Lamia se quita los ojos y se los pone a la luna.
Cada veintiocho días lleva a cabo este ritual.
Así puede mirar una vida pasada…
Hera no ha matado a sus hijos, ella conserva su cuerpo de mujer y Zeus la ama.
Ojos brillantes que borran el pesar y también el horror de verse transformada en sierpe.
Poderosa luz de luna que logra detener las ansias de beber la sangre de los hombres y de los hijos de las demás.
Macarena Muñoz Ramos