Versus – A Christmas Horror Story


“Amo los adornos, amo a Rodolfo, amo al bebé Yisus…
antes de que se convirtiera en un hipie con sandalias y pelo largo…”
El “Peligroso” Dan.

No soy exactamente un fanático de las fiestas navideñas, especialmente después de haberle pedido a Santa varios años seguidos un AT-AT a escala natural y haberme quedado con las ganas, pero tampoco me considero un Grinch así que, no con mucho entusiasmo, abordé la tarea de reseñar una película con temática navideña horrorífica. No, tampoco soy fan del horror pero ser editor es ser editor y hay que darle.

A Christmas horror story me resultó una grata sorpresa gracias a, o a pesar de, lo anteriormente mencionado. Es un acercamiento al espíritu navideño desde una perspectiva totalmente desconocida y novedosa para mí: El relato de cuatro historias diferentes, casi independientes, llevadas por el hilo narrativo de El “Peligroso” Dan, un radiolocutor locuaz, un William Shatner bonachón, afable, alegre y lleno de espíritu navideño y ponche con piquete. Amén de que las historias comparten tangencialmente el lugar, un pueblito nevado, como debe ser, llamado Bailey Downs, el trasfondo de su pasado reciente, y los personajes involucrados. Incluyendo a Santa y su fábrica de juguetes con elfos incluidos.

Los arcos narrativos que parten, sin hacer spoilers, de situaciones tan disimiles como: Un apocalipsis zombi en pleno taller de Santa justo la víspera de nochebuena; la no autorizada investigación por parte de un trío de adolescentes de un asesinato en la escuela preparatoria del pueblo, perpetrado también justo la nochebuena del año anterior; el extraño caso de una aparente posesión de un infante hijo de uno de los policías que investigó el asesinato anteriormente mencionado; la aventura de una familia acosada por Krampus, que yo ni la más peregrina idea de quién era el dichoso señor ese, gracias al mal comportamiento del benjamín de la familia. Hilvanadas las historias con la transmisión radiofónica del buen Dan.

Aceptado mi pecado del total del desconocimiento del dichoso Krampus, debo agradecer a la cinta me educara en esa austriaca mitología navideña: El susodicho es el equilibrio de la empalagosa festividad mediahipócrita, mediañoña e hiperconsumista de la navidad, cuyo espíritu está encarnado tradicionalmente por el gordo del traje rojo y no por el protohipie que nace ese día. Lo siento, para todo lo demás está Mastercard. Planteado de ese modo y con mi lado grinch a favor, la cinta me llamó la atención. El buen señor Krampus viene y atosiga a lo los niños que fueron malos y que no sólo no recibirán nada del gordo barbón, sino que se llevarán un merecido, y a veces excesivo, castigo por su mundano comportamiento. Tómala, barbón, el karma te saluda. Me agradó la premisa.

Siendo una película de horror navideña, algo así como salir de compras al centro de Monterrey en medio de las peregrinaciones guadalupanas en viernes de quincena justo antes de navidad, cumple cabalmente su función en hacer uso de los temas, no los voy a llamar clichés, del cine de horror: Las posesiones, los incubos, los exorcismos, la parafernalia de la religión católica con sus vírgenes, monjas, cruces y secretos innombrables. Los intercambios de niños por trolls, supongo que algunos padres saldrían ganando. La factura de la película, siendo de horror, recurre a eventos y tecnicismos propios del género: La levitación, los sustos por aumentos en el volumen del sonido de la cinta, los poltergeist, el manejo de la cámara que recuerda a la bruja de Blair, los zombis, el gore, una escena en la ducha, el gore, el fauno sin laberinto, e incluso una escena en el bosque donde esperamos ver rodar la cabeza de Darth Vader, ok, ok, exageré. ¿Ya mencioné el gore?

Todo lo anterior prepara un ponche muy sabroso aderezado con sustos, historias entretenidas y un final que no deja de sorprenderme. Insisto: lo mejor de la película es su narrativa no lineal, aunque peca en el paralelismo de las historias sin que estas lleguen a enredarse realmente, recuerdo al genial de Guillermo Arriaga y sus Amores perros o Babel por ejemplo, ¿El Negro Iñarritu? Perdón, señorito cinéfilo, hablaba del guión. Decía, el guión resuelve el final de una manera magistral. Es de esas películas que al final te hacen decir: A ver, a ver, a ver, o sea que…, quiere decir que toda la película… o sea… Y así por el estilo.

Así que yo, sin ser fan del horror y menos de la navidad, en realidad te recomiendo que te pases la noche buena, claro después de que tus familiares y amigos te pregunten que para cuándo te casas o haber puesto tu mejor cara de hipócrita para dar y recibir abrazos y regalos del wallmart… creo que me estoy proyectando. Como decía, sería una buena idea que pases esta navidad con una película fuera de lo común y  de las películas “navideñas” del canal cinco y su pobre choteado angelito, viendo Christmas horror story frente a la comodidad de tu chimenea. ¿Cómo, no tienes chimena? Ok, en tu pantalla de 62” ¿Tampoco? ¿En tu… ayfon? Ok, aprovecha y pídeselos a Santa a no ser que el señor Krampus venga por ti por andar escribiendo malas reseñas para el Ojo de Uk.

Felices fiestas.

Samuel Carvajal

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