Versus – 2001 Odisea del espacio

Alguien definió una obra de arte en función de la cantidad de información coherente que contiene y comunica dicha obra. Bien, estamos ante una innegable obra de arte que nos fue regalada por Stanley Kubrick el 4 de abril de 1968 en su país de origen. Hasta el 3 de Octubre, no se olvida, se pudo ver en México.

Tratar de abordar una obra que tiene significados en tantos niveles diferentes es una tarea titánica que sobrepasa las capacidades de análisis de este entusiasta de la ciencia ficción, lo reconozco, me queda grande. Así que prepárate a leer una odisea bien despacio.

¿Significados?
Así habló Zaratrusta es un libro de Nietzsche. Ok.
Así habló Zaratrusta es un poema sinfónico de Richard Strauss. Ok.
Así habló Zaratrusta es el inicio de la banda sonora de esta película, claro, después de haber escuchado casi tres minutos de sonidos, o música, en una pantalla totalmente oscura al inicio del film. Lo siento, esta obra no es para cualquier espectador.
Ese libro te habla de (te sugiero encarecidamente que lo leas) un par de conceptos muy pesados: La muerte de dios y el «superhombre» que evoluciona de la bestia al hombre y de este al superhombre. Ya, la tarea la haces tú. Sólo te lo comento para que te des una idea de las profundidades de significados que puede tener este film.

¿Odisea? Sí, en cualquier acepción del término: Un viaje de larga duración, cuatro millones de años en un planeta o dieciocho meses en una nave, tú eliges. O bien una serie de penalidades para lograr algo, llegar a Júpiter o sobrevivir como especie o completar una misión. De eso se trata la historia.

El amanecer del Hombre. Y del cine de ciencia ficción tal y como lo conocemos.

El señor obsesivoporlasimetría Kubrick te va a regalar a lo largo del film encuadres totalmente simétricos: inicia con una alineación entre la tierra, la luna y el sol. Y, hay que reconocérselo: infinidad de contenidos audiovisuales de ciencia ficción están en deuda con este cineasta.

La historia inicia siguiendo a un grupo de homínidos que habitan un paraje semidesértico. Vemos su vida cotidiana y nos percatamos que no hemos cambiado gran cosa: Nos la pasamos buscando alimento, cuidando a la familia, maldurmiendo por las preocupaciones (el pago de la hipoteca o el jaguar de ojos rojos (ojo con los ojos rojos) que nos acecha), me atrevería a decir que Kubrick predijo nuestro comportamiento en la redes sociales: Hay una escena donde un grupo de monitos se enfrentan a otros desde sus respectivas orillas de la charca donde van a beber. La imagen perfecta para describir nuestras discusiones en feizbuk: muchos gritos, pocos roces y todo vuelve a la normalidad después de descargar nuestra furia contra el contrario.

Un buen día aparece un monolito, un objeto totalmente rectangular que invade el espacio de refugio de nuestros protagonistas. Se alarman, se espantan, gritan, se acostumbran y lo olvidan. Lo dicho, no hemos cambiado mucho: tu sociedad frente a los gasolinazos por ejemplo. Los famélicos personajes viven rodeados de recursos y no se dan cuenta, no se les ocurre, que pueden aprovecharlos y cambiar su destino, igual que esta patria que sigue votando por los mismos de siempre; deambulan rodeados por tapires que compiten con ellos por el forraje, no les temen porque está un poco mensos, los monos, no los tapires. Hasta que un buen día algo cambia. Alguien ha tocado con su mano el monolito, no sabemos cómo pero sospechamos por qué, un buen día se le ocurre empuñar una herramienta: un hueso de los que abundan por ahí. Eso lo convierte en un «supermono», gracias, Nitzsche. Encuadre simétrico de monolito, sol, luna. Matan un tapir, comen su carne, se hacen más fuertes, matan más, comen mejor, les crece el cerebro y pueden partirle su mandarina a la competencia: Una idea interesante tratada lateralmente en El Cerebro de Broca de Carl Sagan. Por cierto, aquí es donde te recomiendo leer la novelización de la película, es más expresiva que el film, te dice más cosas que el lenguaje cinematográfico elige no hacer explícito.

Bien, esto nos llevaba a una de las más geniales, gracias, Kubrick, elipsis en el mundo del cine: del huesito a la nave espacial. Bien, muy bien, pero creo que en lo que nos insiste el director es su moraleja: Quien domina la tecnología sobrevive. Aunque no nos guste, tercermundistas. Sigamos.

Pan-am, recuerda, eran los sesentas, Hilton, Howard Johnson, Picturebell y el Danubio Azul nos muestran cosas que se suponía iban a permanecer. También hay estaciones espaciales, lanzaderas, bases lunares, reconocimiento vocal, las videoconferencias. Eso y vemos las escenas espaciales más realistas que había en esos tiempos de cero CGIs. Y por realistas las escenas son sin efectos de sonido, en el espacio no hay sonido, y lentas. Vaya, si ya nos mostró la vida cotidiana de los simios hace cuatro millones de años porque no hacerlo hora. No te duermas.

Todas las obras son hijas de su tiempo: Aquí coexiste la guerra fría, no hay personajes de piel oscura, no se habla de preferencias sexuales, sigue habiendo dios y la perenne bandera de las barras y las estrellas aparece cuando se ordena guardar el secreto de lo descubierto en la luna argumentando, como buenos conspiracionistas, una epidemia en la base lunar; los hombres de negro no pensaban tan diferente: las masas aborregadas no sabrán cómo actuar si se les dice que no estamos solos en el universo. Ellos no, nosotros, los dueños del fémur, sí. Volvemos a lo mismo, no hemos cambiado nada, el hueso manda, pregúntale a tus políticos que siguen reservando información, claro, siempre por tu bien, estafa maestra.

Ya viajamos de la tierra a la estación espacial, de esta a la estación lunar, de esta a la excavación donde se encontró un monolito. Lo más normal. Aquí, y justo aquí nos remontamos al origen, no de otra cosa si no de la inspiración de esta película: un cuento de Arthur C. Clark escrito en el 48 y publicado en el 45 del siglo pasado. Y reseñado este viernes en este tu Ojo de Uk: El Centinela. La bellota que da lugar al roble, le gustaba decir a Arturito cuando se hablaba de ambas obras. La idea es genial: voy y siembro inteligencia en ese planetita, vengo y me escondo a la luna el tiempo que sea necesario, no tengo prisa, ¿cuatro millones de años? Claro, sin problema, entonces, si: evolucionan, sobreviven, dominan, generan tecnología, no se matan, desarrollan viajes espaciales, me detectan y me desentierran, entonces, y sólo entonces, pensaré que vale la pena proseguir el experimento. Cuantas ideas en una historia tan compacta. Gracias, señor Clark. Bien, tras ser tocado por otra mano, ahora humana aunque enguantada, el monolitoalarmadespertador avisa cuando amanece y ve la luz del sol mientras la raza se tomaba la foto pal feiz y se larga. Debo agregar que la música, o el sonido, durante esta parte del film es desconcertante, te trasmite la idea de que somos ajenos al lugar y a los acontecimientos. Es un agasajo para los dos sentidos que usas al ver una película

Misión a Júpiter.

El drama sucede en la Discovery, una nave que me recuerda, perverso que es uno, a un espermatozoide: es cabezona y justo ahí lleva la información, es  alargada y su propulsión está en la cola. Ahora la música transmite nostalgia, soledad, abandono, recuerda un poco a la distante en el futuro Aliens. La nave es un personaje que contiene a seis personajes más: A David Bowman, Frank Poole, tres astronautas hibernando y a Hal 900 con su ojito rojo, ojito rojo ¿recuerdas? Aquí debo mencionarlo: los ojos rojos son en la ciencia ficción un recurso para señalarte que la tecnología es amenazante ¿recuerdas a Terminator, a Gir el de el invasor Zim, Eva de Wally, incluso Baymax de Hiro? I rest my case.

Kubrick debe mostrarnos la vida cotidiana abordo de la nave: las tabletas, las rehidratadoras de comida que te sirven: frijolitos refritos, guacamole, queso panela y pollo en achiote. Revisa bien la escena si no me crees. Todo leeento. Tiene que desquitar la construcción de los escenarios: por ello te muestra con lujo de detalle la vida en la nave. ¿Cómo dices? ¿Lenta? ¿Ya te aburriste? Ya te había advertido que no es para cualquiera, si gustas ya estrenaron Red Player One, pásale a verla, ahí está la salida. Rúmbele. Cof, cof, continuamos.

Hal 9000 es algo que tal vez en estos momentos podríamos llamar una inteligencia artificial, o casi: es la encargada de controlar la nave y de llevar a buen termino la misión. Tiene una voz que emula las emociones humanas, un impecable acento bostoniano, en mi vida he oído a un bostoniano pero habla bien bonito. Hal conversa, y convive, aunque suene chocante el término, con los astronautas despiertos. Es curioso, pregunta, cuestiona, es orgulloso, se defiende, se sabe infalible y unas cositas más que te irán soltando a lo largo del filme.

Hal habla más con David que con Frank. Le comunica a este sus dudas y extrañamientos que se dieron antes de su partida a Júpiter. Al hacer esto comunica, como con un repentino cambio de tema, una falla en la unidad de alineación de la antena. Si eso falla se quedarán incomunicados. Así que sugiere cambiarla.

Siendo diseñador industrial aprendí que los objetos tienen un binomio inseparable de sus atributos: forma y función. En la cápsula EVA, las navecitas que usan para salir de la Discovery, veo esa belleza alcanzada por el binomio antes mencionado: es un objeto sumamente útil y eso lo hace sumamente bello. Vaya, puedes decir que todo lo que aparece en la película es bello. Hasta los monos. Ok, ok, no tanto. Mi respeto para el diseño de producción que se apoyó en diseñadores industriales de conocidas compañías americanas de aquellos entonces.

El sonido. Oh, sí. Aquí el director hace gala de transmitirte lo que le da la gana: La respiración de algo biológico dentro de un traje espacial. La respiración de algo mecánico en el sonido de un gas circulando, que básicamente viene siendo lo mismo que en el caso anterior. Los silencios. Los ruidos. La música. Eso es una experiencia singular aunada a la experiencia visual. Por eso el señor es un genio.

La unidad señalada es revisada y no le encuentran fallo. En este punto ya agarramos a Hal en la movida. O es inepto o miente, mira igual que un ex secretario de hacienda que ahora quiere ser tu presidente. En cualquiera de los casos estás perdido. Amén de que el gemelo bueno de Hal, que se quedó en la tierra, chismea que Hal se equivocó. Como buen mentiroso dice qué nunca le ha pasado eso, que es la primera vez, que él no necesita viagra, que en todo caso es falla de un factor humano y cosas así. Sugiere que la unidad sea recolocada hasta que falle para saber, entonces sí, porqué fue el fallo predicho por Hal.

Frank y David sospechan y tratan de hablar en privado sin la escucha de Hal, por ello entran en una EVA arguyendo un malfuncionamiento que deben revisar. Prueban apagando el sonido y gritándole a Hal, este no responde. Sintiéndose seguros llegan a la conclusión de que si la computadora sigue fallando habrá que desconectarla. Muerte cerebral que le llaman. Está es a mi juicio la escena más dramática de la película por lo que ello implica, pero el director te lo explicará más adelante. Aquí y justo aquí hay una frase que te sonará harto conocida: I´ve got a bad feeling about… him. No, te falló, no es about that, es about him. Sí, ya sabes quien se pirateo a quien.

Finalmente los astronautas deciden seguir las instrucciones y reinstalar la unidad. Claro que la lógica es perder-perder: Si la unidad falla, Hal hubiera tenido razón. Pero sabe que pierde porque la unidad no fallará. Si la unidad no falla, quien está fallando es Hal. Perder-perder.

Intermedio.

Una escena, de nuevo, totalmente en negro con músicaruido. ¿Sigues aquí? Qué bien, sigue leyendo. Por cierto, en aquellos años, al menos en el rancho grande donde vivo, las funciones de cine se interrumpían a la mitad del metraje para que fueras a consumir a la dulcería. Datos que a nadie le importan.

Hal, como todo ser que trata de vivir en dos realidades y tiene que mentir para acoplarse a ello, se desquicia, se vuelve un neurótico (bueno tal vez sólo los candidatos presidenciales no se desquicien ante esa situación). Asesina a quien primero podría evidenciarlo: Frank que salió a cambiar la unidad. David sale en su rescate, regresa y Hal le niega le entrada. Le habla en nueve ocasiones y es ignorado. Algo, ¿el remordimiento? hace a Hal contestar. Le explica que él es un impedimento para el cumplimiento de la misión así que ha decidido no dejarlo entrar. ¿El motivo? Leyó los labios a sus compañeros mientras estos planeaban asesinarlo. Y he aquí el drama supremo en la película: Hal no los escucha cuando ellos apagan el sonido de la nave, pero sabe que le están dando órdenes porque sabe leer los labios pero les hace creer que él no se enterará de lo que digan cuando lo hace totalmente. Es una máquina que ha aprendido a mentir y se rebela ante su creador: una vez más, dios ha muerto a manos de su criatura. La conversación para lograr el acceso a la nave cae en un bucle repetitivo del cual no hay manera lógica de salir por lo que decide dar por terminada la charla. Algo muy útil en caso de las discusiones por el feizbuk. Aprende.

David se sobrepone a su destino y logra entrar a la nave. Hal, al saberse descubierto, vencido y en peligro, se transforma en un ser suplicante. Sabe lo que le espera, por ello tiene la esperanza de que David sea benevolente, cosa que Hal no hizo con él; y promete, que ahora sí será buenito cual esposo golpeador enfrentando a la ley; y negocia, que si lo deja en paz cooperará para cumplir la misión; El ser menos humano se transforma en el más humano: un asesino por causas que él cree justificadas. También a los hibernantes les da su despedida a circuito frío. Un logro genial del guión y de la ciencia ficción.

David hace lo que tiene que hacer si quiere sobrevivir: Quitarle el poder que Hal tiene sobre él. Dejar de ser esclavo para tomar su destino en sus manos. Metafísica para avanzados. David se acerca al cerebro de Hal, hay un fotograma inmejorable donde vemos el ojo del computador reflejando la figura cercana de Daivid; vemos a un asesino reflejado en la pupila de su inerte víctima. Hal pierde su mente y lo dice. Hal siente y lo expresa. Hal teme y lo llora. Vemos sufrir a David. Perdió a su compañero, ahora a su acompañante. Se sabe solo y asesino. Al casi desconectar la computadora, por cierto, los módulos parecen minimonolitos, esta transmite un mensaje: La explicación de porqué el sigilo y porqué la orden de que Hal ocultara el verdadero objetivo de la misión a sus compañeros de viaje: El secreto que Heywood Floyd ordenó, desde la luna, se guardara a como diera lugar. Y he aquí las consecuencias: ordénale mentir a alguien que no esta diseñado para hacerlo y lo vas a descomponer. Así sea un niño o una inteligencia artificial.

Una vez más, dios a muerto: quien controlaba la nave, las vidas y los destinos de los hombres ha sido muerto por el hombre. ¿Así o más poético? Saludos, Nitzsche ¿Y ahora?

Pues ya qué. Si ya estamos aquí junto a un monolito enorme que orbita Júpiter, vayamos a ver. Lo que sigue es el viaje más alucinante del cine: casi media hora de tomas y sonidos surgidos del más ácido de los viajes lisérgicos. Cómo extraño los sesentas. Amor y paz. Nadie te explica nada, no entiendes nada, no sabes nada, y, estoy seguro, fue lo que Kubrick te quería transmitir: ¿acaso si viajaras por un agujero de gusano sabrías qué es lo que está pasando? No, verdad, deja de criticarlo y déjate caer.

El último acto es el paso del tiempo sobre David: un envejecimiento que vemos en minutos. El ser astronauta y verse como anciano; el ser anciano y verse como moribundo. Ser moribundo y, nuevamente, extender la mano para tocar el monolito para evolucionar en un fetal nuevo ser que flota en la habitación decorada arcaicamente. El hijo de las estrellas te diría la novela ha nacido. El superhombre ha nacido.

Que viajezote.

Te agradezco haber llegado hasta esta parte de la lectura.
Te sugiero que si no has visto la película la veas, es cultura general y de la buena.
Si ya la viste vuélvela a ver o déjame tus opiniones o reclamos o todas las anteriores.
Esa película es toda una odisea, un deleite para tus sentidos y un reto para tu percepción y tu intelecto.
Ah, por cierto, si eres Warsi, en la Amenaza Fantasma, entre la chatarra de Watto, verás arrumbada una EVA. *blink, blink*

*suena «así habló zaratrusta»*

Samuel Carvajal

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