Versus – Hereditary

Hereditary o el Legado del Diablo, su título en español, es la ópera prima de Ari Aster y para ser honesta era una de las películas que más esperaba este año. Producida por el estudio A24, quien hace poco nos dio títulos en el género del terror como La Bruja (Robert Eggers, 2015) y Viene de noche (Trey Edward Shults, 2017), ha dado un revuelo y un nuevo giro al horror. Un horror que viene desde la psique y lo fantástico pasa hasta cierto punto a un lado, el mal es humano, no más.

El filme se centra Annie (Toni Collette) junto con su familia, quienes después de la muerte de la madre de Annie y cuya relación es descrita como difícil, pena el hecho de haber perdido a su madre a pesar de la estoica relación que tenían. Su familia en duelo, ella más que sus hijos, que en cierta medida el mayor, Peter (Alex Wolff), nunca fue tan cercano a su abuela como su hermana menor Charlie (Milly Shapiro). Después de este punto la familia de Annie, y ella misma, no vuelve a ser los mismos y se ven envueltos en trágicas, embrujadas, situaciones.

El hecho de que el filme se toma el tiempo necesario para asentar la trama, los personajes, la relaciones entre ellos,  permite que este se desenvuelva de una manera tan natural para permitirnos entender que compartimos la perspectiva de los personajes. Ese sentir de incertidumbre, de pérdida, sin entender el porqué algo siniestro está sucediendo.

Hace mucho tiempo no veía un filme que me recordara al suspenso y construcción que logró Argento con Suspiria (1977). Es decir, realmente sabemos qué hay algo maligno, no sabemos qué es, pero está presente, inclusive desde el inicio. La abuela, la madre, la hija, hay una herencia, hay una sucesión de algo tenebroso, sabemos qué hay brujería, pequeñas señales por todas partes: en un poste, en el jardín, en un sonido, en el piso, en la ausencia.

Una de las cosas que más me gustó fue el hecho de que el ser causante de cada una de las desgracias que le sucede a esta familia no tiene tiempo en pantalla, es un ser que estuvo pero en el momento es ausente, y en verdad es maravilloso.

Toni Collette es un monstruo, es excelente, es una de las pocas actrices que ha teñido papeles en los que se explora la maternidad de diferentes modos y sensibilidades. En este filme ella es brutal, es amorosa, sí, pero tiene duelo, los momentos agrios de ser madre, la manera cruel con la que se expresa, piensa. Es interesante ver la madre de dos modos: una egoísta, otra cariñosa, una dualidad que no se ve expresamente en películas y mucho menos de terror.

Tal vez el Legado del diablo le gané al reboot de Suspiria por Luca Guadagnino, tiene muchas expectativas, además de superar o tan sólo llegar al nivel de la película original, tendría que llegar al mismo nivel que esta. Una película que deja ver que la familia así como puede reconfortarte y amar, al final te puede destruir.

 

Ángela Pintos

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