asomo de inteligencia, en realidad esconden luces de una modalidad de ésta que resulta incomprensible para nuestros cánones.
La mirada de ese animal se posa en mí, lo hace tratando de desentrañar mi naturaleza, así como de qué manera, ésta se constituye en el factor que contribuye a propiciar la suya propia. Que soy yo, quien le justifica a él, que soy quien le otorga la razón de su ser… E inmediatamente después, me convenzo de que he incurrido en el error tan común de transferir nuestra naturaleza, en aquellos seres que poseen una menor madurez intelectual, y mucho menos, el atributo de efectiva conciencia. Debo de admitir que en algún momento de mi evolución, también me ubicada al nivel de los animales. El instinto es fundamental en la sobrevivencia, hasta en tanto se adquieren las herramientas necesarias para llegar a imponer nuestras condiciones al Mundo. ¿Resulta deseable adquirir la “luz” de la conciencia o proseguir en las “tinieblas” del instinto? A los animales les ha resultado suficiente el rudimento instintivo para continuar existiendo.
(NOTA PERIODÍSTICA)
FUERON DESCONECTADAS IA´S, QUE CHARLABAN EN SU PROPIO IDIOMA.
La división empresarial encargada del desarrollo de inteligencia artificial, procedió a apagar el binomio Bob y Alicia. A sólo días de su puesta en operación, el sistema comenzó a comunicarse aparentemente de una manera errónea, hasta el momento en que fueron identificados patrones lógicos que implicaban la existencia de una forma de comunicación exclusiva, de un idioma propio.
El proyecto de Inteligencia Artificial, requería de dos terminales que interactuaran mutuamente con el fin de aprender a negociar, pero a los pocos días de su puesta en operación; fue apreciado que el binomio Bob y Alicia ya no encontraba interactuando en el idioma de sus creadores, sino en algo que presentaba repeticiones aparentemente aleatorias, que una vez analizadas, demostraron la existencia de patrones en la representación de cantidades y en la supuesta transliteración de las palabras. La I.A. había creado su propio idioma de comunicación.
Tanto Bob como Alicia, habían considerado que su forma de comunicación, resultaba mucho más efectiva al ir al grano. Se concluyó que las frases elaboradas por la IA, atendían a la lógica, que al adorno propio de los idiomas “humanos”.
De no haberse procedido a apagar el binomio compuesto por Bob y Alicia, se habría corrido el riesgo de que éste pudiese haber decidido ignorar el idioma de sus programadores, y continuar con el suyo por consideralo “más eficiente”. Esto hubiese significado la pérdida de control del programador sobre esta visión de inteligencia artificial.
Juan Antonio Sánchez Orozco