Las increíbles, incongruentes e incróspitas aventuras del Marqués de Topochico (1552 – 1599)

1552.- Fray Bartolomé de las Casas redactó su “Brevísima relación de la Destrucción de las Indias” ayudado por el Marqués de Topochico, quién le proporcionó el material con varios integrantes de su servidumbre mexica.
Los únicos vestigios arqueológicos conocidos de la cultura wawis los descubrió el Marqués de Topochico es su campaña contra los indios hopi.

1560.- Juan Fernández Ladrillero, Baltasar Rodríguez y Andrés Toscano, vecinos de la Villa de Colima, iniciaron la pesquería de perlas en aguas del puerto de San Juan de Salagua. El Marqués de Topochico, como buen emprendedor, los apoyó con su fortuna, generalizándose así en el Virreinato el nombre de Salagua como propio de este puerto de Colima.
Además de gustarle la lectura de libros píos e impíos, el Marqués de Topochico también ha incursionado en terrenos de la escritura, haciendo novelas, crónicas y glosas muy acertadas sobre sucesos de gran trascendencia en la historia del Nuevo Mundo y el Viejo también, por ejemplo: “Historia de los sucesos de la conquista del reino de Zoquiapan de los Zapotes”; “Derrota de la tribu de los Chimiscuiscuas”; “Relación de los viajes del blasfemo y protestante holandés Petrus Kronenburg en las tierras del África negra” o la deliciosa “Oda a la mirada turbadora de Lady Rain, reina de Naucalpan de Juárez”, escritas todas en gruesas hojas de papel ceutí.

1563.- El Marqués de Topochico se metió de colado a la fundación de la Villa de Victoria de Durango en el Valle del Guadiana por Francisco de Ibarra, inventando ya en el banquete que siguió el llamado “Pasito Duranguense” en una crisis de diarrea causado por comer barbacoa en mal estado.
Uno de los más grandes placeres que puede haber para el Marqués de Topochico al empezar el día es tomar su espumoso chocolate hecho al punto por su cocinera mame La Yuyis en una batea michoacana sobre un mantel de listado madapolán, rodeado de blandas catalufas para así comenzar con sus asuntos de negocios en los andurriales, ostugos y recovecos más sórdidos de esta Sultana del Norte.

1566.- A pesar de emprender varios negocios, el éxito eludió siempre al Marqués de Topochico por lo que, harto, decidió unirse a la conspiración de Martín Cortés a ver si con eso adquiría algo de respeto pero cuando la descubrieron, nuestro anti-héroe tuvo que vivir a salto de mata los próximos cinco años.
Se puede decir que el Marqués de Topochico ha estado en todos los círculos sociales, desde los más refinados de pelucas almidonadas y blanqueadas con talco hasta los más abyectos arrastraderitos en donde se practica la nigromancia, geomancia, sortería, las artes sisorias y las cerradas artes adivinatorias, ha estado en camarillas repletas de alambiques, matraces, picudas retortas y hornillas con individuos que invocan nombres como Belcebú, Leviatán o Astarot. Toda esta raza proterva, relapsa y contumaz que dicen las malas lenguas, han tenido contubernio con Baal y todas sus huestes demoníacas.

1571.- Debido a que era un hombre buscado en todas las ciudades, villas, pueblos y encomiendas del Virreinato, el Marqués de Topochico decidió unirse a la expedición de Miguel López de Legazpi, la cual fundó la ciudad de Manila en las Filipinas.
El Marqués de Topochico escribió el «Manual del Charolastrismo» cuando estaba mal de dinero y quería crear una nueva religión para ser el sumo sacerdote para que así sus fieles lo mantuvieran. A veces nuestro Marqués peca de vil huevón.

1574.- Debido a un lío de faldas con una hermana del pirata chino Limahong en Filipinas, el Marqués de Topochico escapó de la isla en una embarcación que lo llevó directamente a las islas que meses más tarde descubriría el marino Juan Fernández. El Marqués de Topochico es un eminente seguidor de las artes onanistas y hace suyo el grito de guerra de “¡La puñeta os hará libres!” del hereje cátaro del s. XIII Chirivas Chairez.

1577.- Después de tres años viviendo como un verdadero salvaje y hasta la madre de comer sólo mangos, jaibas y cangrejos, el Marqués de Topochico se hizo a la mar y se encontró con una de las embarcaciones de la expedición de Francis Drake alrededor del mundo. Décadas más tarde le contó sus experiencias a Daniel Defoe a cambio de cinco toneladas de rapé y diez barriles de ginebra y ocho de cerveza en un “pub” de Londres después de la llamada Revolución Gloriosa de 1688.
Una de las primeras casas del Marqués de Topochico en la grandilocuente ciudad de México era sita en la sureña calzada de Tlalpan, en el llamado Callejón de los Tlacoyos.  En ella, él organizaba verdaderas bacanales romanas con alto grado en depravación en las que el espíritu de Baco corría libre por las chinampas, los unciosos invitados acudían gustosos -estando entre sus invitados el mismísimo Vicario Provincial de Zoquiapan de los Petardos- y con júbilo a estos orgiásticos convites en donde siempre se escuchaba una música sintética y antinatural de naturaleza protestante de más allende la mar, llamada “rock and roll”… algo así como “mece y rueda”, originaria de las perversas islas de Albión y también de las lejanas colonias del norte, que el maligno las confunda por toda la eternidad.

1581.- Termina el viaje de circunnavegación del globo por Francis Drake por lo cual fue hecho caballero por la reina Isabel I y al Marqués de Topochico ni quien lo pelara a pesar de haber ayudado al “idiota de Francisco” varias veces a que no se perdieran las embarcaciones. Nuestro personaje se largó de Inglaterra, repelando de todos los ingleses. De aquí se teoriza que comenzó su odio acérrimo hacia la “protestante y hereje isla de Albión”.
Casi a la mitad del s. XX, el poeta Pitirín Poliedro Pérez escribió un libelo surrealista sobre la batalla del Marqués de Topochico contra su más grande enemigo El Duque de Urdangarín.

1582.- Ya de regreso en el Virreinato de la Nueva España, seguro de que no lo iban ya a perseguir las autoridades por su desliz revolucionario con Martín Cortés, el Marqués de Topochico conoció a Luis de Carvajal y participó en la fundación de  la villa de San Luis Rey de Francia, la cual con el tiempo se convirtió en la ciudad de Monterrey.

Y ahora un lindo entremés para todos ustedes de la certera pluma de uno de los contemporáneos de nuestro Marqués de Topochico: Don Miguel de Cervantes Saavedra.

Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla

Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh, gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.

Esto oyó un valentón, y dijo: «Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente.»

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

 

1585.- Después de meses de enorme esfuerzo de su parte, el Marqués de Topochico por fin logra introducir el chocolate al mercado europeo, ganándose el merecido apodo de “El Marqués de chocolate” y gran fama. Siglos después, aparecería en el folklore mexicano la canción “El Rey de chocolate” popularizada por Don Gabilondo Soler, creador del saltamontes antropomórfico Cri-Cri, basándose en su leyenda.
Todavía hasta hoy se especula en el INAH sobre si el Marqués de Topochico fue aliado del cacique Cuauhtlipopoca en la famosísima batalla de Temascaltepec de los Tompiates o no.

1588.- Con la derrota de la Armada Invencible española por las “demoníacas huestes de Albión”, el Marqués de Topochico guardó luto y se encerró por tres años en su Hacienda de Calpulalpan de los Mixiotes en la Provincia de Tecojotlán. Las crónicas de la época dicen que en las noches se oía la interminable oleada de maldiciones que salían de su estudio, asustando a los arrieros y caminantes, creyendo que era un espíritu del más allá.
Es cosa bien sabida que en los veranos, todos los domingos se encontrará al Marqués de Topochico en un patizuelo o azotehuela para combatir los calores de esta ciudad murada o en un portón de enmohecidas alguanzas y llaves de ferrugientos sonidos, observando al vulgo leer impostas dadas por maestres arrogantes y disfrutando de un  gaseoso refresco de nueces de cola o una refrescante agua de Jamaica, vicio que contrajo por su tórrido romance con una dama de ojos felinos y turbadores de la nobleza de Naucalpan.

1592.- Con el asalto del galeón portugués Madre De Deus por corsarios ingleses, el Marqués de Topochico decidió armar un ejército recorriendo las partes más salvajes del norte del Virreinato para combatir a la amenaza de “esos condenados protestantes de mierda”, asegurando que tarde o temprano irían a expandir sus territorios allende del mar. De aquí surgió su legendario ejército del “Relámpago del Sotol” conformado por rarámuris teporochos,  yaquis travestis, mayos heroinómanos, pimas subnormales, pápagos sodomitas, seris asesinos, ópatas opiómanos, guarijíos mercenarios, apaches mariguanos y demás personas de bien.
Hubo un tiempo en que el Marqués de Topochico se dedicó a la venta de telas que le llegaban de ultramar, el negocio se llamaba “Telas Poncho” debido a que su socio tenía por nombre Alfonso. En él proveía a la ciudad de lampotes, cotanzas, holandas, holandillas, ruanes, bretañas, canaquíes, cotonías, angeos, cambrayes, retores, estopillas, estopa de lino basto y grosero, bombasíes, bramantes, caserillos, floretes, mitanes, gámbalos, chaconadas, alhames, gorgonelas, imperialetes de Castilla, sinafabas, finetas corrientísimas creas y blanquetas. Con este negocio se hizo rico, más por desgracia dilapidó toda esta riqueza en aras de sus depravaciones y filias.

1596.- Durante sus viajes por las bárbaras tierras del norte en busca de guerreros osados y valientes, el Marqués de Topochico atestiguó la tercera y última fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey a cargo de Diego de Montemayor, de quién se haría entrañable amigo y gran compadre.
La música del reggaetón no es más que una eterna cáfila de afrenta, una sanfracia interminable para los oídos del Marqués de Topochico, es más, se dice que la primera vez que oyó esa música nefanda originada en Panamá y desarrollada en Puerto Rico, le sangraron los oídos por tres días sin cesar, alarmando a toda la servidumbre y sus amistades.

1599.- Diego de Montemayor fue nombrado gobernador del Nuevo Reino de León por lo que El Marqués organizó tal celebración cargada de tales excesos que el pobre no volvió a estar sobrio sino hasta una década después.

Nada hay qué le dé más algazara al Marqués de Topochico que leer toda una caterva de libros raros, los cuales causan que haga mucha gresca y tremolina, teniendo a toda la servidumbre en el eterno soponcio y dándose a todos los diablos por permitir que su amo entregue sus horas de ocio a tan nefanda ralea de textos, muchos de los cuales, están seguros, son prohibidos por la Inquisición.

 

Gerardo De La Garza

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