Y aun cuando rechazaras
mis letras
indecentemente amorosas.
Escritas y surgidas
de un corazón coagulado
atrofiado por el dolor de tu ausencia.
Y aun cuando ignoraras
estas letras
Inspiradas en el recuerdo
de mi boca seducida
por tus labios ¡oh! pecadores
Y si aún en la negrura de tu espacio
tus pretextos cotidianos
te impidieran:
leerme, oírme, saborearme
Y provocarme sobremanera
para terminar inundado
en los líquidos de mi propio cuerpo hambriento.
Al final
Las letras, devorador de mis emociones,
¡Ya están escritas!
La pasión de mi cuerpo,
la sigo saciando en el vaso
de otros cuerpos.
Y el amor, amor,
¡Me sigue supurando!
Angel Iván Sarmiento.